Una gran bola de luz azulada cruza los cielos de Sevilla y Huelva

Los meteoroides, pequeños fragmentos de cometas o asteroides, ingresan constantemente en la atmósfera terrestre y se desintegran debido a la fricción con el aire, dando lugar a las conocidas estrellas fugaces

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Bola de luz azul sobre el cielo de Sevilla.
Bola azul captada sobre Sevilla.

La noche del miércoles se convirtió en un espectáculo celeste para quienes tuvieron la fortuna de presenciarlo: una brillante bola de fuego surcó los cielos de Sevilla y Huelva, dejando a su paso una estela luminosa que iluminó la oscuridad.

Según los datos proporcionados por la Red de Detección de Bólidos y Meteoros de la Universidad de Málaga y la Sociedad Malagueña de Astronomía (MeteoroSMA), el fenómeno se produjo a las 22:33 horas. Las estaciones del Observatorio Astronómico de El Torcal, en Antequera (Málaga), y de Dehesa San Francisco, en Santa Olalla del Cala (Huelva), captaron el momento exacto en que este visitante espacial hizo su aparición.

Con una velocidad promedio de 64.080 kilómetros por hora, el meteoroide inició su descenso a través de la atmósfera terrestre a una altitud de 86 kilómetros sobre la localidad sevillana de Brenes. Durante su breve pero intenso recorrido de 70 kilómetros en dirección noroeste, el cuerpo celeste experimentó varias fragmentaciones, desprendiendo fragmentos incandescentes que se desintegraron al entrar en contacto con las capas más densas de la atmósfera.

La desintegración final del meteoroide se produjo a una altitud de 30 kilómetros sobre la sierra onubense, generando un espectáculo luminoso que pudo ser observado desde diferentes puntos de Andalucía. Cabe destacar que una de las cámaras del Observatorio de El Torcal, equipada con una red de difracción, logró registrar el espectro del bólido, lo que permitirá a los científicos obtener información valiosa sobre su composición y origen.

Este tipo de eventos astronómicos, aunque poco frecuentes, son una muestra de la actividad que se produce en nuestro sistema solar. Los meteoroides, pequeños fragmentos de cometas o asteroides, ingresan constantemente en la atmósfera terrestre y se desintegran debido a la fricción con el aire, dando lugar a las conocidas estrellas fugaces. Sin embargo, los bólidos, como el observado en la noche del miércoles, son fenómenos más espectaculares y energéticos, capaces de generar bolas de fuego extremadamente brillantes y persistentes.

La aparición de este bólido ha generado gran expectación entre la comunidad científica y los aficionados a la astronomía, quienes han compartido en redes sociales sus imágenes y vídeos del fenómeno. Este tipo de eventos no solo son una maravilla para la vista, sino que también representan una oportunidad única para estudiar los procesos que ocurren en el espacio y comprender mejor nuestro lugar en el universo.

¿Qué diferencia hay entre meteorito, meteoro y bólido?

Estos términos a menudo se confunden, pero cada uno se refiere a un fenómeno astronómico diferente, aunque relacionado.

Meteoroide: Es un pequeño cuerpo rocoso o metálico que viaja por el espacio. Su tamaño puede variar desde granos de polvo hasta rocas de varios metros de diámetro. Provienen de la desintegración de cometas, asteroides o planetas.

Meteoro: Es el fenómeno luminoso que se produce cuando un meteoroide entra en la atmósfera terrestre a gran velocidad. La fricción con el aire hace que el meteoroide se caliente y se incandesca, creando la estela luminosa que conocemos como estrella fugaz. Se origina a partir de un meteoroide.

Bólido: Es un tipo especial de meteoro, mucho más brillante y espectacular que una estrella fugaz común. Los bólidos son meteoros extremadamente luminosos, a menudo comparados con el brillo de la Luna llena. Pueden fragmentarse durante su recorrido atmosférico y producir sonidos similares a truenos. Al igual que los meteoros, los bólidos se originan a partir de meteoroides.

Imagina una pequeña roca espacial (meteoroide) entrando en la atmósfera terrestre. Al entrar en contacto con el aire, se calienta y comienza a brillar, convirtiéndose en un meteoro (estrella fugaz). Si este meteoro es especialmente brillante y produce una gran bola de fuego, lo llamamos bólido. Si alguna parte de esta roca sobrevive al viaje y cae a la Tierra, se convierte en un meteorito.

Todos estos términos están relacionados con objetos provenientes del espacio exterior y su interacción con la atmósfera terrestre. La diferencia radica en el tamaño, la luminosidad y si alcanzan o no la superficie de nuestro planeta.