
La Policía investiga la muerte de una niña que cayó desde la azotea en Sevilla para acceder a su casa
Tragedia en Sevilla: muere una niña de 11 años tras caer desde la azotea de su vivienda

Un trágico accidente ha sacudido a Sevilla en la noche de este pasado miércoles. Una niña de 11 años perdió la vida al caer desde la azotea del bloque donde residía con su familia, en la barriada Juan XXIII.
La menos pereció tras intentar entrar en su vivienda sin disponer de las llaves y habría utilizado una manguera para descender por la fachada, pero esta se rompió, provocando la caída mortal desde una cuarta planta.
El suceso tuvo lugar poco antes de las 22:30 horas en un edificio situado en la avenida de la Montería, entre los barrios de Amate y Rochelambert. El teléfono de emergencias 112 recibió la llamada de un vecino que alertó de que una persona se había precipitado desde la terraza de un bloque.
La caída se produjo por el lateral del inmueble que da a una vía peatonal interior, lo que hizo que la niña terminara en un patio comunitario de la manzana.
Intervención de los servicios de emergencia de Sevilla
De inmediato, el 112 movilizó a los equipos de emergencias sanitarias, a los Bomberos de Sevilla, a la Policía Local y a la Policía Nacional. Pese a la rápida respuesta, los facultativos del 061 no pudieron hacer nada por salvarle la vida y solo certificaron el fallecimiento de la menor poco después de llegar al lugar.
La Policía Nacional abrió de inmediato una investigación para esclarecer las circunstancias. Aunque el caso se catalogó inicialmente como una “muerte violenta”, los indicios recopilados apuntan a un accidente.
Los agentes de Homicidios y la Policía Científica realizaron las primeras investigaciones sobre el terreno, mientras que una comitiva judicial se encargó del levantamiento del cadáver, que se produjo sobre la una de la madrugada.
Las primeras informaciones apuntan a que la menor se había quedado sin poder acceder a su casa porque no disponía de llave y en el interior no se encontraba ningún miembro de la familia.
Según explicó este pasado jueves el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, la niña utilizó una manguera que encontró en la azotea del edificio para descolgarse hasta la terraza de su vivienda. Sin embargo, el material no resistió su peso y acabó rompiéndose, lo que provocó la caída desde una altura de varios metros.
“Todo apunta a un accidente. La investigación, a través de las declaraciones de familiares y vecinos, permitirá esclarecer con detalle qué sucedió”, indicó Fernández, quien trasladó públicamente su pésame a la familia.
Conmoción en la barriada de Juan XXIII en Sevilla
El suceso ha causado una fuerte conmoción entre los vecinos de la barriada Juan XXIII. Testigos presenciales relataron cómo, tras la caída, en el soportal donde la menor impactó quedaron restos de sangre, una prenda infantil de color rosa y la manguera azul utilizada en el intento de descenso, igualmente de los guantes desechables empleados por la Policía Científica durante las labores de investigación.
La tragedia ha dejado en estado de shock a familiares y allegados de la pequeña, quienes recibieron el apoyo de vecinos durante las primeras horas transcurridas después del accidente. El vecindario, marcado por la consternación, coincidía en describir la situación como “incomprensible” y “desgarradora”.
A falta de los resultados de las diligencias judiciales y policiales, la principal línea de trabajo es la del accidente doméstico. Sin embargo, los agentes continúan recabando información mediante entrevistas con testigos y familiares para esclarecer por qué la menor intentó acceder a la vivienda de ese modo y en qué circunstancias se encontraba en la azotea en ese momento.
El suceso se suma a otros recientes que han puesto el foco en la seguridad de los menores en el ámbito doméstico y en la importancia de extremar todas las precauciones en situaciones en las que los niños pueden quedar sin supervisión.
En la barriada Juan XXIII, la jornada del jueves estuvo marcada por el silencio y la tristeza. Entre los vecinos, solo una frase se repetía una y otra vez: “Ha sido una desgracia imposible de asumir”.