La saturación de albergues en la Macarena provoca «una situación precaria» para los vecinos y más delincuencia

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La asociación de vecinos y comerciantes de la Macarena ha denunciado el empeoramiento de las peleas, venta de droga, orines y defecaciones por las calles del barrio que provocan las personas que rechazan entrar en los albergues de esta zona.

Inseguridad y poco civismo

La asociación asegura que las peleas son cada vez más frecuentes y violentas, y que se producen en diferentes puntos del barrio, como la calle Don Fadrique, frente al Parlamento y frente a la basílica de la Macarena.

Los vecinos también denuncian que estas personas consumen alcohol en la calle y que defecan y orinan en cualquier lugar, lo que genera un problema de higiene pública.

El Ayuntamiento de Sevilla afirma que quedan plazas libres en los albergues del barrio y que la Policía Local patrulla a diario por la zona. Sin embargo, los vecinos aseguran que los agentes no intervienen ante los que no entran en los albergues y se quedan bebiendo alcohol en la calle.

La asociación de vecinos y comerciantes de la Macarena critica que el Ayuntamiento no haya cumplido las promesas que hizo en campaña electoral de descongestionar el barrio de albergues.

La saturación de albergues en la Macarena está provocando una situación «precaria» para los vecinos, que se sienten «desprotegidos» por el Ayuntamiento.

Malestar y quejas en la asociación

Desde la asociación de vecinos y comerciantes de la Macarena se indica: «Estamos peor que nunca por lo que estamos viviendo y porque hoy en día la mayoría son delincuentes y muy peligrosos. Hoy vienen a parar a estos albergues todas las personas que salen de una de una cárcel o que tienen problemas de drogas de adicciones Entonces no estamos hablando del indigente normal de toda la vida. Lo que nosotros queremos es más información sobre los trámites que va a llevar a cabo el Ayuntamiento de Sevilla para descongestionar nuestro barrio de albergues».

La situación en el barrio parece lejos de mejorar. Aparcar el coche es una odisea pues aparecen varios «gorrillas» con ánimo de cobrar el «impuesto revolucionario» y pelearse entre ellos.

Caminar por el barrio de noche se convierte en un acto temerario por la cantidad de «sin techos» orinando o molestando a las personas.

Extraño es el día que no hay una pelea con algún vecino o un robo y la situación ya comienza a calentar los ánimos que, a nivel individual, ha originado enfrentamientos abiertos en los que se ha llegado a las manos.

Igualmente los abundantes «narcopisos» en la zona dedicados a vender droga y a crear un clima de mayor inseguridad.

Hace falta mucha más presencia policial pero también más implicación por parte del Ayuntamiento y que se ponga fin a la pesadilla que se vive en la zona.