Las carreras ilegales de coches y motos, una práctica clandestina que lleva más de dos décadas azotando las noches de Sevilla, han encontrado en la Avenida de Emilio Lemos, en Sevilla Este, un nuevo y peligroso escenario. A pesar de su carácter urbano y residencial, esta vía se ha convertido en las últimas semanas -sobre todo los fines de semana- en un improvisado circuito de velocidad, maniobras arriesgadas y exhibiciones, sin que la presencia policial -poca o nula- consiga disuadir a los participantes ni frenar el fenómeno.
Tradicionalmente centradas en lugares más apartados como la Isla de la Cartuja o el Higuerón —zonas industriales o de ocio que por la noche quedan desiertas—, las carreras ilegales se están trasladando a zonas más pobladas, incrementando de forma alarmante el riesgo para viandantes y residentes. Sevilla Este, con amplias avenidas como Emilio Lemos, es ahora uno de los puntos calientes de esta peligrosa actividad, según denuncian vecinos de la zona.
Redes sociales como campo de batalla
Las carreras se convocan a través de plataformas como TikTok, Instagram o Telegram, donde los participantes comparten vídeos y detalles logísticos de los encuentros. Algunos incluso retransmiten las pruebas en directo, como si de un evento deportivo se tratase. Las imágenes muestran decenas de vehículos realizando “trompos”, “caballitos” y maniobras de drifting, a escasos metros de viviendas familiares. En muchas ocasiones, el público se sitúa en los márgenes de la calzada, como si asistiera a una procesión, alentando a los conductores en un ambiente que mezcla adrenalina, alcohol y música.
Vecinos de Emilio Lemos aseguran que los ruidos de motores, gritos y música a todo volumen se extienden hasta altas horas de la madrugada durante los fines de semana. “No es solo el ruido. Es el miedo a que ocurra una tragedia”, afirma María Dolores G., residente desde hace 15 años en la zona. “Hay niños, familias, personas mayores. Y ni rastro de la policía”.
Sin presencia policial
Pese a que la Policía Local de Sevilla desmanteló una concentración similar en septiembre de 2023 en esta misma avenida —con más de 50 vehículos implicados—, los vecinos denuncian que, en la actualidad, no hay presencia policial suficiente ni operativos regulares para prevenir las nuevas quedadas. Las carreras continúan celebrándose cada fin de semana, sobre todo los sábados por la noche, sin apenas interrupciones.
“Han vuelto, y con más fuerza”, comenta un portavoz de una asociación vecinal de Sevilla Este. “Después de la operación de 2023 pensábamos que se acabaría, pero han regresado, y ahora con motos y vehículos. Y nadie hace nada”.
El problema no es nuevo. En 2004, un niño de diez años murió atropellado en una carrera ilegal en Tablada. Desde entonces, las autoridades han realizado numerosas operaciones. Entre 2020 y 2024, más de una decena de intervenciones policiales buscaron frenar estas prácticas.
A pesar de los esfuerzos, la realidad demuestra que estas operaciones puntuales no han sido suficientes. Hoy, en pleno junio de 2025, las carreras ilegales no solo siguen existiendo, sino que se han enraizado en barrios residenciales, aumentando el riesgo para una población que ya no puede dormir tranquila ni sentirse segura.
Vecinos y asociaciones de vecinos exigen al Ayuntamiento de Sevilla y a las fuerzas de seguridad una intervención firme, con presencia policial sostenida y vigilancia o cámaras, así como endurecimiento de sanciones. “La permisividad genera impunidad”, señala un miembro del AMPA de un colegio cercano. “No podemos esperar a que haya una desgracia para actuar”.
Mientras tanto, la Avenida de Emilio Lemos, una de las arterias más transitadas de Sevilla Este, sigue siendo cada fin de semana el escenario de carreras clandestinas y maniobras temerarias que ponen en jaque la seguridad ciudadana ante la falta de acción de las autoridades.