El Palacio de las Dueñas, conjugando Historia y belleza

El Palacio de las Dueñas no solo es un museo, sino un hogar lleno de historias que nos transportan a través del tiempo

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Fachada del Palacio de Dueñas.
Entrada al Palacio de Dueñas.

El Palacio de las Dueñas, ubicado en el corazón de Sevilla, es un oasis de historia, arte y belleza que te transporta a través de los siglos. Construido en el siglo XV y reformado entre finales de este siglo y principios del XVI, este palacio alberga una rica colección de pinturas, esculturas y artes decorativas que abarcan desde el siglo XVI hasta el XX.

El Palacio de las Dueñas fue originalmente propiedad de la familia Pineda, pero en 1496 fue vendido a Catalina de Ribera, quien inició una profunda transformación del lugar, convirtiéndolo en una majestuosa residencia gótico-mudéjar. A lo largo de los siglos, el palacio ha pasado por las manos de diversas familias nobles, incluyendo a los Enríquez de Ribera y, finalmente, a la Casa de Alba, quienes lo han convertido en su residencia sevillana desde el siglo XVII.

El Palacio de las Dueñas es un ejemplo excepcional de la evolución de la arquitectura en Sevilla. En su interior se pueden admirar elementos de estilo gótico-mudéjar, renacentista y plateresco, cada uno de ellos reflejando la época en que fueron añadidos al palacio.

Entre las paredes del Palacio de las Dueñas han nacido y vivido figuras ilustres de la historia española. El poeta Antonio Machado nació aquí en 1875, y la XVIII duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, celebró en este palacio sus dos bodas, en 1947 y 2011.

Desde 2016, el Palacio de las Dueñas ha abierto sus puertas al público, permitiendo a los visitantes conocer sus tesoros arquitectónicos y artísticos. En 2018, el New York Times y Lonely Planet lo recomendaron como una visita obligada en Sevilla.

Recorrer los patios, salones y jardines del Palacio de las Dueñas es como retroceder en el tiempo y sumergirse en la rica historia de Sevilla. Es un lugar donde se puede apreciar la belleza de la arquitectura, la exquisitez del arte y la huella de las grandes personalidades que han habitado este palacio.

Historia, arte y belleza

El Palacio de las Dueñas, con sus 9.000 metros cuadrados, de los cuales dos terceras partes están construidos, te invita a un viaje en el tiempo a través de la historia, el arte y la belleza.

El palacio cuenta con cuatro jardines, ubicados en los cuatro puntos cardinales, y dos patios: el principal y el Patio del Aceite. Uno de estos espacios verdes es el Jardín de los Limoneros, un oasis de frescura y fragancia.

La portada del palacio, construida en 1771 y adornada con el escudo del duque, te da la bienvenida a un mundo de estilos arquitectónicos que se fusionan a la perfección. El apeadero del siglo XVIII, con sus pilares sobre cipos romanos, alberga una impresionante colección arqueológica que incluye esculturas, bustos y lápidas romanas.

En el interior del palacio te esperan lujosos salones donde podrás admirar obras de arte de renombrados artistas como José de Ribera, Aníbal Carracci, Sofonisba Anguissola y Lucas Jordán. La Antecapilla te cautivará con su colección de pinturas, incluyendo «La coronación de espinas» de José de Ribera y «Santas Justa y Rufina», una réplica de un cuadro de Murillo.

La Capilla: un espacio sagrado lleno de devoción

La Capilla, de estilo rectangular con bóvedas de terceletes, te invita a la reflexión y la oración. En ella se encuentra el retablo realizado por Neri di Bicci a finales del siglo XV, con una pintura de Santa Catalina de Siena entre santos. Alberga también imágenes del Cristo de los Gitanos, la Virgen de la Macarena y Jesús del Gran Poder.

La Biblioteca, con su artesonado mudéjar y sus pinturas de vegetales y escudos heráldicos, es un refugio para los amantes de los libros. Aquí podrás encontrar una colección de volúmenes antiguos y obras de arte, incluyendo paisajes de Jacob Philipp Hackert y Alexandre Calame.

El Salón de los Carteles te transporta al mundo de la tauromaquia con sus carteles antiguos de las Fiestas de Primavera y el traje de luces que Curro Romero regaló a la XVIII duquesa de Alba.

La escalera principal, renovada en 1571 por el carpintero Martín Infante, te invita a subir a través de una galería de arte donde podrás admirar obras como «Entrega de las llaves de la ciudad de Sevilla al rey san Fernando» de Manuel Suárez y retratos de la nobleza española.

El Palacio de las Dueñas te ofrece aún más para explorar, como el Salón Chino con sus cuadros de un Majo con manta campera y la Inmaculada Concepción, la galería alta con un tapiz flamenco del siglo XVIII y un escudo de cerámica del duque de Alba del siglo XVII, y un carruaje usado por la XVIII duquesa de Alba en las Fiestas de Primavera y en su boda en 1947.

El Palacio de las Dueñas es una joya arquitectónica y artística que te cautivará con su belleza, su historia y su atmósfera única. Un lugar donde podrás perderte en el tiempo y disfrutar de una experiencia cultural inolvidable.

Las Joyas del Palacio de las Dueñas

Adentrándonos en la Antesala del Comedor Principal:

La Virgen del Conejo o la Zingarella: Una réplica del siglo XVIII de una obra de Correggio que nos cautiva con su belleza atemporal.

Majas en un balcón: Obra anónima del siglo XIX que refleja la vida cotidiana de la época con un toque de encanto andaluz.

Comitiva de un virrey en la ciudad de Palermo: Un cuadro anónimo del siglo XVIII que nos transporta a la Sicilia de antaño.

Procesión del Corpus Christi en la ciudad de Palermo: Otra obra anónima del siglo XVIII que captura la devoción y el fervor religioso de la época.

Ceremonia religiosa en la Catedral de Palermo: Un testimonio del arte sacro del siglo XVIII, también anónimo.

El cortejo de un torero a una maja: Obra de C. Weriesa del siglo XIX que nos sumerge en el apasionante mundo de la tauromaquia.

Santa María Magdalena: Un cuadro del siglo XVII de Andrea Vaccaro que irradia serenidad y espiritualidad.

Busto de bronce de Pastora Imperio: Realizado por Mariano Benlliure en 1916, este busto inmortaliza a una de las figuras más emblemáticas del baile flamenco.

Chalequillo del traje de luces de Espartero: Un recordatorio de la estrecha conexión del palacio con la tauromaquia y sus figuras legendarias.

Pasando al Comedor Principal

Vista del Foro de Roma: Obra de Giovanni Paolo Pannini del siglo XVIII que nos traslada a la antigua Roma en todo su esplendor.

Retrato ecuestre de Cayetana de Alba de niña: Un retrato de Ignacio Zuloaga hacia 1939 que captura la esencia de la duquesa en su infancia.

Blanca de Sánchez: Obra de Manuel Cabral Aguado-Bejarano del siglo XIX que nos presenta a una dama de la época con gran elegancia.

Pepeillo: Otro cuadro de Manuel Cabral Aguado-Bejarano del siglo XIX que retrata a un personaje masculino con gran personalidad.

Tapices del siglo XIX con el escudo del duque de Alba: Estas piezas textiles añaden un toque de riqueza y tradición al comedor.

Biombo chino del siglo XVIII: Un objeto decorativo único que nos acerca a la cultura oriental.

En el Salón de la Gitana

Escultura de bronce de una bailaora: Realizada por Mariano Benlliure en el siglo XX, esta escultura da nombre al salón y captura la esencia del baile flamenco.

Tapices flamencos del siglo XVII: Un conjunto de obras de arte que nos transportan a la Flandes de antaño.

Tapices del siglo XVII de Bruselas: Piezas de gran valor artístico provenientes de los talleres de Frans van den Hecke y Jan Raes el Joven.

Admirando las obras del Salón de la Gitana

Píramo y Tisbe: Obra anónima del siglo XVI que narra una trágica historia de amor.

Il Burattiaio: Un cuadro de Marco Maracuola del siglo XVIII que nos presenta a un personaje singular.

La creación de Eva: Obra de Francesco Furini del siglo XVII que representa un tema bíblico con gran maestría.

La vendedora de agua: Otro cuadro de Marco Maracuola del siglo XVIII que refleja una escena cotidiana de la época.

Salomé recibiendo la cabeza de Juan el Bautista: Obra anónima del siglo XVI que aborda un tema religioso con gran dramatismo.

La construcción del Arca de Noé y El embarque en el Arca de Noé: Dos obras anónimas del siglo XVIII que ilustran un relato bíblico conocido.

Escenas de la vida de San Carlos Borromeo: Obras de Giulio Cesare Procaccini del siglo XVII que nos acercan a la vida de este santo.

Bodegones del siglo XIX: Dos obras de Ricardo Villegas que nos muestran la belleza simple de objetos cotidianos.

Escena de pastoreo a la orilla de un río: Obra de Pascual Álvarez de 1861 que nos transporta al mundo rural.

Fiesta flamenca: Obra de Ruiz Navas del siglo XIX que captura la alegría y el fervor del flamenco.

Estampa andaluza: Obra anónima del siglo XIX que refleja la esencia de la cultura andaluza.

Mujeres en la feria: Obra de Gonzalo Bilbao de 1921 que nos muestra una escena típica de la Feria de Abril.

Tesoros del Palacio de las Dueñas

Salón Imperio: Elegancia y Recuerdos

Admire los retratos de la Duquesa de Santoña (Tini Rupprecht, siglo XX), la Duquesa de Alba y de Berwick (anónimo, siglo XIX), la Duquesa de Alba (réplica de Federico Madrazo, siglo XIX), una dama vestida de negro con banda azul y blanca y mantilla negra (anónimo, siglo XIX) y Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia (anónimo, siglo XIX), junto a la Duquesa de Medinaceli (anónimo, siglo XIX). Contemple los cuatro cuadros de toreo del siglo XIX de Joaquín Díez. Maravíllese con el dibujo a la acuarela del Salón Imperio realizado por Jackie Kennedy en su visita de 1966, con su emotiva dedicatoria.

Rinda homenaje a la legendaria bailaora con la estatua de barro de Pastora Imperio realizada por Luis Álvarez Duarte en 2005. Recorra la historia de esta figura emblemática del flamenco a través de la estatua de bronce inaugurada en 2006, gracias al mecenazgo de la XVIII duquesa de Alba.

Eugenia de Montijo y Napoleón III

Sumérjase en la fascinante historia de Eugenia de Montijo y Napoleón III a través de diversas obras de arte: Un retrato ecuestre de Eugenia de Montijo en la Feria de Sevilla por Manuel Barrón (siglo XIX). Una estatua de porcelana de la emperatriz realizada en París por Savary. Un retrato ecuestre de Eugenia de Montijo por Édouard Odier (1849). Dos láminas enmarcadas de la inauguración del Canal de Suez en 1869, a la que asistió Eugenia de Montijo.

Además un cuadro de Eugenia de Montijo por Philip Villamil de Jamaica (siglo XIX). Copias de cuadros de Franz Xaver Winterhalter con Napoleón III y Eugenia de Montijo. Un retrato de Eugenia de Montijo de autor anónimo (siglo XIX). Objetos personales de la emperatriz: su silla de montar, alforjas y un poncho mexicano.

Aprecie la rica colección de objetos de artes decorativas de los siglos XVI al XX: maceteros, candelabros, sillas, sofás, mesas, cómodas, jarrones, espejos, relojes y mucho más.
Tesoros Literarios

Descubra la carta de Prosper Mérimée a la condesa de Teba, donde el escritor francés narraba parte del argumento de su novela Carmen, inspirada en un relato de la condesa.
Preservando un Patrimonio Invaluable

Los bienes del palacio están inventariados por la Junta de Andalucía y considerados patrimonio histórico de Andalucía. El inmueble y sus objetos deben ser preservados en su integridad para las generaciones venideras.

El Palacio de las Dueñas no es solo un museo, sino un hogar vivo que ha sido testigo de siglos de historia. Recorrer sus salas es viajar en el tiempo y descubrir la vida de las familias que lo han habitado.

Américo Vespucio y María Cerezo: Un amor nacido en Sevilla

Se dice que el navegante Américo Vespucio conoció a su esposa, María Cerezo, en este palacio gracias a la mediación de Catalina de Ribera, amiga de María. Según la novela «María Cerezo: la esposa sevillana de Américo Vespucio» (2017), aquí se habrían producido sus primeros encuentros y su posterior boda en la capilla del palacio.

El palacio fue el epicentro de una tertulia literaria organizada por el inglés Henry Richard Vassal Fox, lord Holland, en la que participaban figuras como Manuel José Quintana, Manuel María de Arjona, Eugenio de Tapia García y Gaspar Melchor de Jovellanos.

El poeta Antonio Machado nació en este palacio en 1875. Numerosas referencias en su obra, como el poema «Retrato» de «Campos de Castilla», reflejan la profunda huella que dejó en él su infancia entre sus patios y azoteas.

El pintor Salvador Clemente Pérez tuvo su estudio en el palacio, donde recibió como discípulo a Juan Ramón Jiménez en su etapa de formación artística. Aunque Jiménez se decantó finalmente por la poesía, este encuentro marcó sus inicios.

Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III y pariente de la casa de Alba, se alojó en el palacio durante sus visitas a Sevilla, incluyendo un encuentro con Alfonso XIII y Victoria Eugenia en 1920.

El palacio ha sido testigo de la presencia de figuras como Guglielmo Marconi, Cole Porter, Arthur Rubinstein, Jackie Kennedy, el príncipe Raniero III de Mónaco y Grace Kelly. En 1927 se celebró una cena en honor del príncipe de Gales, futuro Eduardo VIII, y su hermano Jorge VI. En 1947, Cayetana Fitz-James Stuart y Luis Martínez de Irujo celebraron su boda en la catedral de Sevilla y el convite en este palacio, un evento multitudinario que marcó la historia de la alta sociedad.

El Palacio de las Dueñas no solo es un museo, sino un hogar lleno de historias que nos transportan a través del tiempo. Recorrer sus salas es descubrir la vida de las personas que lo habitaron y revivir los momentos que aquí tuvieron lugar, convirtiéndolo en un lugar de gran riqueza cultural e histórica.