España vive uno de sus momentos más difíciles después de que una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) de intensidad histórica azotara el país, especialmente la Comunidad Valenciana, causando al menos 222 muertes y dejando decenas de desaparecidos. Este fenómeno meteorológico, marcado por fuertes lluvias e inundaciones, ha desencadenado una crisis humanitaria sin precedentes en las zonas afectadas. Sin embargo, además de enfrentarse la devastación material y las pérdidas humanas, los ciudadanos deben lidiar con un problema adicional: la desinformación.
¿Cómo nace un bulo?
Un bulo, también conocido como «fake news» o noticia falsa, surge cuando alguien crea, altera o exagera información con el fin de que parezca verdadera y luego la difunde a gran escala. Puede nacer a partir de rumores o malinterpretaciones de hechos reales, como fragmentos de vídeos o fotos sacados de contexto, declaraciones distorsionadas, o datos no verificados. Los bulos pueden generarse de forma espontánea por usuarios que simplemente buscan llamar la atención o por personas que interpretan mal una situación y la comparten sin comprobar. Sin embargo, en muchas ocasiones los bulos son creados y difundidos deliberadamente, con una intención específica, para manipular la opinión pública o crear un clima de confusión y desinformación.
Además, los bulos suelen tener un factor de viralidad: están diseñados para captar la atención y ser compartidos rápidamente. Pueden incluir elementos sensacionalistas, tocar temas emocionales o recurrir a imágenes impactantes que aumenten el impacto y la credibilidad percibida, incitando a los usuarios a compartir sin verificar su autenticidad. Las redes sociales y los servicios de mensajería son plataformas propicias para la propagación de bulos, ya que permiten una difusión masiva y rápida, y muchas veces el contenido se replica a tal velocidad que, aunque se desmienta posteriormente, ya ha alcanzado a miles o millones de personas.
¿Qué intereses puede haber tras un bulo relacionado con una tragedia?
Los intereses detrás de un bulo relacionado con una tragedia suelen estar impulsados por distintos factores, algunos de ellos bastante retorcidos. En primer lugar, los intereses económicos juegan un papel importante. Algunos sitios web crean bulos sensacionalistas para atraer tráfico y obtener ingresos a través de anuncios o los «clickbait». Estos sitios pueden aprovecharse de la tragedia para captar visitas, sabiendo que el tema es de interés general y que genera un fuerte impacto emocional en el receptor del mensaje.
También existen intereses políticos. Algunos grupos o individuos pueden usar los bulos para desacreditar a ciertos gobiernos, instituciones o figuras públicas, presentándolos como ineficaces o indiferentes ante una tragedia. Durante una catástrofe, es común ver cómo ciertas narrativas falsas apuntan a resaltar errores o ausencias de las autoridades, en ocasiones sin fundamento -otras con bastante fundamento-, para polarizar la opinión pública o generar desconfianza.
Además, pueden existir intereses sociales o ideológicos. En tiempos de crisis, los bulos pueden utilizarse para generar odio o miedo hacia determinados grupos, atribuyéndoles la responsabilidad de lo sucedido o acusándolos de aprovecharse de la situación. Este tipo de bulos busca dividir a la sociedad, promover prejuicios o culpar a minorías, refugiados o colectivos específicos.
¿Qué beneficios se puede encontrar tras un bulo tras una tragedia?
Los beneficios que los autores de bulos buscan obtener suelen ser monetarios, políticos o sociales. A nivel monetario, los creadores de contenido engañoso pueden lucrarse mediante visitas a páginas web, suscripciones o monetización de canales en redes sociales. Las noticias sensacionalistas suelen generar mucho tráfico, lo que se traduce en ganancias para aquellos que monetizan la difusión de estos bulos.
Políticamente, el beneficio puede ser desacreditar a rivales, exponer supuestas negligencias o fallos en la respuesta a la tragedia o manipular la percepción pública para generar desconfianza en las autoridades. Un bulo bien dirigido puede tener un impacto profundo en la percepción social, afectando la opinión pública y la credibilidad de ciertas figuras políticas o instituciones.
Socialmente, algunos bulos buscan manipular a las personas al generar miedo, rabia o confusión. En situaciones de catástrofe, donde la sociedad ya está emocionalmente vulnerable, un bulo puede alimentar prejuicios o estereotipos, beneficiando a quienes buscan polarizar o radicalizar a la población. Este tipo de desinformación puede crear conflictos sociales, distanciamiento o rechazo entre diferentes colectivos, beneficiando a aquellos que buscan una sociedad dividida.
¿Cómo se puede detener un bulo?
Detener un bulo es muy difícil, especialmente cuando ya ha comenzado a difundirse en redes sociales. Sin embargo, existen varias formas efectivas para frenarlo y contrarrestar sus efectos:
1º.- Verificación de hechos (fact-checking): Las plataformas de verificación, como VerificaRTVE, Maldita.es o Snopes, realizan un trabajo fundamental en la detección de noticias falsas, investigando y desmintiendo los bulos. La verificación de hechos por fuentes confiables y el etiquetado de contenido falso ayudan a detener la propagación de información engañosa.
2º.- Educación y alfabetización mediática: Invertir en la educación de la población para que las personas puedan identificar y cuestionar los bulos es fundamental. Fomentar una actitud crítica hacia el contenido que se consume en línea ayuda a que los ciudadanos se pregunten sobre la veracidad de las noticias antes de compartirlas. Programas educativos y campañas de concienciación ayudan a construir una sociedad menos susceptible a la desinformación.
3º.- Tecnología y algoritmos en redes sociales: Las plataformas como Facebook, Twitter e Instagram han implementado sistemas de detección y alerta que identifican patrones sospechosos en la difusión de bulos aunque, de momento, no es suficiente. Estas tecnologías pueden etiquetar contenido falso y mostrar advertencias o limitar su alcance. En algunos casos, las redes sociales eliminan directamente los bulos si atentan contra la seguridad pública.
4º.- Fomento de fuentes fiables: Compartir información únicamente de fuentes fiables y medios de comunicación establecidos ayuda a reducir el alcance de los bulos. Al recurrir a fuentes verificadas y oficiales, como las cuentas de instituciones gubernamentales o de organizaciones reconocidas, se fomenta una cultura de confianza y verificación. Tratar de no tener como fuente a personas que, por muchos seguidores que puedan tener, no realizan las oportunas verificaciones sobre las informaciones que le llega.
5º.- Responsabilidad individual y autocontrol en la difusión de información: Las personas tienen un papel clave en la lucha contra los bulos. Antes de compartir cualquier información, especialmente en momentos de crisis, es esencial verificar la fuente y preguntarse si la noticia proviene de un medio fiable. Evitar difundir contenido de dudosa procedencia es un primer paso importante para evitar que el bulo se propague.
La desinformación en tiempos de tragedia agrava aún más el impacto de la catástrofe, ya que obstaculiza las labores de ayuda, genera confusión y afecta a las personas emocionalmente.
Los bulos de la DANA
Las redes sociales se han llenado de bulos y falsedades que, lejos de aportar claridad, están confundiendo a la población y dificultando las labores de ayuda y rescate. Desde rumores sobre supuestos cuerpos en el Centro Comercial Bonaire hasta alertas de estafas con donativos para los damnificados, VerificaRTVE ha detectado y desmentido varios de estos engaños que están circulando ampliamente.
1.- El Parlamento Europeo sí guardó un minuto de silencio: Uno de los rumores más extendidos sostenía que el Parlamento Europeo se negó a realizar un minuto de silencio en honor a las víctimas de la DANA, lo que generó indignación en redes. En realidad, fue el eurodiputado Diego Solier, del partido ‘Se Acabó La Fiesta’, quien solicitó el homenaje, el cual fue concedido. La grabación que circula en redes corresponde a otro momento de la misma sesión y ha sido sacada de contexto.
2.- La ropa en Alfafar no fue desechada: Un vídeo viral mostraba un camión arrojando ropa en un vertedero, acompañada de mensajes que acusaban al Ayuntamiento de Alfafar de tirar la ropa donada para los afectados. Sin embargo, el alcalde, Juan Ramón Adsuara, desmintió estas acusaciones, aclarando que solo se ha desechado ropa mojada y sucia recogida de las calles por riesgo de infección. La ropa donada sigue almacenada y está siendo clasificada.
3.- El SMS de Unicaja para donaciones es legítimo: Una captura de un mensaje de Unicaja que incluía un número de cuenta de Cruz Roja generó dudas en redes sociales, donde algunos usuarios afirmaron que se trataba de una estafa. Tras una verificación, se confirmó que el mensaje era oficial y formaba parte de la campaña de ayuda coordinada por Unicaja y Cruz Roja para los damnificados de la DANA.
4.- No hay archivos de fotos en Paiporta que puedan «hackear» tu móvil: Otro bulo recurrente asegura que descargar ciertas fotos del presidente en Paiporta podría infectar tu dispositivo móvil. Este tipo de rumores ya ha aparecido en situaciones de catástrofes anteriores y han sido desmentidos por el Instituto Nacional de Ciberseguridad, que aclara que no existe tal riesgo.
5.- Cruz Roja está ayudando a los damnificados: Algunas publicaciones en redes insinúan que Cruz Roja ha priorizado otras misiones internacionales, dejando desatendida a la Comunidad Valenciana. Sin embargo, la organización está activa en el área afectada, proporcionando alimentos, agua y apoyo en refugios habilitados para los damnificados.
6.- Desmentido el bulo del «proyecto HAARP» y la DANA en Valencia: Circulan vídeos de un barco con antenas cerca de Valencia, que algunos usuarios atribuyen al proyecto HAARP y culpan de manipular el clima. Sin embargo, esta embarcación es en realidad una central de energía flotante en Las Palmas, sin relación alguna con la DANA ni con teorías de manipulación climática.
7.- Imagen falsa de un bebé rescatado en Catarroja: Una imagen que muestra a bomberos rescatando a un bebé ha conmovido a los usuarios en redes. No obstante, se trata de una creación digital generada con inteligencia artificial, como han confirmado varias herramientas de detección de imágenes. No hay pruebas que respalden que haya habido un rescate de estas características en Catarroja.
8.- Cuidado con la estafa que suplanta a Cruz Roja: A raíz de la DANA, han surgido denuncias de individuos que, haciéndose pasar por representantes de Cruz Roja, piden donativos en efectivo en las viviendas. Cruz Roja ha confirmado que nunca solicita dinero en domicilios, instando a realizar donativos únicamente a través de sus canales oficiales.
9.- No se han hallado cuerpos en el aparcamiento de Bonaire: Otro rumor asegura que buzos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) habrían encontrado más de 200 cuerpos en el aparcamiento del Centro Comercial Bonaire. La Policía Nacional ha negado esta información, afirmando que, tras inspeccionar el aparcamiento, no se encontraron víctimas mortales.
10.- El convoy policial no escoltaba al rey y al presidente: Un vídeo de un convoy policial fue compartido con la afirmación de que escoltaba al rey y a Pedro Sánchez en Valencia, cuando en realidad se trataba de la llegada de ayuda de la Policía Municipal de Madrid para asistir en las tareas de rescate y ayuda en la zona.
La tragedia causada por la DANA en España está siendo un terreno fértil para la proliferación de bulos y desinformación.
Medios de comunicación y bulos
Un medio de comunicación puede caer en un bulo tanto de manera interesada como desinteresada por diferentes razones:
– Desinteresadamente por errores y falta de verificación: Incluso los medios de comunicación responsables y comprometidos pueden caer en bulos de forma desinteresada debido a diversas razones:
1º.- La presión por la inmediatez: Los medios de comunicación trabajan en un entorno altamente competitivo en el que la rapidez es clave para captar lectores, audiencia o telespectadores. En situaciones de emergencia o tragedia, donde la demanda de información es intensa, los medios pueden cometer errores al apresurarse para dar la noticia antes que otros. Esto puede llevar a publicar información sin la verificación exhaustiva necesaria.
2º.- Falta de verificación o de fuentes fiables: En un escenario de caos o confusión, la información a veces proviene de fuentes no oficiales, como redes sociales, testimonios sin verificar o rumores. Cuando los datos oficiales son escasos, algunos medios optan por confiar en información de fuentes secundarias o no verificadas, lo que aumenta el riesgo de difundir bulos. Las redacciones con menos recursos también pueden carecer del personal especializado para verificar y contrastar toda la información que reciben. En ocasiones el medio o el periodista se pueden equivocar, dar salida a una información no verificada y caer en el bulo, pero siempre se puede pedir perdón (actitud que honra a la persona) y rectificar, en cambios otros prefieren escurrir el bulto y culpar al «vecino» de lo que ellos mismos han hecho, nacen suyo el «ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo propio».
3º.- Confusión en el contexto o interpretación de datos reales: En ocasiones, los bulos pueden estar basados en datos reales presentados de manera engañosa o sacados de contexto. Si un periodista no profundiza en los detalles, podría presentar información verídica, pero en un contexto equivocado, sin saber que está cayendo en la trampa del bulo.
4º.- Errores humanos y falta de experiencia: Los periodistas, especialmente aquellos menos experimentados o con menos conocimientos en temas específicos, pueden no reconocer ciertos patrones de desinformación. Por ejemplo, en temas técnicos como ciberseguridad o ciencia, un periodista puede caer en un bulo porque desconoce los aspectos técnicos o no está familiarizado con las tácticas de desinformación en esa área.
-Interesadamente
Los medios de comunicación también pueden caer en bulos de manera interesada cuando tienen motivaciones específicas que los llevan a difundir información poco verificada. Estas motivaciones incluyen:
1º.- Sensacionalismo y búsqueda de audiencia: Algunos medios, especialmente aquellos que buscan atraer visitas o publicidad, pueden elegir difundir información sensacionalista porque el contenido impactante capta la atención del público. En estos casos, la prioridad es obtener más visualizaciones, «clics» o lectores, incluso si esto compromete la veracidad de la información. En el contexto de una tragedia, un titular impactante puede generar un mayor alcance, aunque la noticia esté incompleta o exagerada.
2º.- Intereses políticos o ideológicos: Los medios pueden caer en la tentación de difundir información alineada con una narrativa específica, especialmente si tienen una inclinación política o ideológica particular. En estos casos, podrían publicar rumores o noticias no verificadas que sean perjudiciales para figuras políticas o instituciones opuestas a su ideología, a veces incluso a sabiendas de que la información no está plenamente corroborada.
3º.- Necesidad de retener relevancia y exclusividad en la cobertura: En contextos de crisis, cada medio intenta presentar la información de manera única para captar al público. En ocasiones, esto lleva a la publicación de contenido exclusivo que, al no haber sido compartido por otras fuentes, carece de verificación externa. Aunque esta “exclusiva” no siempre sea verdadera, los medios a veces la publican para no perder la relevancia frente a otros.
4º.- Presiones comerciales o de patrocinadores: En algunos casos, los intereses económicos pueden influir en la cobertura de un medio. Por ejemplo, si un patrocinador importante o una organización que financia el medio se beneficia de una determinada narrativa, el medio podría publicar información incompleta o desinformación que favorezca a estos intereses, aun si está relacionada con una tragedia.
Los medios de comunicación pueden caer en bulos tanto de forma desinteresada, por errores o falta de recursos, como interesadamente, cuando hay motivaciones económicas, políticas o de audiencia detrás. La responsabilidad de los medios es esencial para minimizar el daño que estos bulos pueden causar en la opinión pública, especialmente en tiempos de tragedia, cuando las personas son especialmente vulnerables y necesitan información fiable donde las fuentes oficiales podrían ser, igualmente, más accesibles y transparentes.