Un lugar con un pasado oscuro, El Prado de San Sebastián y la Feria de Abril

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Ajusticiados de la Inquisición.
Hogueras de la Inquisicón.

La antigua feria se celebraba en el Prado de San Sebastián, un lugar que, a pesar de su belleza natural, estaba plagado de historias macabras. En este paraje se encontraban dos cementerios: el cementerio del Prado de San Sebastián y el cementerio de los Pobres.

Las leyendas sobre apariciones y espectros eran frecuentes en el Prado de San Sebastián. Se decía que la muerte habitaba en el lugar, lo que convertía el acceso a la feria en una experiencia lúgubre y aterradora.

Un recuerdo imborrable

José María Blanco White, en sus «Cartas de España», relata un triste incidente que presenció siendo niño en el Paseo del Luto, nombre que se le daba al camino que conducía a la feria.

A pesar de su pasado oscuro, el Prado de San Sebastián ha sido testigo de la transformación de la Feria de Abril en una de las fiestas más populares y queridas de España. La alegría y el colorido de la feria actual contrastan con las historias de terror que se asociaban al lugar en el pasado.

La Feria de Abril: Un símbolo de esperanza

La historia del Prado de San Sebastián y la Feria de Abril nos recuerda que la luz siempre puede vencer a la oscuridad. La transformación de un lugar marcado por la muerte en un espacio de celebración y alegría es un símbolo de esperanza y optimismo.

La próxima vez que disfrutes de la Feria de Abril, recuerda las historias que se esconden detrás de su belleza. Es un legado que forma parte de la memoria colectiva de Sevilla y que nos recuerda la capacidad del ser humano para superar las dificultades y construir un futuro mejor.

La Feria de Abril: Un baile sobre las cenizas de la Inquisición

La antigua feria se celebraba en el Prado de San Sebastián, un lugar que, además de ser un cementerio, era utilizado por la Santa Inquisición como quemadero para los condenados por herejía o cualquier otro pecado contra la fe. Un escenario de terror que marcó a muchos sevillanos, como José María Blanco White, quien presenció la quema de la bruja María Dolores Caro siendo un niño.

El nuevo emplazamiento de la feria, en Tablada, tampoco se libra de un pasado tenebroso. Este lugar era otro de los quemaderos de la Inquisición en Sevilla, donde se realizaban ajusticiamientos en un patíbulo de tablas, de ahí el nombre de Tablada.

Un vestigio mudo de la muerte y la desolación

Hoy en día, donde se celebra la Feria de Abril, solo queda un vestigio mudo de la muerte y la desolación que reinaron en esos lugares durante siglos. Sin embargo, la alegría y el colorido de la feria actual ahogan las penas del pasado, transformando un espacio de dolor en un símbolo de esperanza y celebración.

La historia de la Feria de Abril nos recuerda que la vida siempre puede vencer a la muerte. La transformación de un lugar marcado por la tragedia en un espacio de fiesta y alegría es un triunfo del espíritu humano y un símbolo de la capacidad que tenemos para superar las dificultades y construir un futuro mejor.

La próxima vez que disfrutes de la Feria de Abril, recuerda las historias que se esconden detrás de su belleza.