En la brumosa era del siglo VIII, una leyenda floreció en la Península Ibérica: la historia de Santa Librada, una joven nona (nacida de un parto de nueve niñas) que desafió las normas sociales y encontró su destino en la fe.
Repudiada por su madre romana, Librada y sus hermanas fueron entregadas a una esclava cristiana que las bautizó y las crio con amor. La joven Librada, de belleza excepcional, pronto se vio envuelta en un compromiso matrimonial con el rey moro de Sicilia, un acuerdo político que la alejaba de su fe y de su vocación.
Determinada a preservar su castidad y su fe cristiana, Librada recurrió a la oración y al ayuno. Su súplica fue escuchada y su cuerpo experimentó una transformación radical, su rostro se deformó y su piel se cubrió de vello, convirtiéndola en un ser irreconocible.
El rey moro, horrorizado por la transformación de Librada, rompió el compromiso matrimonial. Enfurecido, el padre de Librada la acusó de herejía y la condenó a una muerte cruel: la crucifixión.
Santa Librada, con su fe intacta, soportó el martirio con valentía. Su sacrificio la convirtió en un símbolo de resistencia y esperanza para los cristianos.
Su singularidad reside en ser la única virgen representada en una cruz, un recordatorio perenne de su entrega y su compromiso. La imagen de Santa Librada peregrina por la Iglesia del Salvador, concediendo milagros a aquellos que la encuentran con devoción.
En la actualidad, la Santa «barbuda» tiene un lugar fijo junto al altar de la Hermandad de Pasión de Sevilla, donde recibe el homenaje y la veneración de los fieles que se inspiran en su historia de fe, sacrificio y transformación.
Más allá de la leyenda
La Santa es venerada en diversos lugares de España y Portugal. Pero, especialmente, en la ciudad de Sevilla, donde se encuentra su imagen en la Iglesia del Salvador. La cruz de Santa Librada representa no solo su martirio, sino también su victoria sobre las imposiciones terrenales y su triunfo en la fe.
La leyenda de Santa Librada nos recuerda que la fe puede superar cualquier obstáculo y que la verdadera belleza reside en la fortaleza del espíritu. Es un legado cultural que nos invita a reflexionar sobre la importancia de la fe, la libertad individual y la búsqueda de la verdad.