La Casa de Pilatos, un tesoro histórico en el corazón de Sevilla

Un palacio sevillano con alma renacentista y mudéjar

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Casa de Pilatos en C/Águilas.
Fachada principal de la Casa de Pilatos en Sevilla.

La Casa de Pilatos, ubicada en el corazón de Sevilla, es un palacio que enamora a propios y extraños con su armoniosa mezcla de estilos arquitectónicos. Construido entre finales del siglo XV y el siglo XVII, este tesoro sevillano refleja la huella de las diferentes épocas y culturas que han marcado la historia de la ciudad.

A lo largo de los siglos, la Casa de Pilatos ha recibido diversos nombres, como «Palacio del Adelantado Mayor de Andalucía», «Palacio del Marqués de Tarifa» o «Casas Principales del Duque de Alcalá». Sin embargo, su nombre más conocido, «Casa de Pilatos», se debe a una curiosa anécdota.

El Marqués de Tarifa y el Vía Crucis

En 1518, el I Marqués de Tarifa peregrinó a Tierra Santa. En Jerusalén, quedó fascinado al conocer la distancia que separaba el Pretorio de Pilatos del Monte Calvario. Al regresar a Sevilla, decidió crear un Vía Crucis que recorriera la misma distancia entre su palacio y la Cruz del Campo, un templete con una cruz erigido en 1482.

La Casa de Pilatos te transporta a un viaje a través del tiempo con sus impresionantes patios, salones decorados con frescos, escaleras monumentales y jardines de ensueño. Cada rincón del palacio esconde un detalle que te cautivará, desde la elegancia del estilo renacentista hasta la delicadeza del arte mudéjar.

La Casa de Pilatos: Los cimientos de un palacio

En 1483, Pedro Enríquez de Quiñones y Catalina de Ribera, IV Adelantado Mayor de Andalucía y su esposa respectivamente, adquirieron unas casas en la collación de San Esteban. Estas casas, que habían pertenecido a Pedro López, ejecutado por la Inquisición, serían la base sobre la que se construiría la Casa de Pilatos.

La pareja emprendió un ambicioso proyecto de ampliación del palacio, comprando propiedades colindantes a lo largo de los años. En 1487, adquirieron casas a Inés de Talancón y Fernán Gómez, y en 1490, derribaron unas casas anexas propiedad de Jerome del Monte para crear una plaza con fuente.

Pedro Enríquez falleció en 1492, y Catalina continuó las obras hasta su muerte en 1505. Durante este periodo, se colocaron los escudos heráldicos de ambas familias y se realizaron importantes obras arquitectónicas.

El palacio pasó a manos de Fadrique Enríquez de Ribera, I Marqués de Tarifa, quien continuó con las ampliaciones. En 1515, adquirió una casa en la plaza junto al palacio y, entre 1517 y 1519, compró dos nuevas casas a las hermanas Isabel e Inés Díaz de Sotomayor.

Un mercader milanés que visitó Sevilla entre 1517 y 1519 quedó maravillado por la belleza del palacio, describiendo sus patios, portadas, salas y fuentes como «bellos» y «elaborados a la morisca».

Inspiración en un viaje

En 1518, el I Marqués de Tarifa peregrinó a Tierra Santa, donde quedó fascinado por la arquitectura gótica. A su regreso, incorporó elementos de este estilo al palacio, inspirándose en obras como el retablo de alabastro de Pere Johan en Tarragona y la Catedral de Milán.

La Casa de Pilatos es el resultado de un proceso histórico complejo, marcado por compras, ampliaciones e influencias de diferentes estilos arquitectónicos. Su historia refleja el poder y la riqueza de sus antiguos dueños, así como el gusto por el arte y la cultura de la época.

Tras las huellas de Jesús en Jerusalén

En su peregrinación a Tierra Santa en 1518, el I Marqués de Tarifa quedó profundamente impactado por los lugares relacionados con la vida de Jesús. En Jerusalén, visitó la que se creía era la casa de Caifás, donde Pedro negó a Jesús. Inspirado por esta experiencia, mandó colocar en la capilla del palacio sevillano una hornacina con un gallo de barro vidriado, símbolo de la negación de Pedro.

En la Basílica del Santo Sepulcro, el Marqués vio una columna de mármol pardo donde se decía que Jesús se había apoyado durante la flagelación. Conmovido por este recuerdo, mandó instalar una columna similar en el centro de la capilla del palacio.

De regreso a Sevilla, el Marqués continuó con la ampliación y decoración del palacio. En 1526, contrató 13 columnas para el patio principal, y en 1530, compró unas casas colindantes para ampliar las huertas, creando el actual jardín grande.

Las fuentes de mármol del patio principal y del jardín grande son de mármol genovés y datan de la época del I Marqués. La fuente del patio principal originalmente tenía una escultura de un sátiro en su parte superior, pero esta se ha perdido.

La portada occidental del palacio, realizada en mármol por Antonio María Aprile da Carona en Génova en 1529, es una obra maestra de la arquitectura renacentista. En su parte superior, tres cruces de Jerusalén y la inscripción «4 días de agosto de 1519 entró en Jerusalem» conmemoran la peregrinación del Marqués.

El artesonado con escudos heráldicos del Salón del Pretorio, realizado en 1536 por el carpintero Andrés Juara, es un ejemplo excepcional de la artesanía mudéjar.

En 1538, se contrataron 2.000 azulejos por semana para decorar el palacio, y se construyó la escalera principal, obra del albañil Diego Rodríguez, con una cúpula dorada por Antón Pérez.

La Casa de Pilatos: Nuevas obras en el palacio

Salón Dorado y corredor anejo: En 1539 se contrató la construcción del Salón Dorado y el corredor adyacente con el albañil Francisco Vélez. Pinturas en la galería alta y el Salón de los Frescos: Entre 1538 y 1539 se contrataron pinturas para la galería alta y el Salón de los Frescos (también llamado Salón de las Vidrieras) con varios artistas. Finalmente, las obras fueron terminadas por Diego Rodríguez en 1539.

Per Afán de Ribera y Portocarrero, nuevo heredero

Muerte del I Marqués de Tarifa: El 2 de octubre de 1539, el I Marqués de Tarifa fallece y el palacio pasa a manos de su sobrino, Per Afán de Ribera y Portocarrero.

Infancia de San Juan de Ribera: San Juan de Ribera, hijo natural de Per Afán de Ribera, se cría en el palacio bajo la tutela de su tía paterna, María Enríquez.

Per Afán de Ribera, Duque de Alcalá de los Gazules

Virrey de Nápoles: En 1558, Per Afán de Ribera es nombrado Duque de Alcalá de los Gazules y Virrey de Nápoles por Felipe II.

Colección de estatuas: Durante su estancia en Nápoles, el Duque de Alcalá adquiere una importante colección de estatuas. Se rumorea que un barco con estas obras fue interceptado por piratas, pero la mayoría de las piezas sí llegaron a España.

Benvenuto Tortello, maestro de obras

Llegada a España: En diciembre de 1568, Benvenuto Tortello se establece en España como maestro de obras del Duque de Alcalá. Respeto por las edificaciones existentes, Tortello tiende a respetar las construcciones preexistentes en sus proyectos, añadiendo nuevos elementos adosados.

Nuevas construcciones en el Jardín Grande

Logias dobles: En 1569 se contratan las obras para la construcción de logias dobles alrededor del Jardín Grande, inspiradas en el palacio napolitano de Poggio Reale.

Logia de una sola altura: En 1570 se construye una logia de una sola altura para ocultar un almacén de agua.

Reformas y nuevas construcciones

Reforma del guardarropa: En 1570 se reforma el guardarropa original del I Marqués de Tarifa para convertirlo en caballerizas.

Cuartos nuevos: En 1570 se construyen nuevos cuartos junto a la calle Imperial y el antiguo guardarropa.

Muerte de Per Afán de Ribera y nuevo heredero

Fallecimiento del Duque de Alcalá: En 1571, Per Afán de Ribera fallece y el palacio, junto con sus títulos, pasa a manos de su hermano menor, Fernando Enríquez de Ribera.
La Casa de Pilatos continúa su evolución bajo la tutela de nuevos herederos, incorporando nuevas obras y reformas que reflejan las influencias artísticas y el poder de sus dueños.

En 1587, el II Duque de Alcalá, que vivía en el Palacio de las Dueñas, alquiló la Casa de Pilatos al canónigo Lorenzo de Ortega. En 1594, Fernando Afán de Ribera y Téllez-Girón heredó el título de III Duque de Alcalá.

En el año 1600 se construyó un pasadizo elevado que comunicaba el palacio con la Iglesia de San Esteban. Aunque este pasadizo fue modificado posteriormente, aún se puede observar el inicio del arco que lo sostenía entre edificaciones más recientes.

A principios del siglo XVII, Juan de Oviedo, arquitecto del III Duque de Alcalá, realizó importantes reformas en el palacio, entre ellas la construcción de una logia con cuatro arcos en la planta alta de la fachada oriental, que da a la Plaza de Pilatos.

Más obras de Juan de Oviedo

Oviedo también intervino en otras estancias del palacio, como las que se encuentran entre una logia del Jardín Grande y la calle Imperial, así como en las de la planta alta entre el patio principal y el Jardín Grande. Además, diseñó la biblioteca y la armería que se construyeron sobre el antiguo guardarropa.

En 1603, el pintor Francisco Pacheco fue contratado para pintar varios techos del palacio por 1.000 ducados.

En 1604, el III Duque de Alcalá solicitó al rey la venta del antiguo palacio familiar situado frente a la Iglesia de Santa Marina. El objetivo era invertir el dinero en ampliar la Casa de Pilatos y en restaurarla, ya que se encontraba en estado de ruina. El palacio frente a la Iglesia de Santa Marina se vendió por 6.000.000 de maravedís.

La biblioteca del palacio fue terminada en 1617, como lo indica una inscripción que aún se conserva. Otras estancias de principios del siglo XVII que mantienen su fisionomía original son el Salón Pacheco, el Salón Oviedo y el Gabinete.

Un palacio frecuentado por humanistas

El palacio estuvo vinculado a importantes figuras de la cultura sevillana. Cristóbal de las Casas, secretario del I Duque de Alcalá, era amigo del también humanista Juan de Mal Lara. El Duque protegió a estos y a otros humanistas, como Pedro Mejía. El IV Marqués de Tarifa tuvo como preceptor a Francisco de Medina. El III Duque de Alcalá se rodeó de un círculo de intelectuales en Sevilla, al que se llamó «Academia», en el que estaban los escritores Juan de Arguijo y Rodrigo Caro. Sin embargo, el Duque no pudo dedicarles mucho tiempo debido a sus responsabilidades como virrey en Barcelona (1619-1622), embajador en Roma (1625-1626) y virrey en Nápoles (1629-1637).

Los títulos y bienes pasaron a la hija mayor del III Duque de Alcalá, María Enríquez de Ribera, quien falleció en 1639 sin sucesor. Esto provocó que la herencia pasara a la hija de Pedro Girón, hermano del Duque, llamada Ana María Luisa Enríquez de la Cerda, casada con Antonio Juan Luis de la Cerda, VII Duque de Medinaceli.

El VII Duque de Medinaceli, nombrado capitán general de las costas de Andalucía, se mudó con su esposa a la Casa de Pilatos el 29 de noviembre de 1643. Sin embargo, en 1658 regresaron a Madrid. Desde mediados del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX, el palacio solo recibió visitas esporádicas de la familia Medinaceli.

Reparaciones y cambios en el siglo XVIII

En el siglo XVIII se llevaron a cabo diversas obras de reparación en el palacio. Sobre la puerta principal se había colocado una baranda gótica de mármol procedente de Bornos. Sin embargo, esta baranda se desplomó a comienzos del siglo XVIII y tuvo que rehacerse en 1716.

La Casa de Pilatos continúa su evolución a lo largo de los siglos, reflejando los cambios de propietarios, las nuevas necesidades y las influencias artísticas de cada época.

En 1779, la construcción de nuevas casas entre el palacio y la Iglesia de San Esteban obligó a modificar el pasadizo elevado que los conectaba. Se cambió de ubicación, pasando del lado izquierdo al lado derecho de la puerta del templo, para permitir el paso de la servidumbre.

En 1810, durante la invasión francesa de Sevilla, el palacio sufrió importantes daños al ser ocupado por numerosos soldados. Se perdieron las puertas y ventanas mudéjares, con excepción de las del Salón de los Azulejos.

Bombardeo y reparaciones

En 1843, la zona de Sevilla donde se encuentra el palacio fue bombardeada por las tropas de Espartero. Aunque el conjunto arquitectónico no resultó gravemente afectado, se necesitaron un año y 60.840 reales para repararlo.

En la segunda mitad del siglo XIX, Ángela Pérez de Barradas, I Duquesa de Denia y esposa del XV Duque de Medinaceli, mostró un gran interés por el palacio. Se realizaron diversas obras de restauración y mejora, como la reparación de la escalera principal y su cúpula, la apertura de huecos en el Jardín Grande, la sustitución de la solería de mármol negro del patio principal y la reforma de las ventanas del mismo en estilo nazarí.

A principios del siglo XX, el XVII Duque de Medinaceli vendió algunas propiedades colindantes al palacio y realizó demoliciones para configurar el actual Jardín Chico. También se derribaron tabiques que cerraban los arcos de la logia de la Plaza de Pilatos y se trasladó el balcón que allí había. Además, se llevaron a cabo otras demoliciones para recuperar la forma original de algunas estancias.

En la década de 1960 se redescubrieron los frescos de 1539 en las galerías altas. En 1966, el palacio acogió un baile benéfico al que asistieron miembros de la nobleza, recaudando fondos para la Cruz Roja.

En 1980 se creó la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, encargada de la gestión y conservación del palacio.

La Casa de Pilatos: Un recorrido exterior

El palacio, que ocupa una superficie de unos 10.000 metros cuadrados, se encuentra delimitado por cuatro calles:

Norte: Calle Imperial

Oeste: Convento de San Leandro

Sur: Plaza de Pilatos

Este: Iglesia de San Esteban

En la época estival, las habitaciones inferiores se usaban como «Palacio de Verano», mientras que las superiores se destinaban al «Palacio de Invierno».

Fachada occidental: Ubicada en la Plaza de Pilatos, presenta la puerta principal y una cruz de mármol. En la planta alta, se encuentra una logia realizada por Juan de Oviedo a principios del siglo XVII.

Fachada oriental: Ubicada en la calle Imperial, presenta otra entrada y una logia en la planta alta.

Portada principal: Realizada en mármol por Antonio María Aprile da Carona en 1529 y colocada en su actual ubicación en 1533, la portada principal destaca por su riqueza decorativa.

Destacan elementos tales como medallones con emperadores en las enjutas del arco, dos capiteles corintios, uno con águila con las alas desplegadas y otro con una cesta de frutas, frase en latín del salmo 126 en el friso, tres cruces de Jerusalén en la parte superior con la inscripción «4 días de agosto de 1519 entró en Jerusalem» y balaustrada neogótica de comienzos del siglo XVIII.

Situada en la fachada occidental, la cruz de mármoles de colores fue realizada por los canteros Nicolás Ferrero y Andrés Correa en 1630 y marca el inicio del vía crucis instituido desde el palacio por el I marqués de Tarifa en el siglo XVI.

Logia de la fachada oriental podía tener dos funciones como palco para celebraciones ya que podría servir de palco para eventos que se desarrollaran en la plaza, como corridas de toros u otras fiestas populares. También como escena del vía crucis y representar la escena en la que Jesús es mostrado al pueblo por Pilatos (Ecce Homo) en la primera estación del vía crucis.

En 1960 se colocó a la derecha de la puerta principal una losa de mármol blanco con una inscripción que recuerda que san Juan de Ribera vivió en este palacio en el siglo XVI.

La torre que alberga la escalera principal presenta un azulejo con el escudo de la Casa de Medinaceli y un techo de cerámica azul y blanca.

Patio principal, apeadero y caballerizas

Al cruzar la puerta principal de la Casa de Pilatos, nos encontramos con el apeadero, un patio de unos 270 metros cuadrados que servía como antesala o zona de recepción antes de acceder al patio principal.

Dos galerías: El apeadero está formado por dos galerías perpendiculares entre sí, ambas con columnas que presentan capiteles de moñas.

Galería junto a la fachada: Esta galería es de una sola nave y recorre el lateral del apeadero junto a la fachada occidental del palacio.

Galería que separa del patio principal: Esta galería, de dos naves, separa el apeadero del patio principal y conduce a la puerta con reja que une ambos espacios. Esta puerta fue realizada en 1861.

Busto de Pedro I: En una hornacina del apeadero se encuentra un busto restaurado del rey Pedro I, adquirido por el II Duque de Alcalá en el siglo XVI.

Caballerizas: Un espacio para los corceles

En uno de los frentes sin galerías del apeadero se encuentra el acceso a las caballerizas, un espacio construido en 1570 para albergar los caballos del palacio. Se trata de una sala con diez bóvedas de arista sostenida por columnas pareadas.

El patio principal de la Casa de Pilatos, con una superficie de 324 metros cuadrados sin contar sus galerías, es una de las joyas arquitectónicas del palacio.

Evolución histórica: El patio original, de estilo mudéjar y en forma de U, fue transformado por Fadrique Enríquez a partir de 1526, añadiendo la galería frente al Salón del Pretorio.

Dos niveles de galerías: El patio actual presenta dos plantas con galerías corridas. En ambas plantas, los arcos están sostenidos por 24 columnas de mármol de Génova con capiteles de moñas. Los arcos de la planta baja están decorados con yeserías que combinan motivos mudéjares y platerescos.

Riqueza decorativa: Los muros del patio están revestidos de zócalos de azulejos que superan los tres metros de altura. Tanto en los zócalos como en la parte alta de los muros se encuentran escudos heráldicos.

Fuente central: En el centro del patio se alza una imponente fuente de mármol de 4,03 metros de altura, realizada en Génova en 1529. Originalmente coronada por un sátiro, en la actualidad luce una escultura con dos caras de Jano, el dios romano de los cambios.

Esculturas romanas: En los ángulos del patio se encuentran cuatro estatuas del siglo II procedentes de la colección del I Duque de Alcalá. Estas esculturas representan a: Faustina Minor, esposa de Marco Aurelio, Pallas Pacifera, copia romana de la Atenea de Fidias, mujer con pandereta, modificada en el Renacimiento y Pallas Belligera, copia de una escultura del siglo V a.C. con añadidos del siglo XVI.

Bustos de emperadores romanos: Sobre el zócalo de azulejos se distribuyen 24 hornacinas circulares que albergan bustos de emperadores romanos y otros personajes destacados, procedentes de Italia.

Salón del Pretorio o de los Azulejos

Accedemos a este salón por el lado este del patio principal. Destaca por su puerta de madera mudéjar de dos hojas, con figuras geométricas, escudos de los Enríquez y los Ribera e inscripciones en latín. El artesonado, de 1536, luce ocho escudos heráldicos de las familias materna y paterna del I Marqués de Tarifa.

Corredor de Zaquizamí y Salón Dorado

Un pasillo, el Corredor de Zaquizamí, nos conduce al Salón Dorado, una habitación cuadrada con artesonado dorado y reja plateresca. En este espacio encontramos un relieve de mármol del siglo XVI con objetos de guerreros, copia de un fragmento de la Columna de Trajano. También destacan el casco, el escudo y el mazo de mármol que pertenecían a la estatua de Palas Pacifera del patio principal, dos relieves de mármol (uno del siglo I con una procesión triunfal) y una estatua de Venus dormida.

Desde el Salón Dorado se accede al Jardín Chico. Junto al Salón del Pretorio encontramos otra sala rectangular que da paso al Salón Rosa, una estancia cuadrada.

Antecapilla o Salón de Descanso de los Jueces: Se puede acceder a esta sala por el lado norte del patio principal o por el Salón Rosa. Su nombre hace referencia a los 71 jueces del sanedrín que juzgaron a Jesús. Destaca su artesonado y yeserías de la época de Pedro Enríquez y Catalina de Ribera, así como el suelo de mármol del siglo XIX.

Capilla de la Flagelación: De estilo gótico, esta capilla presenta arcos ojivales y bóvedas de crucería. En las claves de bóveda se aprecian los escudos de los Enríquez y los Sotomayor. Una columna central sostiene la estancia, donde encontramos una estatua de mármol blanco de Jesús con una oveja en los hombros. Las puertas de la capilla son del siglo XV y conservan escudos heráldicos.

Gabinete de Pilatos: Ubicado junto al Salón de Descanso de los Jueces, este espacio presenta un artesonado de finales del siglo XV y principios del XVI con piñas de mocábares, figuras de estrellas y un arrocabe con los escudos de Enríquez y Sotomayor. Las paredes están revestidas de azulejos hasta una gran altura y en el centro del suelo hay una fuente de bronce octogonal. Desde aquí se accede al Jardín Grande y a dos salas más pequeñas. En una de ellas se encuentra una réplica del cuadro «La mujer barbuda» de José de Ribera.

Salón de las Columnas: Situado en el oeste del patio principal, este salón rectangular presenta columnas y un techo de alfarje. Una ventana con reja plateresca ofrece vistas al Jardín Grande.

Subiendo la escalera monumental

Al oeste del patio principal, una majestuosa escalera del siglo XVI, construida por orden de Fadrique Enríquez, nos invita a ascender a la planta alta. Sus zócalos de azulejos y su cúpula de madera dorada por Antón Pérez en 1538, enmarcada por una estrella de doce puntas, nos cautivan con su belleza renacentista. En la base de la cúpula, escudos heráldicos y figuras de hombres salvajes flanquean a las familias Enríquez, Quiñones, Ribera y Mendoza. La semejanza con la cúpula del Salón de Embajadores del Alcázar de Sevilla, construida en 1427, es evidente.

En el muro sur de la escalera, una copia del siglo XVIII de la Virgen de la Servilleta de Murillo nos recibe con su serena presencia. Al llegar al descanso de la escalera, la galería alta nos envuelve con sus frescos de 1539, donde personajes de la Antigüedad como Virgilio, Homero u Horacio cobran vida en estructuras arquitectónicas renacentistas.

Del lado izquierdo de la galería se encuentra el Salón de Pacheco, una sala rectangular con un techo que alberga pinturas de Francisco Pacheco de 1603. La Apoteosis de Hércules preside la escena, rodeada por la Caída de Ícaro, el Rapto de Ganímedes y Astrea, la Caída de Faetón, Belerofonte sobre su caballo Pegaso y la Envidia. En las paredes, destacan obras de Luca Giordano como Prometeo encadenado y La curación milagrosa de Godofredo de Bouillón, junto con El arrastre de Francisco de Goya. Sobre una mesa, los bustos del cónsul Marcelo del siglo I y del emperador Cómodo del siglo II completan la riqueza artística del salón.

Atravesando el Salón Pacheco por su lado oeste, accedemos a un gabinete cuadrado conocido como el Gabinete. Su techo presenta una pintura del Banquete de los Dioses, obra de Jacob van der Gracht, mientras que una chimenea con placas de porcelana de Sèvres añade un toque de sofisticación. Desde aquí, podemos pasar a otra sala con una pintura de Prometeo en el techo, también realizada por Francisco Pacheco.

Continuando por el lado este del Salón Pacheco, llegamos al Salón de Oviedo, bautizado así por haber sido obra del arquitecto Juan de Oviedo. Su techo con yeserías nos invita a admirar su maestría artesanal.

Desde el Salón de Oviedo y el ángulo norte de la galería alta, podemos acceder al interior del torreón, una estancia cuadrada con un artesonado octogonal que refleja la forma del tejado que lo cubre.

Desde el torreón y la galería alta, se puede acceder al Comedor, donde un artesonado mudéjar del siglo XV y una chimenea del siglo XVII de pizarra y estilo manierista nos transportan a otra época. Entre los objetos que adornan este espacio se encuentran dos tinajas japonesas del siglo XIX, los cuadros El conde Castrojeriz de Tintoretto y La adoración de los Reyes Magos de Luca Giordano, y un bodegón pintado por Giuseppe Recco con un sirviente negro de Luca Giordano. Desde el Comedor, podemos pasar a la Sala de Fumar, con un artesonado del siglo XV.

La primera estancia a la que se accede desde el flanco este es el Salón de los Frescos, de forma rectangular. Su nombre se debe a los murales con el Triunfo de las Cuatro Estaciones que decoran sus paramentos, mientras que un artesonado mudéjar de par y nudillo cubre el techo. En esta sala se expone un relieve del siglo II de Leda con Zeus convertido en cisne. La planta alta de la Casa de Pilatos es un laberinto de belleza y cultura, donde cada sala nos sorprende con sus tesoros artísticos y arquitectónicos.

Un paseo por los jardines de la Casa de Pilatos: Jardín Chico y Jardín Grande

Jardín Chico: Un oasis de geometría y clasicismo

Ubicado en la zona oriental del palacio, el Jardín Chico se configura a principios del siglo XX como un remanso de paz y belleza. Su diseño geométrico, con muros y parterres intercalados con elementos clásicos como columnas y estatuas, se divide en tres ámbitos:

Primer ámbito: Rectangular, se dispone frente al corredor de Zaquizamí. Una alberca con una estatua de bronce lo separa del siguiente nivel.

Segundo ámbito: Formado por dos terrazas rectangulares a distinta altura. La superior presenta cuatro parterres con una estatua sobre columna en el centro.

Tercer recinto: Conformado por una sucesión de arriates con un trazado geométrico cerrado que define una glorieta central. Desde aquí, una escalera nos conduce a las terrazas escalonadas de la cubierta del edificio.

En este espacio encontramos:

Fuente de Baco: Realizada en 1900 por Mariano Benlliure, presenta una estatua de bronce de un Baco joven que sostiene el pilar de la fuente con un mascarón de mármol.

Fuente del Niño de la Tortuga: Un elemento decorativo de mármol con un niño y un águila sobre una columna.

Jardín Grande: Un escenario de grandiosidad y armonía

En el extremo opuesto del edificio se despliega el Jardín Grande o de las Logias, un recinto rectangular con un trazado geométrico unitario. Su diseño original se atribuye al arquitecto italiano Benvenuto Tortello.

Ejes principales: Rematados con logias en los lados norte, oeste y sur, donde se exponen esculturas clásicas.

Fuente central: De mármol sobre pila octogonal, cubierta por una estructura metálica.

Trama reticular: Parterres rectangulares que completan el diseño.

Se accede al jardín desde una galería en forma de L, con arcos de medio punto sobre columnas de mármol.

Logias

Logia oeste (Cenador): Un cuerpo de una planta con arcada de tres vanos y dos órdenes de hornacinas que albergan bustos y estatuas. Desde aquí se accede a un pequeño recinto previo al Patio de las Tortugas y a una galería superior con balcón al jardín.

Logia norte: De dos crujías con seis estancias, presenta una fachada al jardín con un cuerpo central de arcadas sobre columnas de mármol en dos plantas. En planta baja, una fuente circular de cerámica vidriada ocupa el centro de la logia.

Otros elementos

Gruta artificial: Con una estatua de mármol de una Venus dormida, similar a la del Salón Dorado.

Los jardines de la Casa de Pilatos nos ofrecen un recorrido por diferentes estilos y épocas, invitándonos a disfrutar de la belleza y la armonía en un entorno privilegiado.

La Casa de Pilatos nos ofrece un viaje a través de la historia y el arte, desde la majestuosidad del patio principal hasta la sobriedad del apeadero y la funcionalidad de las caballerizas. Cada espacio nos invita a descubrir nuevos detalles y a sumergirnos en la atmósfera de una época pasada.