El auge de las viviendas turísticas en Sevilla ha sido un fenómeno que ha afectado no solo al mercado inmobiliario, sino también al tejido social de la ciudad. Hace unos años la oferta hotelera era baja por las pocas plazas, eso generó una alternativa -en las VuT (Viviendas Uso Turístico)– que ahora es un problema.
Problemática en aumento
Desde hace algunos años, Sevilla es uno de los principales destinos turísticos de interior del país, cada vez más popular, y todo ello ha llevado a un aumento de la demanda de alojamiento más allá de los hoteles. Este aumento de la demanda ha sido aprovechado por muchos propietarios de viviendas, que han visto en el alquiler turístico una oportunidad de negocio.
El problema de las viviendas turísticas en Sevilla es complejo y tiene múltiples implicaciones. Por un lado, está el impacto económico que tienen estas viviendas en el sector turístico de la ciudad. Por otro lado, está el impacto que tienen en el mercado inmobiliario y en el acceso a la vivienda de los sevillanos. Esto tiene un impacto directo en la convivencia y en la calidad de vida en los barrios donde se concentran estas viviendas.
En cuanto al impacto económico, las viviendas turísticas han contribuido a aumentar el número de visitantes en la ciudad y, por tanto, a generar ingresos para el sector turístico, aunque también se le acusa de ser un «turismo barato».
Subida de precios
Sin embargo, también es cierto que el alquiler turístico ha generado una competencia desleal con los establecimientos hoteleros tradicionales, que tienen que cumplir con una serie de requisitos y regulaciones que no se aplican a las viviendas turísticas. Esto ha llevado a una situación de desequilibrio en el mercado, que ha sido objeto de críticas por parte de los hoteleros.
En cuanto al impacto en el mercado inmobiliario, las viviendas turísticas han tenido un efecto inflacionario en los precios de la vivienda. Muchos propietarios han preferido destinar sus viviendas al alquiler turístico, ya que les resulta más rentable que el alquiler tradicional.
Esto ha llevado a una escasez de oferta de viviendas para alquilar a largo plazo, lo que ha hecho que los precios de los alquileres hayan subido de forma exponencial. Esta situación ha generado una gran preocupación entre los sevillanos, que ven cada vez más difícil acceder a una vivienda digna y asequible en la ciudad.
Zonas más castigadas
Otro problema que plantean las viviendas turísticas es su impacto en la convivencia y en la calidad de vida en los barrios donde se concentran. En algunos barrios, como el casco histórico, la Alameda o el Arenal, se ha producido una concentración masiva de viviendas turísticas, lo que ha llevado a una transformación del llamado “tejido social” de estos barrios. Muchos vecinos se quejan del ruido, de la falta de privacidad y del deterioro del patrimonio histórico y cultural de la ciudad.
Ante esta situación, las autoridades sevillanas han tomado una serie de medidas para intentar regular el alquiler turístico y minimizar su impacto.
Regulación
En 2018, se aprobó una ordenanza que regula el alquiler turístico en la ciudad, estableciendo una serie de requisitos y limitaciones para las viviendas turísticas. Entre otras cosas, la ordenanza establece que las viviendas turísticas deben estar registradas en un registro municipal y cumplir una serie de requisitos de calidad, seguridad y habitabilidad. También se establecen limitaciones en cuanto al número de viviendas turísticas que puede haber en un mismo edificio o en un mismo barrio.
Además, el Ayuntamiento de Sevilla ha intensificado las inspecciones y las sanciones a aquellos propietarios que no cumplen con la normativa. En 2020, se impusieron más de 300 sanciones por el alquiler ilegal de viviendas turísticas, lo que ha contribuido a reducir la oferta de este tipo de alojamiento en la ciudad.
Como medida más inmediata, en las comunidades de propietarios se evitará que un inmueble se dedique a uso turístico cuando haya una mayoría de 3/5 de los propietarios no teniendo retroactivo para las viviendas regladas que ya están inscritas en el Registro de Turismo.
Medidas insuficientes
A pesar de estas medidas, algunos sectores consideran que la regulación es insuficiente y que se necesitan medidas más drásticas para frenar el impacto de las viviendas turísticas en la ciudad.
Entre las propuestas que se han planteado están la limitación del número de viviendas turísticas que pueden existir en un mismo barrio, la prohibición del alquiler turístico en determinadas zonas de la ciudad -como el Barrio de Santa Cruz que está saturado- o la regulación más estricta de las plataformas de alquiler turístico, como Airbnb.
En conclusión, el problema de las viviendas turísticas en Sevilla es un fenómeno complejo que tiene múltiples implicaciones para la ciudad.
Aunque estas viviendas han contribuido a aumentar el número de visitantes y a generar ingresos para el sector turístico, también han tenido un impacto negativo en el mercado inmobiliario, en la convivencia y en la calidad de vida en algunos barrios.
La regulación del alquiler turístico es necesaria para minimizar su impacto y garantizar una convivencia adecuada entre los sevillanos y los turistas.