La Semana Santa de Sevilla 2024 ha estado marcada por la lluvia, lo que ha reducido el número de cofradías que han podido realizar su estación de penitencia. A pesar de ello, se han vivido momentos de emoción y fervor en las calles pero también momentos de tensión en algunos puntos de la ciudad debido a la aglomeración de personas.
En algunos casos, la Policía ha tenido que intervenir para evitar conatos de peleas. El alcalde, José Luis Sanz, ha lamentado que algunas personas que vienen a la Semana Santa «no saben ni lo que están viendo».
Sanz ha propuesto realizar campañas de concienciación para el año que viene, dirigidas a los visitantes, para que sepan cómo comportarse durante la Semana Santa.
Sin embargo, es importante señalar que no solo los visitantes generan problemas, sino también los propios sevillanos. El modo de presenciar las cofradías ha cambiado mucho en las últimas décadas, y esto ha contribuido a la tensión que se vive en algunos momentos.
La Semana Santa de 2024 ha sido solo la punta de un iceberg. El Ayuntamiento deberá trabajar para encontrar soluciones a los problemas que se han detectado este año, tanto para los visitantes como para los propios sevillanos.
Las «sillitas» en Semana Santa: ¿éxito de la nueva normativa o efecto de la lluvia?
Sevilla ha vivido una Semana Santa atípica, marcada por la lluvia y las medidas de control sobre el uso de las «sillitas». Aunque, curiosamente, no se ha impuesto ninguna multa, la labor informativa de la Policía Local ha logrado disuadir su uso reiterado.
El Ayuntamiento buscaba evitar tapones en la vía pública y concienciar sobre los riesgos de este asiento portátil. Sin embargo, la meteorología adversa ha limitado la presencia de cofradías y, por ende, la necesidad de las «sillitas».
Aún es pronto para evaluar la eficacia del plan municipal. Se necesitan más datos, especialmente en una Semana Santa con normalidad meteorológica.
No obstante, algunos datos son esperanzadores. En las cinco jornadas con cofradías, solo una fue completa, mientras que 38 no salieron y 18 completaron su recorrido.
La Semana Santa de 2024 ha sido la más desastrosa del siglo XXI (sin contar la pandemia). Habrá que esperar al próximo año para ver si la nueva normativa sobre las «sillitas» tiene un impacto real en la seguridad y el disfrute de la fiesta.
La «sillita» es un mal endémico en Sevilla y su Semana Santa, la Policía Local ha levantado a unas 50 personas de las «sillitas», sin necesidad de imponer multas. Aunque para evitar que el problema vaya a más, dada la presencia de las mismas y la intolerancia de quienes las usan provocando embotellamientos de personas, se debería actuar con más firmeza contra ellas a fin de no molestar y provocar que la fluidez de las calles quede restada.
Este año, por primera vez, se ha puesto en marcha un dispositivo policial específico para controlar el uso de las «sillitas». Un oficial y diez agentes de la Unidad de Agentes Tutores se han encargado de informar a los ciudadanos sobre las zonas prohibidas y los riesgos de este asiento en caso de evacuación.
El alcalde, José Luis Sanz, ha calificado de «muy positivo» el resultado de este dispositivo. Según Sanz, «los ciudadanos han respetado las indicaciones de los agentes y han recogido las sillitas». Además, las hermandades han mostrado su agradecimiento por este trabajo.
A pesar del éxito del dispositivo, la «sillita» sigue siendo un problema en la Semana Santa. El Ayuntamiento deberá seguir trabajando para encontrar una solución definitiva que garantice la seguridad y el disfrute de la fiesta.
¿Se está muriendo la Semana Santa de éxito?
Es la pregunta que se hacen muchos y que en la calle, como crítica, se podía escuchar los reproches de los cofrades donde se da «mayor importancia a la banda que sale, mayor importancia a los costaleros que quieren sacar cuantas más hermandades cada año y menos importancia las imágenes, con más salidas extraordinarias por cualquier cosa, Vía Crucis como si fueran salidas penitenciales, etc», quizás sea hora de replantearse que lo extraordinario se ha convertido en ordinario.
«Se ha perdido la cordura y la mesura», también se repetía. La famosa petalá en Triana, los tapones y bullas mal gestionadas, el abuchear a una hermandad o un paso por no tocar una marcha.
Miguel Ángel Paredes, costalero de Sevilla, apuntaba a otra problema donde «se juega demasiado a los pasitos y se vende mucho al turismo y no se controla la cosa» o que «juventud nuestra volvió a la rutina de las botellones y demás» siendo la Semana Santa una excusa para salir a la calle sin sentir el fervor necesario.
Quizás estos incidentes ponen de manifiesto a la sociedad actual donde vivimos y donde hay una involución más que una evolución. El Ayuntamiento deberá seguir trabajando para encontrar un equilibrio entre la seguridad, la tradición y el disfrute de la fiesta.
La Semana Santa es una fiesta religiosa y cultural que debe ser disfrutada por todos. Es importante que tanto los visitantes como los sevillanos se comporten de forma responsable para evitar problemas.