Vuelven las carreras ilegales de coche y motos a Sevilla-Este

«No podemos dormir. Parece que vivimos al lado de un circuito de carreras», comenta indignada Carmen, vecina de la zona desde hace más de 15 años

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Carrera ilegal urbana.
Público viendo una carrera ilegal.

Con la llegada del buen tiempo y las noches más largas, las calles de Sevilla-Este, especialmente en zonas como la Avenida de las Ciencias o Emilio Lemos, se han convertido en escenario habitual de carreras ilegales de coches y motos. Esta práctica, lejos de ser algo esporádico, se ha vuelto una rutina nocturna que preocupa cada vez más a los vecinos y pone en evidencia las limitaciones de las medidas de control actuales.

Una vieja amenaza que vuelve con fuerza

Durante el mes de mayo y comienzo de junio, numerosos vecinos del barrio han denunciado el regreso de estas carreras ilegales donde conductores imprudentes circulan a muy alta velocidad, hacen derrapes, acelerones y exhibiciones temerarias en plena vía pública.

La situación se agrava durante las madrugadas de los fines de semana, cuando el rugido de motores y los chirridos de neumáticos rompen el descanso de los vecinos. «No podemos dormir. Parece que vivimos al lado de un circuito de carreras», comenta indignada Carmen, vecina de la zona desde hace más de 15 años. «Llamamos a la policía, pero muchas veces cuando llegan, ya se han ido o se dispersan rápidamente».

Medidas insuficientes y frustración de los vecinos

Ante esta situación, el Ayuntamiento ha intentado tomar algunas medidas, como la instalación de resaltos plásticos en ciertos tramos conflictivos, con la esperanza de disuadir la conducción temeraria. Sin embargo, estos elementos han resultado ser poco efectivos. Algunos conductores los esquivan sin reducir la velocidad, mientras que otros los utilizan incluso como parte del espectáculo, aprovechándolos para hacer saltos o maniobras aún más arriesgadas.

«Es como si nada los detuviera», señala Jorge, presidente de una comunidad de propietarios en la zona de Sevilla Este. «Han convertido nuestras calles en su pista personal. Vemos grupos de espectadores, muchos de ellos jóvenes, que aplauden y graban como si se tratara de un espectáculo, sin pensar en el peligro que suponen estas acciones tanto para ellos como para los que vivimos aquí».

Un problema de seguridad ciudadana

Además del problema de convivencia, las carreras ilegales representan un riesgo claro para la seguridad ciudadana. Ya se han producido varios incidentes menores, incluyendo coches que han perdido el control y han chocado contra mobiliario urbano o señales de tráfico. Por ahora, no se han registrado heridos graves, pero los vecinos temen que sea cuestión de tiempo.

Asociaciones de vecinos y exigen medidas más contundentes: cámaras de vigilancia en puntos estratégicos, presencia permanente de patrullas nocturnas, endurecimiento de las sanciones y una mayor inversión en programas de concienciación para jóvenes. No basta, insisten, con actuar cuando el problema ya está en marcha. Se necesita una estrategia preventiva y firme que devuelva la tranquilidad al barrio.

“Esto no es un simple juego”, subraya Rosario, madre de dos adolescentes. “Es una bomba de relojería. Un día va a pasar algo grave y entonces sí que lamentaremos no haber hecho nada antes”.

Una ciudad que quiere dormir en paz

Mientras tanto, la ciudadanía de Sevilla-Este sigue esperando una solución real. Las carreras clandestinas no solo alteran la convivencia, sino que transmiten la sensación de impunidad y abandono institucional. El pulso entre velocidad y seguridad sigue en las calles, pero los vecinos lo tienen claro: quieren recuperar la calma y el derecho a vivir sin miedo en sus propios barrios.