El clima que rodea al Sevilla Fútbol Club ha alcanzado niveles de tensión insostenibles. La tormenta institucional y deportiva que atraviesa el club ha desencadenado una oleada de protestas por parte de una afición desencantada, que ya no encuentra consuelo ni en la permanencia del equipo en Primera División. Los hechos recientes apuntan a una radicalización del malestar, que ha traspasado los límites del respeto y amenaza con derivar en una crisis sin precedentes.
La gota que ha colmado el vaso llegó esta semana con la aparición de varias pancartas dirigidas directamente contra el Consejo de Administración del club. En distintos puntos del Aljarafe sevillano, se colgaron carteles con nombres de familias vinculadas a la cúpula del club —Castro, Carrión, Alés y Guijarro—, así como una clara alusión al actual presidente, José María del Nido Carrasco, con el mensaje: “Junior fuera. Sevilla somos nosotros”.
No obstante, la escena más escalofriante se vivió en el barrio de Pino Montano. Allí apareció un muñeco hinchable colgado con una bufanda del Sevilla FC, acompañado del mensaje: “Junior, este será tu final”. Una advertencia de tono macabro que fue retirada horas más tarde, aunque no antes de difundirse ampliamente en redes sociales, generando una fuerte preocupación por la escalada de las protestas.
Este episodio ocurre tras un tenso asedio a la Ciudad Deportiva que obligó a los jugadores del primer equipo a pernoctar en las instalaciones, acorralados por una hinchada que ha pasado del abucheo a la intimidación. La línea del respeto se ha difuminado, y la presión social sobre los dirigentes es cada vez más asfixiante.
Protesta masiva a la vista
El punto álgido de esta crisis podría vivirse este domingo, cuando el Sevilla reciba al Real Madrid en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Aunque el equipo de Joaquín Caparrós ya ha certificado la permanencia tras vencer a Las Palmas y gracias a la ayuda indirecta del Villarreal, el ambiente que se espera no será de celebración. La afición ha decidido volcarse contra el palco.
El grupo ultra Biris Norte ha llamado a los seguidores blanquirrojos a no entrar al estadio hasta el inicio de la segunda mitad. El objetivo es claro: vaciar las gradas en los primeros 45 minutos y centrar toda la presión en el Consejo de Administración, dejando a un lado al equipo, que ya no se juega nada.
El grito de “¡Dimisión!” retumbó en Nervión tras el último partido, y la jornada ante el Madrid podría convertir el estadio en un campo de batalla simbólico entre una directiva atrincherada y una hinchada que exige cambios inmediatos.
Un futuro con muchas dudas
Lo que en otro tiempo fue una relación de fidelidad inquebrantable entre club y afición, ahora se encuentra rota. La salvación, que hace unos años habría sido impensable como único objetivo de la temporada, apenas ha servido como bálsamo. La fractura institucional, la mala planificación deportiva y la desconexión con la grada han llevado al Sevilla FC a una encrucijada peligrosa.
La directiva deberá reflexionar seriamente sobre su continuidad, porque el clima que se respira no solo es de protesta, sino de abierta hostilidad. Y aunque la pasión sevillista ha sido siempre un motor de orgullo, ahora se ha tornado en furia que amenaza con arrasar todo a su paso.
El club vive días oscuros. Y lo peor, es que nadie sabe cuándo volverá la luz.