“He trabajado en edificios antiguos y conventos abandonados. Pero esto fue distinto. Me fui a casa antes de terminar y no regresé hasta el lunes” dice un testigo.
"Una noche revisaba dos expedientes y vi pasar, por el rabillo del ojo, a un niño por mi pasillo, creí que era el cansancio y seguí un poco más, entonces volvió a pasar corriendo, no había duda" decía el testigo.
A medida que el objeto se acercaba aún más, Juan pudo ver una serie de luces más pequeñas que lo rodeaban, moviéndose en patrones aparentemente aleatorios.
"Escuché susurros incomprensibles y pasos que resonaban en los pasillos vacíos. En una ocasión, incluso sentí como si alguien me hubiera tocado el hombro, pero cuando me di la vuelta, no había absolutamente nadie allí. Fue aterrador".
Los investigadores buscan explicaciones racionales para los fenómenos observados desde el resultado de fenómenos atmosféricos naturales o de pruebas militares secretas a los que apuntan que sean visitas de seres extraterrestres.
Allí se realizaron una serie de comprobaciones de medidas, que derivaron en un hecho extraño, lo primero fue una sesión de psicofonías en las que se obtuvieron registros interesantes como "Cállate" o "Morir joven".
“Quería ir a ver una pequeña aldea minera en la zona, entre Constantina y Las Navas de la Concepción. Allí además hay cuevas y una zona de “bosque” muy denso, me gusta mucho” indica el testigo.
Fueron hechos ocurridos en Sevilla, de vudú, rituales y posesiones, canibalismo y violencia sin igual, en una ciudad donde ya se han producido incidentes de sacrificios bajo ritos afrocaribeños.
La mayoría de la gente evitaba el lugar, pero había algunos valientes que se aventuraban a entrar en la mansión. Se rumoreaba que había algo que se escondía entre las sombras, pero nadie sabía qué era.
“La puerta se cerró y al darnos la vuelta, por el portazo, vimos a una figura oscura y alta estaba de pie en un rincón de la habitación" decía el testigo.