El monumento en honor a Juan Sebastián de Elcano, que rememora el primer viaje alrededor del mundo, fue encargado por el Ayuntamiento de Sevilla en 1963 mediante un concurso público.
Inaugurada con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, esta obra se erigió como uno de los primeros puntos de encuentro para los visitantes, funcionando como una puerta de acceso cargada de significado.
El estilo barroco, popular en la Sevilla del siglo XVII, era utilizado en gran parte de la arquitectura de la ciudad para simbolizar poder, opulencia y el esplendor del imperio español en su máximo apogeo.
En 1929, con motivo de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, Manuel Delgado Brackembury, con la colaboración de Eduardo Castillo y Manuel García, fue el encargado de diseñar esta fuente.
Concebida por el talentoso arquitecto Antonio Gómez Millán entre 1912 y 1914, la Casa de las Moscas es el resultado de una audaz intervención sobre un solar de peculiar forma triangular.
El proyecto definitivo, que incluía la Puerta Nueva, la nueva calle (inicialmente llamada Calle de San Carlos), las viviendas adyacentes y la reconfiguración de la muralla, se plasmó en el plano de 1760 firmado por el mismo Van Der Borcht.
Antes de convertirse en la calle Laraña que conocemos hoy, esta vía fue conocida como calle de la Compañía, debido a la presencia de la casa jesuita desde mediados del siglo XVI.
La calle alberga edificios de gran valor histórico y arquitectónico, destaca la confitería La Campana, fundada en 1885, uno de los establecimientos más antiguos de la vía.
Esta calle ha experimentado diversas transformaciones a lo largo de su historia, siendo una de las más significativas la remodelación que sufrió durante la década de 1950.
La calle Colcheros, que data del siglo XVI, hace referencia al gremio de artesanos que habitaban la zona y se dedicaban a la fabricación y venta de colchas.