Fenómenos paranormales en la casa abandonada de Mairena del Aljarafe, en la «Residencia de los Ancianos olvidados»

“La atmósfera era pesada desde que entramos. A medida que avanzábamos, la temperatura bajaba inexplicablemente, a pesar de estar en pleno verano sevillano,” explica Carmen Espinosa

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Casa presuntamente encantada.
Residencia de los Olvidados.

En la localidad de Mairena del Aljarafe, Sevilla encontramos una vieja casa de imponentes dimensiones -casi 3500 m2-. Su fachada ha resistido años de abandono, y sus muros se han convertido en el lienzo perfecto de pintadas urbanas y grafitis de advertencia: «¡No entrar!», «Aquí habitan los muertos», «El infierno está en esta casa». La casa, de múltiples habitaciones y un gran patio central, parece haberse quedado detenida en el tiempo. Fue, según se comenta, un hogar de ancianos; muchos de sus residentes pasaron sus últimos días entre esas paredes, rodeados de dolor, olvido y, en algunos casos, de una soledad impuesta por el propio deterioro de sus mentes. Hoy, abandonada y en ruinas, sigue albergando rastros de aquellos que una vez la habitaron… y algunos aseguran que, más allá de la muerte, aún siguen ahí.

Los rumores en la zona hablan de sombras furtivas que cruzan los pasillos, sonidos inexplicables que irrumpen en la quietud de la noche y, lo más escalofriante, de una voz de ultratumba que parece manifestarse en ocasiones como un lamento largo y sombrío.

Investigación paranormal en el interior

El equipo de investigadores que formaba hace unos años (en 2014) tuvo acceso exclusivo al lugar y lo que registramos allí aun nos sorprende. “La atmósfera era pesada desde que entramos. A medida que avanzábamos, la temperatura bajaba inexplicablemente, a pesar de estar en pleno verano sevillano,” explica Carmen Espinosa, una de las integrantes del equipo. Los miembros de mi equipo comenzaron a registrar psicofonías en varias de las habitaciones donde, supuestamente, habían fallecido antiguos residentes. En una de las grabaciones, una voz débil parece susurrar «no puedo… no puedo» como si el propio espíritu estuviera atrapado en su sufrimiento final.

Otra psicofonía captada muestra un sonido que recuerda al de un llanto femenino. «Se siente como si estuviera a tu lado, susurrándote al oído. Cuando lo escuchas, no tienes otra opción que creer que alguien, o algo, está ahí”, añade Carmen, quien reconoce que fue la experiencia más perturbadora en sus años de investigaciones paranormales.

Durante la investigación, los fenómenos no solo se limitaron a los registros de audio, otro de los investigadores, relata que en más de una ocasión observó sombras desplazarse por el patio central. “Parecía que alguien estuviera caminando de una habitación a otra, y cada vez que nos acercábamos, no había nadie allí”, explica Miguel Ángel Paredes. La aparente presencia de estas sombras aumentaba en las zonas donde, según decían los testigos, habían fallecido residentes que padecían demencia, una enfermedad que suele dejar fuertes impresiones energéticas, según algunos parapsicólogos.

Además de las sombras, otro fenómeno recurrente fue el brusco descenso de temperatura. Los sensores profesionales de ambiente instalados mostraron caídas repentinas de varios grados en las habitaciones donde, según los trabajadores de la casa, algunos ancianos pasaron sus últimos días en un estado casi de olvido total. “Es como si esa energía residual permaneciera anclada a las paredes de la casa”, dice José, otro investigador, “una especie de impregnación que todavía se manifiesta”.

El suceso más desconcertante para el equipo fue lo ocurrido con un detector de presencia, que instalaron para verificar la posible actividad paranormal en una de las habitaciones. Juan López cuenta que, mientras revisaban el equipo de grabación, el detector salió disparado varios metros, como si unas manos invisibles lo hubieran arrojado con fuerza. «Fue como si algo nos dijera ‘basta, salgan de aquí’», asegura.

El impacto fue tal que el detector quedó dañado. “Fue escalofriante. Sentimos una energía intensa, casi como una presencia enfadada. Nadie de nosotros pudo explicar lo que pasó, pero todos vimos el objeto volar como si estuviera empujado por una fuerza incontrolable”, comenta Carmen, quien asegura que después de aquel suceso, algunos integrantes decidieron abandonar la casa por temor a que el siguiente fenómeno fuera aún más peligroso.

Testimonios de los vecinos

El edificio se encuentra en una zona en la que se ha construido -o se está construyendo- nuevas casas, es difícil encontrar a los antiguos vecinos del lugar pero en las visitas que hemos realizado se han captado voces que parecen provenir del lugar. “A veces parece que alguien está pidiendo ayuda… Otras veces, es como si escuchara a alguien susurrando una especie de canto”, indica Miguel Ángel Paredes

Manuel, un joven que solía jugar cerca de la casa en su adolescencia, recuerda que los niños solían retarse a entrar al lugar como prueba de valentía. “Siempre había algo raro. Mis amigos decían que veían sombras, pero yo no quería entrar, algo en esa casa me daba miedo”, confiesa.

Posibles explicaciones

Los investigadores explican que, en lugares donde la vida termina en circunstancias traumáticas o con altos niveles de sufrimiento, es posible que queden impregnadas fuertes energías. En el caso de esta residencia, donde presuntamente -a decir de los testigos- muchas personas de avanzada edad pasaron sus últimos días en una soledad angustiante o luchando contra la demencia, el sitio podría haber acumulado, lo que en parapsicología llaman “impregnación”. “Es una acumulación de energías residuales que, al no disolverse, pueden manifestarse en lo que conocemos como fenómenos paranormales” indicaba José.

La casa abandonada de Mairena del Aljarafe es hoy un lugar muy desconocido, está vallado, es difícil entrar y hasta peligroso. Sin embargo, quienes se aventuran en sus oscuros pasillos rara vez salen igual. Allí, entre esas paredes que aún conservan los ecos de sufrimientos pasados, parece latir un extraño pulso, un recordatorio de que, a veces, las despedidas no son tan definitivas como creemos.