El caos en Valencia tras la DANA expone debilidades en infraestructura y gestión de desastres en España

La magnitud del desastre ha generado un análisis sobre cómo una situación de esta gravedad pudo producirse en España

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Increíble violencia del agua durante la DANA de Valencia.
Fuerza del agua durante la DANA que asoló Valencia.

La reciente catástrofe que ha golpeado a varias regiones de España, especialmente a la provincia de Valencia, ha dejado una devastación sin igual a su paso, revelando serias vulnerabilidades en el manejo de fenómenos naturales extremos en el país. A medida que el ejército y los servicios de emergencia intentan socorrer a las poblaciones afectadas, las autoridades han informado de 222 fallecidos, en su mayoría en Valencia, y se espera que esta cifra aumente conforme se logre acceder a zonas aún bloqueadas por escombros y lodo.

La magnitud del desastre ha generado una reflexión sobre cómo una situación de esta gravedad pudo producirse en España. Expertos en climatología y estudios ambientales han identificado diversos factores que contribuyeron a esta tragedia sin precedentes.

Principales causas que explican el impacto de esta crisis

Según los expertos, las causas por la que se produjo la  tragedia fueron:

1º.- Intensidad de las precipitaciones y vulnerabilidad del terreno: Durante esta tormenta, Valencia experimentó lluvias de una intensidad extraordinaria: en algunos puntos se registraron hasta 500 litros por metro cuadrado en cuestión de horas, una cantidad que, en circunstancias normales, caería a lo largo de todo un año. Estas lluvias superaron con creces los registros previos y saturaron rápidamente los suelos, provocando un aumento súbito del caudal de torrentes y ríos en apenas unas horas. José María Bodoque, investigador de la Universidad de Castilla-La Mancha, explica que la escasa capacidad de absorción de los suelos ya húmedos facilitó el colapso de los cauces, dejando a la población sin tiempo suficiente para reaccionar.

2º.- Insuficiente respuesta de alerta y preparación: Aunque la Agencia Estatal de Meteorología emitió una alerta de máximo riesgo, las medidas preventivas no fueron suficientes. Autoridades locales indicaron que el fenómeno meteorológico se movería rápidamente hacia otras zonas, lo cual llevó a no adoptar medidas excepcionales de evacuación o resguardo preventivo. Sin embargo, la tormenta alcanzó de manera inesperada varios puntos de la Comunidad Valenciana, atrapando a ciudadanos en sus viviendas y vehículos. El aviso de Protección Civil llegó cuando el agua ya desbordaba calles y avenidas, dejando a muchas personas sin alternativas de escape y forzando improvisados refugios en árboles y tejados.

3º.- Expansión urbana en zonas de riesgo: La construcción desorganizada en zonas inundables ha sido un problema de larga data en la costa mediterránea. Durante décadas, barrios residenciales y áreas comerciales se han levantado en antiguos cauces y ramblas estacionales, dejando expuestas a miles de personas. En Chiva, por ejemplo, la rambla en la zona del barranco del Poyo que fue severamente afectada, y con ella las construcciones en áreas de alto riesgo de inundación. Episodios similares de desbordamientos han ocurrido en el pasado, como las inundaciones de Alicante en 1982, y a pesar de esos precedentes, las políticas de urbanización no han logrado adaptarse a los riesgos inherentes de estas zonas.

4º.- Incremento extremo ligado al cambio climático: La conocida “gota fría” o DANA, que suele afectar a la costa levantina al final del verano, ha cobrado mayor intensidad en los últimos años debido al cambio climático. Este fenómeno ocurre cuando una masa de aire frío en altura se encuentra con el aire cálido y húmedo del Mediterráneo, generando precipitaciones torrenciales. Sin embargo, el calentamiento del Mediterráneo ha intensificado el proceso, creando nubes más densas que descargan grandes volúmenes de agua en cortos periodos. Un estudio preliminar de World Weather Attribution sugiere que el calentamiento global ha incrementado en un 12% la intensidad de las lluvias, duplicando su probabilidad de ocurrencia.

5º.- Falta de coordinación entre administraciones y disputa política: Un factor que ha agravado la respuesta a esta tragedia es la falta de coordinación efectiva entre el gobierno central y las autoridades regionales. España tiene un modelo autonómico que distribuye competencias entre diversas entidades, pero esta estructura se mostró incapaz de coordinar una respuesta rápida y conjunta ante un desastre de esta envergadura. La demora en la respuesta y las diferencias en las decisiones adoptadas han generado una polémica política, mientras expertos como Jorge Olcina, climatólogo de la Universidad de Alicante, insisten en que en situaciones de crisis de este tipo, es esencial que las autoridades cooperen sin barreras políticas ni administrativas.

La catástrofe provocada por la DANA en 2024 ha dejado en evidencia una combinación de factores ambientales, de infraestructura y de gestión que aumentaron el impacto destructivo de este fenómeno. La acumulación de agua en zonas vulnerables, la falta de medidas de prevención y evacuación, el desordenado desarrollo urbano, el cambio climático y la carencia de una respuesta coordinada eficiente entre distintos niveles de gobierno han expuesto la necesidad urgente de reevaluar las políticas de prevención y de acción ante emergencias en España.