La viejo estación de tren de San Benito, es sólo un vestigio abandonado de una época pasada, que se levanta solitaria en medio de un campo yermo. Su arquitectura otrora símbolo de progreso, ahora parece un monumento al olvido. Es un lugar que invita a la reflexión, pero también a la inquietud.
Fue aquí donde encontramos a Luis P., un hombre de mirada intensa y voz grave. Luis había trabajado hace décadas en la estación durante su juventud y, a pesar de los años transcurridos, aún sentía un extraño vínculo con aquel lugar.
“Te contaré algo que nunca olvidaré”, comenzó Luis, su voz resonando en la quietud del edificio abandonado. “Una noche, mientras realizaba mi turno, escuché una voz que me llamaba por mi nombre. Al principio pensé que era producto de mi imaginación, pero la voz se volvió cada vez más clara y insistente. Decidí investigar y encendí la grabadora de casete. Al reproducir la cinta, quedé petrificado: se escuchaba claramente una voz susurrando mi nombre» en referencia a captar una psicofonía. Este octogenario aun se consternaba al relatar su experiencia.
“Y eso no fue todo”, continuó Luis. “En varias ocasiones, vi sombras moverse en las esquinas, a pesar de que estaba completamente solo. Los aparatos electrónicos se encendían y apagaban sin razón aparente, como si una fuerza invisible los manipulara”. ¿Alguna razón para esos fenómenos? ¿Algún accidente o tragedia?. «Se decía que aquí hubo un accidente a finales de los 40 pero no hay constancia de nada de ello, si es cierto que otros compañeros de turno decían que veían a Antonio, un vigilante que murió y que le tenía mucho apego al sitio y a su trabajo, dicen que su alma aún se pasea por aquí».
Intrigado por el relato decidí investigar más a fondo. Contacté con un equipo de investigadores paranormales y organizó una visita a la estación. Durante la noche, armados con cámaras de video, grabadoras de audio y equipos de medición electromagnética, exploramos cada rincón del lugar con resultados muy llamativos.
Las cámaras captaron sombras que se desplazaban por los pasillos así como fotografías extrañas, con halos de luz y esas mismas sombras que parecían esconderse detrás de los muros, sin que hubiera ninguna explicación racional. Las grabadoras registraron extraños ruidos y voces que parecían susurrar palabras ininteligibles. Los equipos de medición detectaron picos de energía en zonas concretas de la estación, lo que sugería la presencia energética, una alteración que no tenía por que afectar al EMF allá donde hoy no hay nada eléctrico.
Uno de los investigadores, una experimetada médium, afirmó haber establecido contacto con un espíritu que deambulaba por la estación. Según ella se trataba de un antiguo trabajador que había fallecido trágicamente en el lugar y que aún no había encontrado la paz.
Reconozco que tenía más preguntas que respuestas. ¿Era posible que la estación de San Benito -como se la llama- estuviera realmente embrujada? ¿Había una explicación científica para los fenómenos paranormales que se habían producido?
A pesar de las dudas, una cosa estaba clara: la estación guarda un misterio que desafía cualquier explicación lógica. Y aunque algunos podrían atribuir los sucesos a la imaginación o a simples coincidencias, los investigadores de lo paranormal están convencidos de haber experimentado algo sobrenatural.
Segunda investigación en la estación abandonada
El equipo de investigadores llegó al lugar al caer la noche. La estación, iluminada solo por las luces de sus linternas, parecía más grande y sombría que durante el día. Los ecos de sus pasos resonaban en la inmensidad de la sala de espera, creando una atmósfera opresiva.
«Esta estación tiene una energía muy densa», comentó Rosa Sánchez, mientras paseaba su mano sobre una de las paredes descascarilladas. «He sentido presencias desde que entré».
A medida que avanzaban por la estación, los investigadores colocaron diversos equipos: cámaras de video de alta sensibilidad, grabadoras de audio de amplio espectro y medidores de campos electromagnéticos. Cada rincón era explorado con meticulosidad, buscando cualquier evidencia de actividad paranormal.
En la antigua sala de telegrafía, mientras Rosa realizaba una sesión de contacto espiritual, la grabadora captó un sonido extraño: una voz susurrante, casi imperceptible, que parecía responder a sus preguntas. La grabación fue analizada posteriormente por expertos en sonido, quienes confirmaron que la voz no podía atribuirse a ninguna interferencia externa.
Se captaron sombras moviéndose de forma errática por los pasillos, sin que hubiera ninguna persona presente. Los medidores de campos electromagnéticos detectaron picos de energía en zonas concretas de la estación, lo que sugería la presencia de una fuerza energética desconocida.
La atmósfera de la estación, combinada con las evidencias recogidas por los investigadores, lo convencían de que algo sobrenatural estaba ocurriendo.
Al final de la noche, el equipo se reunió para analizar los datos obtenidos. Las conclusiones fueron sorprendentes: la estación parecía tener presencias. Algunos investigadores sugirieron que podría tratarse de los antiguos trabajadores del ferrocarril, quienes habían fallecido en trágicas circunstancias y ahora vagaban por el lugar sin encontrar descanso o de un accidente en el que fallecieron varias personas.
La experiencia fue muy intensa y no se podía explicar racionalmente lo vivido, allí existe una realidad más allá de lo que nuestros sentidos pueden percibir.