Lo que la oposición critica a José Luis Sanz… pero ellos tampoco hicieron

Es legítimo que la oposición ejerza su labor fiscalizadora, pero cuando se cae en la crítica sistemática sin autocrítica, el discurso pierde fuerza.

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Antonio Muñoz a la izquierda y Jose Luis Sanz a la derecha.
Antonio Muñoz (PSOE) y José Luis Sanz (PP), alcalde de Sevilla.

En los últimos meses, el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz (con solo dos años en la alcaldía), ha recibido una avalancha de críticas por parte del portavoz del PSOE, Antonio Muñoz. La oposición habla de una Sevilla más sucia, más insegura, con barrios olvidados, carente de sombra y con un metro que sigue sin avanzar. Sin embargo, muchas de las quejas que hoy lanza el PSOE fueron también promesas incumplidas durante los años en los que ellos gobernaron.

El eterno retraso del metro en Sevilla

Uno de los puntos recurrentes de crítica es la falta de avances en las líneas 2 y 3 del metro de Sevilla. Lo curioso es que durante los mandatos socialistas, especialmente bajo la alcaldía de Muñoz y sus predecesores, tampoco se materializaron grandes progresos en esta materia. Se hicieron anuncios, se firmaron protocolos y se convocaron ruedas de prensa, pero las obras reales, las que importan a los ciudadanos, no llegaron. Fue necesaria una presión política y social acumulada durante años para que las primeras obras del tramo norte de la línea 3 se activaran. Y aun así, la ejecución sigue siendo lenta y plagada de incertidumbres. Por tanto, cargar ahora las tintas contra el gobierno actual por algo que tampoco se resolvió en la etapa anterior es, como mínimo, incoherente.

Seguridad en los barrios, una deuda crónica que el PSOE tampoco solucionó

En materia de seguridad, la situación no ha cambiado de la noche a la mañana. La falta de policías locales no es un problema nuevo. En realidad, es el resultado de años de falta de planificación y de escasa previsión en las convocatorias públicas. El déficit actual de agentes ya existía cuando el PSOE estaba al frente del Ayuntamiento, y poco o nada se hizo por resolverlo entonces. Es más, barrios con elevados índices de conflictividad llevan décadas esperando una presencia policial constante y visible. Culpar ahora al nuevo equipo de gobierno sin reconocer esa inacción previa es un ejercicio de memoria selectiva.

La limpieza, una batalla de siempre en Sevilla

La limpieza de la ciudad ha sido uno de los caballos de batalla de toda administración municipal. Hoy se critica con dureza la suciedad en calles y barrios, pero durante años, con el PSOE en el poder, las quejas vecinales eran prácticamente las mismas. No hubo una renovación significativa de los recursos materiales ni un incremento del personal de Lipasam en esa etapa. Fue un problema estructural que nadie quiso o supo atajar a fondo. Ahora, cuando se anuncian inversiones y compras de nueva maquinaria, se señala que la ciudad sigue igual de sucia. Pero hay que tener memoria: si no se hizo en ocho años, ¿cuánta legitimidad hay para exigirlo en solo dos?

Sombra urbana y colegios olvidados de Sevilla

Otro punto de fricción son los espacios escolares y la falta de sombra en la ciudad. No se puede negar que Sevilla necesita más zonas verdes y mayor cobertura vegetal, sobre todo en los entornos escolares. Pero no es menos cierto que esa carencia ya existía anteriormente, sin que se pusiera en marcha un plan ambicioso para corregirlo. Los árboles no crecen de un día para otro, ni los patios escolares se cubren solos. Las temperaturas extremas llevan años afectando a la población más vulnerable, y durante los mandatos anteriores apenas se tomaron medidas preventivas. Pedir ahora soluciones inmediatas a problemas que se dejaron crecer durante una década es una forma de cargar la responsabilidad sin asumir la propia.

Tráfico y obras eternas

En cuanto al tráfico, Sevilla lleva tiempo atrapada en un modelo obsoleto de movilidad. Las obras del metro, las limitaciones de velocidad y la falta de alternativas viables han contribuido al caos circulatorio. Se habla mucho de soterrar avenidas o construir nuevas rondas, pero la mayoría de esas propuestas son herencia directa de gobiernos anteriores que nunca llegaron a ejecutarlas. El actual alcalde ha descartado algunos de esos planes por su elevado coste, lo que ha provocado nuevas críticas. Sin embargo, si eran tan viables, ¿por qué no se empezaron cuando había tiempo, recursos y poder para hacerlo?

Colapso de los servicios sociales sevillanos

El PSOE señala que la gestión de servicios sociales está al borde del colapso en barrios vulnerables, con falta de personal y recursos. Plantean que listas de espera y carencias en centros como Polígono Sur o Los Pajaritos han empeorado bajo el mandato actual. Durante su etapa tampoco se reforzó esa atención, y muchos proyectos quedaron en el papel mientras la demanda crecía.

Improvisto en los presupuestos de Sevilla

Se acusa al equipo de Sanz de tramitar los presupuestos sin participación ciudadana, con continuas modificaciones y sin planificación a largo plazo. Pero durante el periodo socialista tampoco se impulsó una participación real, ni se construyeron pactos amplios para hacerlos más estables y consensuados.

Tasa de basura y reciclaje

El PSOE reprocha que la entrada en vigor de la tasa de residuos se posponga hasta 2026, incumpliendo plazos legales pensados para promover reciclaje. Durante años de gobierno socialista tampoco se aplicó una política clara de incentivación ambiental ni campañas efectivas para cambiar hábitos.

Vivienda pública en Sevilla cara

En el tema de vivienda, los socialistas denuncian que las nuevas promociones se venden a precios elevados, lejos de las rentas familiares medias de Sevilla. Rechazan la imposición de un modelo sin control del coste real de la vivienda protegida, algo que durante su periodo tampoco resolvieron, pese a gestionar partidas para vivienda social.

Falta de planes efectivos en barrios desfavorecidos

El PSOE reclama que el comisionado para Polígono Sur se ha convertido en una figura testimonial sin proyectos parciales ni planes de transformación. Honestamente, durante su mandato no se avanzaron en planes integrales de mejora urbana, equipamientos o empleo en zonas vulnerables con firmeza.

Cultura y patrimonio de Sevilla desprotegidos

Critican el incendio y el abandono del Auditorio Rocío Jurado, símbolo de la Expo’92. Lo ven como un resultado de la dejadez del Ayuntamiento. En esa misma tesitura, durante su propio gobierno tampoco se activaron protocolos de vigilancia, uso o conservación para muchos espacios patrimoniales.

Turismo y oficina de atención al visitante

Muñoz lamenta que se haya permitido el cierre de la oficina de turismo de la Plaza del Triunfo sin reaccionar, a pesar de su valor estratégico: más de 400 000 consultas anuales quedan desatendidas. En su etapa socialistas no crearon un plan para convertir a Sevilla en un destino más accesible y bien servido.

Movilidad y tráfico sin estrategia

Señalan que se pide inversión estatal mientras ciertos proyectos de movilidad siguen guardados en un cajón. La línea 2 no se activa, y la línea 3 del sur está en espera. Piden exigencia a la Junta para desbloquearlos. Pero cuando ellos estaban al mando tampoco impulsaron presiones reales ni negociaciones firmes para situarlos como prioridades.

En pocas palabras, el PSOE lanza reproches en áreas tan sensibles como servicios sociales, educación, vivienda, patrimonio o movilidad. Son asuntos legítimos, pero recordar que durante ocho años no se desplegaron planes contundentes le resta fuerza al discurso. Si ahora se critica, lo mínimo sería asumir la corresponsabilidad, presentar propuestas concretas y ponerse al servicio de la ciudad, más allá del ruido político.

Es legítimo que la oposición ejerza su labor fiscalizadora, pero cuando se cae en la crítica sistemática sin autocrítica, el discurso pierde fuerza. Muchas de las demandas actuales son justas, pero no pueden plantearse como si surgieran de la nada. Hay una línea continua de dejadez en varios temas clave que atraviesa diferentes mandatos, sin distinción de colores políticos. Y eso es lo que los ciudadanos perciben.

No se trata de eximir al actual alcalde de responsabilidad: la tiene, y mucha. Pero si la crítica no viene acompañada de coherencia y de memoria, pierde credibilidad. Sevilla necesita soluciones, no reproches vacíos. Y para eso, es necesario que todos —los que gobiernan y los que gobernaron— asuman su parte.