Según relatos publicados en Misterios de la Inquisición y otras sociedades secretas (1845), atribuidos a Victor de Féreal y Manuel de Cuendias, esta hermandad delictiva habría nacido en Toledo en el siglo XV, extendiéndose luego a otras ciudades, incluida Sevilla.
Cada domingo, los Ángeles de la Ciudad, un grupo de voluntarios liderado por Francisco Ortiz, se han dedicado a devolver la dignidad y el orden a este cementerio.
Manuel García Montalván, el ceramista sevillano que creó la fuente, le otorgó un diseño que, más allá de lo decorativo, tiene una dimensión de belleza sencilla y naturalista.
El monumento en honor a Juan Sebastián de Elcano, que rememora el primer viaje alrededor del mundo, fue encargado por el Ayuntamiento de Sevilla en 1963 mediante un concurso público.
Inaugurada con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, esta obra se erigió como uno de los primeros puntos de encuentro para los visitantes, funcionando como una puerta de acceso cargada de significado.
El estilo barroco, popular en la Sevilla del siglo XVII, era utilizado en gran parte de la arquitectura de la ciudad para simbolizar poder, opulencia y el esplendor del imperio español en su máximo apogeo.
En 1929, con motivo de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, Manuel Delgado Brackembury, con la colaboración de Eduardo Castillo y Manuel García, fue el encargado de diseñar esta fuente.