
Pros y contras del Icónica Sevilla Fest, un festival musical bajo la lupa por uso de la Plaza de España y su entorno
El festival de los millones y la controversia por el uso de un espacio protegido

Con 277.000 asistentes, un impacto económico de 230 millones de euros —155 de ellos repercutiendo directamente en la ciudad— y artistas internacionales como Justin Timberlake, Kylie Minogue, Chayanne, Jean Michel Jarre, Pet Shop Boys, Marc Anthony o Megadeth, la quinta edición del Icónica Santalucía Sevilla Fest se ha afianzado en el calendario cultural sevillano. Pero mientras la música sigue sonando fuerte en la Plaza de España, el eco de las críticas se hace cada vez más audible.
Desde su modesto inicio en 2021 con restricciones sanitarias y SFDK como uno de sus primeros grandes nombres, Icónica ha crecido exponencialmente, convirtiéndose, según datos de la Cámara de Comercio, en la tercera cita más importante de la ciudad tras la Semana Santa y la Feria de Abril.
Su lema este año —“Nuevas tradiciones. Lo de siempre, como nunca”— resume el espíritu de Icónica: transformar la experiencia musical de todo el público que asiste. Y los números lo avalan. Un crecimiento del 30% respecto a la edición anterior, 2.000 empleos generados y 200 empresas contratadas son prueba del músculo económico que mueve Icónica.
La participación local también es significativa: más de 162.000 asistentes residían en la provincia de Sevilla, lo que refuerza el argumento de sus organizadores de que “este festival no es para el turismo, es para los sevillanos”, como declaró su director, Javier Esteban.
Además, la dimensión internacional del festival no es menor: 46.259 personas procedían del extranjero, consolidando a Sevilla como un destino cultural de primer nivel durante el verano.
Luces y sombras, el debate patrimonial sobre Icónica
Sin embargo, no todo en Icónica resplandece. La elección de la Plaza de España, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad y parte del Parque de María Luisa —declarado Bien de Interés Cultural (BIC)— ha generado una creciente polémica. La asociación ciudadana Sevilla se muere ha presentado una denuncia formal por presuntas infracciones graves de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía.
Entre los puntos que denuncia la plataforma destacan:
Posible vulneración legal pues según la entidad, no se ha encontrado documentación que justifique la ocupación de la Plaza de España ni evidencias de concurrencia competitiva para su cesión, como exige la normativa para el uso lucrativo de bienes públicos.
Impacto ecológico ya que también se han registrado muertes de animales, entre ellos un cisne del estanque y diversas aves, presuntamente por estrés acústico y el constante trasiego de personas, lo que suma un componente medioambiental a la controversia.
Falta de transparencia en la cesión por parte de la sociedad municipal Contursa a la promotora Green Cow Music ha sido criticada por no estar suficientemente justificada ni disponible públicamente, lo que genera sospechas de irregularidad administrativa.
Molestias a los vecinos con el ruido.
Riesgo para el patrimonio pues la asociación alega que el uso intensivo del espacio, con estructuras pesadas, sonido de alto impacto y gran afluencia, puede suponer un daño irreversible al conjunto patrimonial.
¿Cultura o comercio musical en Sevilla?
La delegada de Cultura y Turismo del Ayuntamiento, Angie Moreno, ha defendido el evento como un “proyecto consolidado, local, nacional e internacionalmente”, y ha garantizado que “si se cumplen los requisitos, por supuesto se llevará a cabo cada año hasta 2031”.
Por su parte, el delegado de Hacienda, Juan Bueno, ha detallado que el uso de la Plaza de España está regulado mediante un convenio con una aportación económica que aumenta anualmente, hasta alcanzar los 240.000 euros en el último año del contrato. También ha asegurado que la organización debe restituir el monumento tras cada edición “tal y como lo encontraron”.
La promotora Green Cow Music, en respuesta a las acusaciones, insiste en su transparencia y disposición al diálogo. “Trabajamos con la mayor transparencia, porque no hay otra manera en que se pueda desarrollar un proyecto como este”, afirmó su director, Javier Esteban.
El caso del Icónica Sevilla Fest reaviva una pregunta de fondo: ¿es compatible la celebración de grandes eventos culturales en los que son los espacios patrimoniales protegidos? ¿Debe la rentabilidad económica primar sobre la conservación de un entorno histórico y natural?
Los defensores del festival lo presentan como un motor económico y un impulsor de identidad cultural moderna. Sus detractores lo ven como una amenaza al patrimonio, con riesgo de irreversible degradación, y un ejemplo más de opacidad administrativa en el uso de bienes públicos.
Por ahora, el festival ha concluido con un sabor a éxito para sus promotores y muchos ciudadanos. Pero también con un expediente pendiente: el de su convivencia con la memoria, el medio ambiente y las leyes que protegen lo que Sevilla fue, antes de reinventarse entre luces, decibelios y multitudes.