Guías oficiales denuncian desprotección ante el auge de los free tours en Sevilla

La guerra de los free tours en Sevilla: entre la economía sumergida y la lucha por la dignidad profesional

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Grupo de personas y un paraguas azul de un freetour.
Grupo de personas en un freetour por Sevilla.

La ciudad hispalense, uno de los destinos turísticos más importantes de Europa, vive una silenciosa pero creciente polémica: la proliferación de los free tours, rutas guiadas que se ofrecen de manera “gratuita”, ha desatado una fuerte indignación entre los guías turísticos oficiales. Estos profesionales denuncian una competencia desleal que socava su trabajo, amparada —según afirman— por la pasividad de las administraciones públicas y el oportunismo de algunos sectores del negocio turístico, incluidos ciertos hoteles de renombre.

Guías oficiales vs. guías sin licencia

“¿Para qué la Junta de Andalucía me sometió a siete exámenes para conseguir la licencia de guía turístico si cualquiera puede desarrollar la misma labor sin ningún control?”, se pregunta con frustración José Alfonso Muriel, guía oficial desde 2001. Como él, muchos otros profesionales han tenido que superar rigurosas pruebas de acreditación, demostrar el dominio de varios idiomas y mantenerse en formación continua para ejercer una labor que ahora sienten desvalorizada.

A juicio de Muriel, los free tours suponen una amenaza real para la calidad y legalidad del turismo cultural en Sevilla. Denuncia que quienes los guían, aunque bienintencionados en muchos casos, carecen de acreditación oficial, no están dados de alta en la Seguridad Social ni declaran ingresos. “Lo que empieza como una visita ‘gratuita’ termina siendo una propina disfrazada de pago. Un sistema que, lejos de beneficiar al guía, engorda las arcas de empresas que operan en la sombra”, advierte.

Incluso se atreven a hacer recorridos de ocio alternativo, como pudiera ser el misterio o las leyendas, sin ni siquiera conocer bien lo que deben decir, deformando los casos y desvirtuando la obra de autores que escriben sobre ello. «Lo que no se sabe se inventa» que decía un cliente de uno de estos tours que quiso hacer un recorrido de estos y no lo llegó a finalizar escandalizado por la falta de información y lo que de la imaginación estaba poniendo el guía.

Un negocio millonario sin control

Detrás del modelo free tour hay plataformas empresariales, muchas veces extranjeras, que organizan estos recorridos mediante trabajadores autónomos o incluso guías sin contrato, ni formación acreditada. Según datos no oficiales, un guía puede ingresar entre 150 y 300 euros por tour, todo en metálico y sin facturas. “Es economía sumergida pura y dura. ¿Dónde está Hacienda? ¿Dónde está Turismo?”, se cuestiona Muriel.

Además, la opacidad del sistema dificulta las inspecciones laborales y fiscales, lo que genera un terreno fértil para el fraude, además de poner en riesgo la calidad de la experiencia turística. “Si seguimos permitiendo esto, mañana tendremos free abogados, free dentistas o free teatros. ¿Dónde queda la profesionalización?”.

El papel de los hoteles: ¿promotores o cómplices de los freetours?

Uno de los aspectos más polémicos del fenómeno es la implicación de hoteles en la promoción activa de estos tours. El Hotel Alcázar, por ejemplo, ofrece recorridos autoguiados al Real Alcázar mediante su aplicación móvil, además de coordinar tours privados con recogida en el propio alojamiento. Otros hoteles colaboran abiertamente con plataformas de free tours, ofreciendo a sus clientes un listado de rutas “gratuitas” por los principales monumentos de la ciudad.

“El colmo de la contradicción, hoteles promocionando servicios sin regulación. Es como si un restaurante de lujo ofreciera comida cocinada en la calle sin control sanitario”, ironiza un guía local, que prefiere no dar su nombre.

La Junta de Andalucía entre la permisividad y la omisión

Para los guías oficiales, el mayor reproche recae sobre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla. Consideran que no se han tomado medidas claras para regular este tipo de actividades ni se han atendido las múltiples denuncias interpuestas. “Estamos en tierra de nadie. Se protege más al que no cotiza que al profesional que cumple con la ley”, lamentan.

A pesar de ello, los free tours siguen creciendo, impulsados por una demanda de turistas jóvenes que buscan experiencias accesibles y flexibles. Plataformas como GuruWalk o Freetour.com se han consolidado como referentes en este nicho, desdibujando la línea entre la visita cultural informal y el servicio profesional turístico.

Los guías oficiales no apelan solo a las autoridades, sino también a la conciencia del visitante. “Cuando vengas a Sevilla, pregúntate quién está detrás de ese tour. ¿Es un profesional cualificado? ¿Contribuye al desarrollo sostenible de la ciudad o alimenta un sistema fraudulento?”, señala Muriel.

En una ciudad cuya historia, arte y patrimonio requieren conocimiento y responsabilidad para ser contados, el debate sobre los freetours no es menor. Es un reflejo de cómo la precarización y la falta de regulación pueden poner en jaque a quienes han hecho del turismo cultural una vocación y un medio de vida.