Historia de la Plaza Virgen de los Reyes

La Plaza Virgen de los Reyes es mucho más que un simple espacio urbano. Es un lugar de encuentro, de celebración y de profunda devoción

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Plaza de la Virgen de los Reyes y fuente central.
Palacio Arzobispal en la Plaza Virgen de los Reyes de Sevilla.

La Plaza Virgen de los Reyes esconde entre sus adoquines y edificios históricos un legado milenario. Al adentrarnos en este espacio, no solo nos encontramos con la majestuosa Catedral y la Giralda, sino que también somos testigos de la evolución de la ciudad y de la profunda devoción de sus habitantes.

Antes de convertirse en la plaza que hoy conocemos, este espacio era ocupado por el Corral de los Olmos, sede del Concejo de Sevilla. Fue aquí donde se tomaron las decisiones que marcarían el rumbo de la ciudad durante siglos. Sin embargo, el crecimiento y la importancia de Sevilla exigieron un edificio más representativo para el Ayuntamiento.

En 1526, con motivo de la boda de Carlos V, se decidió construir un nuevo edificio para el Ayuntamiento en un lugar más céntrico y visible: la actual Plaza de San Francisco. Esta decisión supuso el fin del Corral de los Olmos y el nacimiento de una nueva plaza que, con el tiempo, se convertiría en el corazón de la ciudad.

La Virgen de los Reyes: Copatrona de Sevilla

La plaza toma su nombre de la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla, cuya imagen se venera en la Catedral. Esta talla gótica del siglo XIII, de origen francés o alemán, es una de las más veneradas de Andalucía. La leyenda cuenta que fue un regalo de Fernando III «El Santo» y que su llegada a Sevilla estuvo envuelta en un halo de misterio.

La Plaza Virgen de los Reyes es mucho más que un simple espacio urbano. Es un lugar de encuentro, de celebración y de profunda devoción. Cada año, el 15 de agosto, miles de sevillanos se congregan en esta plaza para acompañar a su patrona en su procesión.

Al pasear por la Plaza Virgen de los Reyes, podemos sentir la historia que se respira en cada rincón. Desde el antiguo Corral de los Olmos hasta la majestuosa Catedral, este lugar ha sido testigo de siglos de transformaciones y ha acogido a generaciones de sevillanos. Hoy en día, sigue siendo un lugar de encuentro y un símbolo de la identidad sevillana.

El Corral de los Olmos

Adosado a una porción de la antigua muralla árabe, el Corral de los Olmos era un conjunto de construcciones modestas. Su torre mudéjar, la más alta y representativa, albergaba los cabildos eclesiástico y secular. Sin embargo, con el crecimiento de Sevilla y la creciente complejidad de sus instituciones, el Corral de los Olmos se quedó pequeño y obsoleto.

La boda de Carlos V en Sevilla en 1526 puso de manifiesto las carencias del antiguo edificio. La ciudad, convertida en un importante centro comercial gracias a la Casa de Contratación, necesitaba una sede municipal a la altura de su nueva relevancia. Así, se decidió construir un nuevo Ayuntamiento en la Plaza de San Francisco, un edificio que reflejara el poder y la importancia de Sevilla.

Con la construcción del nuevo Ayuntamiento y la posterior demolición del Corral de los Olmos, la plaza comenzó a tomar forma. A lo largo de los siglos, se fueron añadiendo nuevos edificios emblemáticos, como el Palacio Arzobispal, que se levantó sobre los terrenos donados por Fernando III.

El Palacio Arzobispal: un tesoro artístico

El Palacio Arzobispal, con sus patios renacentistas y sus salas ricamente decoradas, es un auténtico tesoro artístico. Destaca su salón principal, con un techo pintado y una colección de pinturas de gran valor. La portada principal, obra de Lorenzo Fernández de Iglesias, es una joya del barroco sevillano.

Hoy en día, la Plaza Virgen de los Reyes es uno de los lugares más emblemáticos de Sevilla. Su historia, marcada por la evolución de la ciudad y la devoción religiosa, se refleja en cada uno de sus rincones. La Catedral, el Palacio Arzobispal y la fuente de José Lafita Díaz son testigos mudos de un pasado glorioso y un presente vibrante.

El corazón religioso y monumental de Sevilla

La Plaza de la Virgen de los Reyes, epicentro del casco antiguo sevillano, es un compendio de historia, arte y devoción. Rodeada de edificios emblemáticos, esta plaza es un auténtico museo al aire libre que nos transporta a través de siglos de historia.

Frente al majestuoso Palacio Arzobispal se alza el Convento de la Encarnación, un edificio que guarda un rico pasado. Sus orígenes se remontan al siglo XIV, cuando en este lugar se encontraba el Hospital de Santa Marta, fundado por el arcediano de Écija. Es posible que algunos elementos de la antigua mezquita hayan sido reutilizados en la construcción del convento, como sugieren los arcos polilobulados de algunas ventanas.

La espadaña del convento, considerada una de las más bellas de Andalucía, es un elemento destacado de su silueta. Su torre, que pudo formar parte del antiguo sistema defensivo almohade, añade un toque de misterio y antigüedad al conjunto.

La Plaza de la Virgen de los Reyes es mucho más que un simple espacio urbano. Es un lugar de encuentro, de celebración y de profunda devoción. Miles de fieles acuden cada año a venerar a la Virgen y a participar en las diversas celebraciones religiosas que se celebran en la plaza.

El legado de Juan Pablo II

En un rincón de la plaza, frente al Convento de la Encarnación, se encuentra el monumento a Juan Pablo II, una escultura de bronce que recuerda las dos visitas que el Papa realizó a Sevilla. Este monumento es un homenaje a la figura del pontífice y a su legado.

La Plaza de la Virgen de los Reyes es un conjunto monumental único en el mundo. La Catedral, con su imponente Giralda, el Palacio Arzobispal, el Convento de la Encarnación y el monumento a Juan Pablo II conforman un conjunto arquitectónico y artístico de gran valor.

Pasear por la Plaza de la Virgen de los Reyes es como realizar un viaje en el tiempo. Cada piedra, cada rincón, cuenta una historia y nos transporta a épocas pasadas. Es un lugar que invita a la reflexión, a la admiración y a la contemplación de la belleza.