Una investigación judicial destapada por el Juzgado de Instrucción número 5 de Barcelona ha puesto en el centro del huracán a seis exfutbolistas vinculados al Sevilla FC, acusados de participar en una presunta estafa relacionada con criptomonedas y tokens no fungibles (NFTs). Entre los implicados figuran nombres reconocidos como Alejandro ‘Papu’ Gómez, Lucas Ocampos, Iván Rakitic, Nico Pareja, Alberto Moreno y Javier Saviola.
Según la denuncia, presentada por una docena de afectados residentes en España, el fraude superaría los tres millones de euros, aunque expertos en blockchain advierten que el número real de damnificados podría contarse por miles, lo que elevaría significativamente el impacto económico.
La empresa detrás del fraude de las criptomonedas
La querella apunta directamente a la empresa Shirtum Europa S.L.U. y a sus filiales en Andorra, así como a cuatro de sus promotores: el empresario argentino David Rozencwaig, vinculado personalmente al ‘Papu’ Gómez, y los empresarios catalanes Manel Ángel Torras, su hijo Marc Alberto Torras y Manuel Morillas. Se les atribuyen hasta once delitos, entre ellos estafa, apropiación indebida, blanqueo de capitales, publicidad engañosa y fraude fiscal.
El caso, admitido a trámite el pasado 12 de mayo, está respaldado por trece informes técnicos firmados por expertos en economía digital y tecnología, incluyendo al catedrático Prosper Lamothe Fernández, de la Universidad Autónoma de Madrid.
¿Cuál fue el papel de los futbolistas del Sevilla?
Los exjugadores del Sevilla FC habrían promocionado activamente el proyecto Shirtum, prestando su imagen para campañas publicitarias, especialmente en redes sociales. En documentos oficiales del proyecto, como el ‘white paper’, se les menciona incluso como “fundadores”. Según la querella, esta estrategia generó una falsa confianza entre los inversores, que creyeron en la legitimidad del proyecto al ver respaldos de figuras del fútbol internacional.
Se destaca el caso de ‘Papu’ Gómez, quien habría tenido un papel protagónico debido a su relación personal con uno de los promotores del negocio.
Shirtum se presentó como una plataforma innovadora que permitiría a los fanáticos del fútbol adquirir NFTs de momentos únicos protagonizados por jugadores de élite. Para participar, los usuarios debían comprar una criptomoneda propia, el $SHI, emitido por la empresa. Sin embargo, la plataforma jamás llegó a funcionar como se prometió: los NFTs resultaron ser falsos o intransferibles, y el token carecía de cualquier utilidad real.
A pesar de ello, se logró recaudar una suma millonaria en Binance Coin (BNB), una criptomoneda de alta liquidez cuyo uso no fue reflejado en las cuentas de Shirtum, según los peritajes.
Desvío de fondos y supuestos hackeos
La acusación sostiene que los promotores desviaron los fondos a fines personales y vaciaron la empresa, mientras que justificaban las pérdidas ante los inversores con explicaciones no verificadas, como supuestos robos y hackeos masivos. Además, eliminaron sus publicaciones anteriores relacionadas con el proyecto, tratando de borrar su vinculación pública con Shirtum.
La investigación ha revelado una estructura empresarial opaca que conectaba empresas en España y Andorra, con el presunto objetivo de ocultar la verdadera propiedad de los fondos y evadir impuestos. Los expertos afirman que esta red fue diseñada deliberadamente para facilitar los delitos denunciados.
El ingeniero y jurista Sergio Carrasco Mayans, uno de los peritos del caso, ha identificado más de 11.000 carteras digitales que recibieron el token $SHI, muy por encima de las 900 inicialmente reconocidas. Esta cifra refuerza la hipótesis de que el número de afectados es mucho mayor de lo estimado al inicio.
Pese a que la web de Shirtum sigue operativa, no existe ninguna funcionalidad activa, y el token $SHI ya no es mencionado como moneda válida. Los expertos advierten que esto puede inducir a error a nuevos usuarios, generando una falsa apariencia de legitimidad.
El informe técnico concluye que el $SHI no cumplió con los requisitos de un “utility token” y en realidad funcionó como un “security token” sin las garantías legales necesarias, lo que podría derivar en sanciones por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Este caso representa uno de los escándalos más sonados en la intersección entre el mundo deportivo y las finanzas digitales. La utilización de la imagen de futbolistas de élite como presunto gancho para atraer inversiones pone de relieve los riesgos de la falta de regulación en el ámbito de los criptoactivos y abre un nuevo frente legal con posibles repercusiones penales y reputacionales para los implicados.