Tres golpes de martillo abrieron el Pregón de la Semana Santa de Sevilla 2025, a cargo de José Joaquín León, en un Teatro de la Maestranza que ovacionó los momentos más emotivos de su intervención. El periodista y articulista, profundamente vinculado a las tradiciones de la ciudad, ofreció un discurso cargado de recuerdos personales, homenajes literarios y una apasionada defensa de la religiosidad popular.
La ceremonia comenzó con la presentación del delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, quien en apenas doce minutos trazó la trayectoria del pregonero, destacando la capacidad única de Sevilla para organizar celebraciones de tal magnitud, como la reciente Magna procesión clausura del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular.
José Joaquín León inició su alocución evocando la creación divina en clave sevillana, imaginando a un Dios capillita que «hace salidas extraordinarias». A partir de ahí, el pregón avanzó como un viaje sentimental por la memoria de su infancia nazarena, reivindicando la transmisión familiar de la fe: “La Semana Santa vivirá mientras los sevillanos la sigan soñando”.
Entre recuerdos y agradecimientos —con mención especial a su esposa, confidente única de su texto—, León trazó un mapa sentimental de Sevilla. De los misterios de San Benito a los palios de Amargura, de los olivos de los Panaderos a la solemnidad del Gran Poder, su relato fue un desfile de imágenes literarias y vivencias cofrades, salpicado de humor y ternura.
Momentos aplaudidos
Uno de los momentos más aplaudidos llegó con su llamada a «no olvidar los barrios», exhortando a los sevillanos a asistir a las cofradías de las periferias, esas hermandades «de primera necesidad», que mantienen viva la esencia más genuina de la Semana Santa.
El pregón también viajó a Triana, «otra galaxia», en palabras del pregonero, donde evocó la Virgen de la Estrella, la O y el Cachorro, entre versos que se mezclaban con los recuerdos de Federico García Lorca y Aquilino Duque.
En su recorrido por los días santos, León dedicó emotivos pasajes al Jueves Santo, al Amor y la Buena Muerte, a los sones de la Mortaja y a la nostalgia de una Sevilla que, pese al turismo y los cambios urbanos, mantiene su alma cofrade.
La Macarena, puerta santa de Sevilla, ocupó el tramo final de su pregón. «Ella habla con los ojos», afirmó emocionado antes de entregarse en una letanía de alabanzas a la Esperanza, culminando uno de los fragmentos más sentidos de la mañana.
Emotiva despedida
En su despedida, León hizo un repaso por sus tres devociones principales —Tres Caídas, Silencio y Soledad de San Lorenzo—, cerrando con una saeta en vivo, una novedad en el Maestranza, y proclamando su amor eterno a su hermandad y a Sevilla: «Cuando llegue el último momento, seré polvo enamorado a tu lado».
Con referencias constantes a autores como Rodríguez-Buzón, Antonio Burgos y Montesinos, el pregón de José Joaquín León dejó claro que la fe, la tradición y la memoria colectiva siguen latiendo con fuerza en el corazón de Sevilla.