Después de 29 años ininterrumpidos llenando de sabor y color las calles de Sevilla, el Festival de las Naciones ha anunciado su suspensión para este 2024. La noticia, comunicada a través de un escueto pero emotivo mensaje, ha caído como un jarro de agua fría entre los sevillanos y visitantes que ya esperaban con ansias esta tradicional cita otoñal.
«Sentimos este año no estar en Sevilla. Gracias de corazón a todas las generaciones que nos han acompañado durante 30 años. Estamos trabajando en un nuevo evento para sorprenderos en 2025. En vez de un adiós… hasta pronto», ha señalado la organización. Con estas palabras, se despide temporalmente una fiesta que se ha convertido en un referente cultural de la ciudad.
Nacido en 1993 como una suerte de continuación a menor escala de la Expo’92, el Festival de las Naciones ha evolucionado y adaptado a los nuevos tiempos, pero siempre manteniendo su esencia multicultural y festiva. Tras sus inicios en el Casino de la Exposición, encontró su hogar definitivo en los jardines del Prado de San Sebastián, donde ha deleitado a millones de visitantes con sus propuestas gastronómicas, musicales y artísticas.
La edición de 2023, a pesar de las dificultades, fue un éxito rotundo. Con más de 100 artistas nacionales e internacionales y cientos de horas de programación en directo, el festival ofreció una experiencia única y diversa. Sin embargo, las quejas vecinales por el ruido y las molestias generadas en las inmediaciones del Prado de San Sebastián pusieron en jaque la continuidad del evento.
La suspensión del Festival de las Naciones en 2024 representa un duro golpe para la ciudad, pero también una oportunidad para reflexionar sobre su futuro. La organización ha anunciado que está trabajando en un nuevo formato que permita superar los obstáculos encontrados y garantizar la sostenibilidad del evento a largo plazo. Mientras tanto, los sevillanos y visitantes tendrán que esperar con paciencia para volver a disfrutar de esta fiesta única y multicultural.
Incertidumbre de cara al futuro
Sergio Frenkel, expresó su deseo de continuar colaborando con el Ayuntamiento de Sevilla. En declaraciones a este periódico, Frenkel afirmó que su intención era «transformar los problemas en una oportunidad», destacando la importancia de la relación entre la organización y la administración local. «Queremos trabajar conjuntamente con ellos y que se sientan orgullosos de este festival», aseguró. Sin embargo, el director evitó profundizar en las quejas vecinales, limitándose a afirmar que habían «ofrecido medidas para amortiguar el posible impacto» y que su «filosofía ha sido y es tener una buena convivencia».
No es la primera vez que el Festival de las Naciones se enfrenta a estas dificultades. En ediciones anteriores, se han registrado incidentes relacionados con la falta de seguridad y, sobre todo, con la documentación requerida por el Ayuntamiento. Hace una década, a punto de comenzar la edición, los organizadores se vieron obligados a cerrar las instalaciones debido a la denegación del permiso de obras por parte de Urbanismo. La suciedad acumulada en el parque fue uno de los factores que desencadenaron esta crisis, marcando uno de los momentos más bajos en la historia del festival.
A pesar de estos contratiempos, la empresa organizadora, Eventos y Proyectos Iberoamericanos, confía en poder regresar en 2025 a un nuevo espacio que les permita alcanzar a un público más amplio y renovar la ilusión de los sevillanos. Aunque en las redes sociales se han manifestado algunas críticas por la suspensión del evento, lo cierto es que la popularidad del festival había disminuido en las últimas ediciones.
La decisión de suspender el Festival de las Naciones plantea interrogantes sobre el futuro de este evento emblemático. ¿Será capaz la organización de superar los obstáculos y encontrar una nueva ubicación que satisfaga tanto a los vecinos como a los visitantes? ¿Podrá reinventarse y recuperar la magia de sus primeras ediciones? Las respuestas a estas preguntas marcarán el devenir de una fiesta que ha sido parte de la vida de Sevilla durante casi tres décadas.