Silencio institucional ante el grito desesperado de los bomberos de Sanlúcar La Mayor

#NoAguantamosMás

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Cinco bomberos posan delante de la puerta del hangar con un papel en las manos cada uno que pone: "Condenados a salvar vidas".
Protesta de los bomberos de Sanlúcar La Mayor.

Lo que empezó como una denuncia pública por parte del cuerpo de bomberos ha derivado en una dolorosa evidencia: ni la presión mediática ni la exposición en redes sociales han conseguido mover un solo ladrillo. El estado del parque de bomberos de Sanlúcar la Mayor continúa siendo, en palabras de los propios profesionales, “lamentable, insalubre y peligrosamente inoperativo”. Y, lo que es peor, las administraciones siguen sin actuar.

La etiqueta #NoAguantamosMás, nacida como grito de auxilio, se ha convertido en símbolo de una lucha frustrada. Pese a la cobertura en medios y la movilización social, la situación del parque no ha mejorado en absoluto. Las promesas institucionales brillan por su ausencia, y los responsables del Consorcio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento de la Provincia de Sevilla (CPEIS), así como la Diputación de Sevilla —propietaria del recinto—, mantienen un silencio que comienza a tornarse cómplice.

Una realidad que se agrava cada día para los bomberos de Sanlúcar La Mayor

Las condiciones del parque siguen rozando lo inadmisible. Las cocheras no permiten una salida rápida en caso de emergencia, el sistema eléctrico es inestable y los cortes de luz son constantes. Las instalaciones sanitarias presentan fugas, olores insoportables y un deterioro generalizado. Mientras tanto, la maleza crece sin control, atrayendo plagas que ponen en riesgo la salud de los efectivos.

“Lo denunciamos en 2022, lo volvimos a hacer en 2023 y lo repetimos en 2024. En cada ocasión se nos prometió una solución. Y aquí seguimos, esperando”, lamenta uno de los bomberos afectados. “La realidad es que ya no se trata de una cuestión de mantenimiento, sino de dignidad y seguridad”.

El peso del abandono institucional

Lo más preocupante no son las goteras, ni siquiera las puertas averiadas o los fallos eléctricos. Lo verdaderamente alarmante es la inacción. La sensación entre los bomberos es unánime: han sido olvidados.

Las visitas institucionales realizadas hace más de dos años no se tradujeron en ningún tipo de inversión ni reforma. Ni la gerencia del CPEIS, ni el diputado del área, ni el presidente de la Diputación han cumplido con los compromisos adquiridos. Ni una sola obra, ni una mejora, ni una respuesta clara. “Nos están empujando a la desesperación”, afirman.

Una cuestión de seguridad pública

Desde el cuerpo insisten en que esto no es solo un problema laboral. La precariedad del parque afecta directamente al servicio de emergencias que reciben miles de ciudadanos del Aljarafe sevillano. Cada minuto que se pierde por culpa de una puerta averiada o un fallo eléctrico, puede costar una vida. “No se puede proteger a la población desde un parque que parece un edificio abandonado”, denuncian.

¿Hasta cuándo?

Con más fuerza que nunca, los bomberos reiteran su exigencia: acciones reales. No comunicados, no promesas vacías, no visitas protocolarias. Obras. Inversión. Soluciones.

La campaña continuará, anuncian, con nuevas acciones de protesta. “No vamos a parar. Si las administraciones no reaccionan ante los medios ni ante la opinión pública, lo haremos más visible aún. Porque cada día que pasa, el riesgo crece. Para nosotros y para todos”.

Mientras tanto, el silencio institucional persiste. Y en Sanlúcar la Mayor, el parque de bomberos sigue cayéndose a pedazos.