De pequeño me contaban muchas historias de terror o de misterios. Una de ellas siempre me llamó la atención y la atesoro como un cuento para un niño que tenía mucha curiosidad.
La casa encantada de Nervión
Mi padre me decía que había en Sevilla una antigua mansión en el barrio de Nervión que, según se decía, estaba encantada. La mayoría de la gente evitaba el lugar, pero había algunos valientes que se aventuraban a entrar en la mansión. Se rumoreaba que había algo que se escondía entre las sombras, pero nadie sabía qué era.
En cierta ocasión un grupo de amigos decidió entrar a explorar la mansión. Se adentraron en la oscuridad de la casa con sólo sus linternas. Pronto se dieron cuenta de que algo no estaba bien. Las puertas se cerraban detrás de ellos, los pasos resonaban en el suelo y el viento soplaba a través de las ventanas rotas.
Pero lo peor estaba por venir, cuando llegaron a la sala principal, encontraron un espejo antiguo que parecía estar fuera de lugar. Uno de los amigos se acercó para examinarlo, pero cuando se miró en el espejo, vio algo que lo dejó pálido de miedo. Su reflejo no era el suyo, sino el de una figura oscura con ojos rojos y una sonrisa siniestra.
Los amigos intentaron huir de la mansión, pero las puertas y ventanas se habían cerrado misteriosamente. Se encontraron atrapados en la casa encantada con la presencia oscura que los perseguía. Con cada minuto que pasaba, se daban cuenta de que no estaban solos en la casa, y que la presencia maligna los estaba cazando.
Los amigos se aferraron el uno al otro, intentando encontrar una salida. Pero la mansión parecía tener una vida propia, con habitaciones que aparecían y desaparecían, pasillos que se retorcían y llevaban a ninguna parte, y puertas que se abrían a habitaciones vacías.
Finalmente, después de horas en la casa, encontraron una pequeña ventana en la planta superior que parecía ser su única salida. Escalaron por ella, desesperados por escapar de la mansión encantada. Sin embargo, cuando llegaron al suelo, se dieron cuenta de que algo los había seguido. La presencia oscura estaba detrás de ellos, y no se detendría hasta que los hubiera atrapado a todos.
La casa del doctor Guija
Con el tiempo la historia se transformó más aún, o se olvidó, se distorsionó y aquella mansión encantada se perdió de “vista” para siempre. Pero, por avatares del destino, di con ella, en Nervión, junto a la comisaría. Era la llamada “Casa del doctor Guija” que también llevaba aparejada muchas historias y a la que muchos alteraron el nombre para llamarla “Casa del doctor Ouija”, incrementando más su tenebrismo.
Con el tiempo, la mansión encantada se convirtió en el centro de muchas leyendas urbanas. Se decía que aquellos que entraban en la mansión nunca salían, y que la presencia oscura aún acechaba entre sus paredes.
Algunos incluso afirmaban haber visto sombras moviéndose en las ventanas y escuchado gritos provenientes del interior de la casa.
Con el tiempo la mansión cayó en ruinas hasta que se decidió rehabilitarla y hacer en ella la sede del Distrito olvidándose la leyenda de la mansión encantada y sus historias de terror o la presencia oscura que, aún hoy, sigue acechando entre sus paredes, esperando a su próxima víctima.