El estilo barroco, popular en la Sevilla del siglo XVII, era utilizado en gran parte de la arquitectura de la ciudad para simbolizar poder, opulencia y el esplendor del imperio español en su máximo apogeo.
En 1929, con motivo de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, Manuel Delgado Brackembury, con la colaboración de Eduardo Castillo y Manuel García, fue el encargado de diseñar esta fuente.
Concebida por el talentoso arquitecto Antonio Gómez Millán entre 1912 y 1914, la Casa de las Moscas es el resultado de una audaz intervención sobre un solar de peculiar forma triangular.
El proyecto definitivo, que incluía la Puerta Nueva, la nueva calle (inicialmente llamada Calle de San Carlos), las viviendas adyacentes y la reconfiguración de la muralla, se plasmó en el plano de 1760 firmado por el mismo Van Der Borcht.
Antes de convertirse en la calle Laraña que conocemos hoy, esta vía fue conocida como calle de la Compañía, debido a la presencia de la casa jesuita desde mediados del siglo XVI.
La calle alberga edificios de gran valor histórico y arquitectónico, destaca la confitería La Campana, fundada en 1885, uno de los establecimientos más antiguos de la vía.
Esta calle ha experimentado diversas transformaciones a lo largo de su historia, siendo una de las más significativas la remodelación que sufrió durante la década de 1950.
La calle Colcheros, que data del siglo XVI, hace referencia al gremio de artesanos que habitaban la zona y se dedicaban a la fabricación y venta de colchas.
Desde 1384 hasta 1918, una concha de piedra adornada con un azulejo que proclamaba "Centro Geográfico de Sevilla" presidía la fachada de una casa en el número dos.