Un estudio del arqueólogo Álvaro Jiménez Sancho propone una nueva interpretación para el gran paramento absidal ubicado junto al teatro de la antigua ciudad romana de Itálica (Santiponce, Sevilla). Este elemento arquitectónico, hasta ahora considerado parte de la muralla defensiva de la ciudad, podría ser en realidad el vestigio de un templo dedicado al culto al emperador Augusto.
El paramento absidal, construido en hormigón romano y sillares, presenta unas dimensiones considerables: 18,5 metros de diámetro exterior y 16 metros en el interior. Forma parte de un muro de 26 metros de longitud, que se integra en un edificio de planta cuadrada con una superficie estimada de 576 metros cuadrados. El ábside se sitúa en el lado norte, mientras que dos exedras rectangulares ocupan los flancos este y oeste.
La construcción del edificio se habría producido durante el reinado de Augusto (27 a.C. – 14 d.C.), antes de la ampliación del teatro bajo Adriano. La monumentalidad del ábside y la ausencia de otros edificios con características similares en la Itálica de la época sugieren que este espacio podría haber tenido un significado religioso especial.
Un templo para el culto imperial
Álvaro Jiménez Sancho propone que el edificio pudo ser un templo dedicado al culto al emperador Augusto, una figura de gran importancia en la historia romana y especialmente venerada en las provincias conquistadas. La presencia de un ábside, elemento arquitectónico común en los templos romanos, refuerza esta hipótesis.
La nueva interpretación del paramento absidal junto al teatro de Itálica abre una nueva línea de investigación en la arqueología de Itálica. Este descubrimiento podría arrojar luz sobre la organización urbana y las prácticas religiosas de la ciudad romana, así como sobre el culto imperial en Hispania durante la época augustea.
La tesis de Jiménez Sancho contrasta con la interpretación tradicional que consideraba el paramento absidal como parte de la muralla defensiva de Itálica. Esta hipótesis se basaba en la ubicación del elemento arquitectónico, cerca de los restos de la muralla de la ciudad. Sin embargo, la monumentalidad del ábside y la ausencia de elementos defensivos en su estructura sugieren que su función era bien distinta.
El estudio de Álvaro Jiménez Sancho representa un avance significativo en la comprensión de la antigua ciudad romana de Itálica. La reinterpretación del paramento absidal como parte de un posible templo dedicado al emperador Augusto abre nuevas perspectivas sobre la vida religiosa y la organización urbana de Itálica durante la época augustea.
El teatro romano: Un pilar del régimen de Octaviano
El investigador Álvaro Jiménez sostiene que el teatro fue la edificación más emblemática del sistema instaurado por Octaviano, y que su proliferación por todo el Imperio fue impulsada directamente desde Roma. Afirma que estos teatros, caracterizados por su estructura cerrada y un público organizado jerárquicamente, eran un escenario clave para la expresión del poder político.
Jiménez describe el teatro como un espacio multifuncional al servicio de la vida política en todos sus niveles, desde el imperial hasta el local, y como punto de encuentro para las distintas esferas administrativas. Según él, Augusto fomentó su uso como un medio controlado para canalizar las reivindicaciones y quejas políticas del pueblo.
El investigador también resalta la importancia del teatro en el incipiente desarrollo del culto al emperador, dada la estrecha relación entre la vida pública y la religión en la época. En este sentido, menciona las dos inscripciones con referencias explícitas a Augusto halladas en el teatro de Itálica, y las vincula con la figura del «edificio absidal» ubicado junto al mismo.
Jiménez argumenta que este edificio absidal, a menudo confundido con una construcción administrativa del foro, en realidad estaba asociado al teatro y servía como un templo dedicado al culto imperial y a la memoria de Augusto. Esta hipótesis se basa en la similitud con un edificio similar encontrado en Pompeya, y en la idea de que un ábside de tal magnitud habría sido utilizado para concentrar la devoción y sumisión del pueblo hacia el emperador, canalizada por las élites gobernantes.
En definitiva, Jiménez presenta una visión del teatro romano como una herramienta fundamental para el régimen de Octaviano, no solo como espacio de entretenimiento, sino como escenario para el ejercicio del poder, la propaganda y el culto al emperador.
Un complejo monumental al servicio del culto imperial en Pompeya
Siguiendo la línea de investigación que propone la existencia de un edificio absidal dedicado al culto imperial en Itálica, el investigador Álvaro Jiménez Sancho analiza un caso similar en la ciudad de Pompeya. Se trata de una construcción de planta casi cuadrada, con un ábside semicircular de gran tamaño (13 metros de diámetro y 5 metros de profundidad) flanqueado por dos exedras rectangulares.
Si bien la cronología exacta de este edificio aún no se ha determinado, Jiménez Sancho no descarta que se trate de una construcción augustea remodelada después del año 62 d.C., dadas las similitudes evidentes con el edificio absidal de Itálica.
El investigador va más allá y conecta este edificio absidal con los restos arquitectónicos conservados en el actual mirador del teatro de Pompeya. Estos vestigios, con una superficie de casi 500 metros cuadrados, habrían formado parte de un recinto monumental o templo ubicado sobre una terraza artificial construida sobre el graderío del teatro.
En conjunto, Jiménez Sancho propone que el teatro, el edificio absidal y el templo sobre la terraza artificial conforman un «proyecto único» dedicado a la figura del emperador Augusto. Este conjunto arquitectónico, con un diseño que se diferencia de los modelos estandarizados del siglo I d.C., refleja la voluntad de Itálica, como municipio orgulloso, de desarrollar su propia arquitectura inspirada en complejos de ciudades con mayor estatus.