El aeropuerto de Sevilla tuvo que suspender su actividad durante aproximadamente 30 minutos este lunes tras la detección de un dron en las inmediaciones de la pista de aterrizaje. El incidente activó el protocolo de seguridad establecido para estos casos y provocó el desvío de cinco vuelos que tenían previsto aterrizar en ese momento.
Según informó Aena, la alerta se produjo a las 12:52 horas, cuando se avistó el aparato en la zona de la cabecera 09 de la pista. Como medida preventiva, se paralizaron despegues y aterrizajes hasta que las autoridades pudieran evaluar la situación. Durante ese tiempo, los vuelos procedentes de Estambul, Madrid, Santander, Barcelona y Oporto fueron redirigidos a aeropuertos cercanos. En concreto, el avión que venía de Turquía aterrizó en Málaga-Costa del Sol, mientras que los que llegaban de territorio nacional lo hicieron en Jerez. Por su parte, el vuelo de Oporto fue desviado a Faro. Aena confirmó posteriormente que todos los aviones afectados volverían a Sevilla una vez reanudadas las operaciones.
Tras la intervención de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las verificaciones correspondientes, el aeropuerto recuperó la normalidad a las 13:16 horas. Sin embargo, la investigación sigue abierta, ya que no se ha logrado identificar ni localizar el dron ni a su operador.
Un problema de seguridad aérea en auge
El incidente de Sevilla no es un caso aislado. En los últimos años, la presencia de drones en las proximidades de aeropuertos se ha convertido en una amenaza creciente para la seguridad aérea. Estos dispositivos, aunque en su mayoría son utilizados para fines recreativos o profesionales de manera legítima, suponen un grave riesgo cuando operan en espacios restringidos sin autorización.
Las autoridades recuerdan que volar drones en las inmediaciones de un aeropuerto es una infracción grave que puede acarrear sanciones económicas y, en algunos casos, consecuencias penales. La normativa vigente en España, regulada por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), establece restricciones claras para la operación de estos dispositivos. Está terminantemente prohibido hacerlos volar a menos de 8 kilómetros de un aeródromo sin permisos específicos, y los pilotos de drones deben conocer la legislación para evitar poner en peligro el tráfico aéreo.
No era un OVNI, pero el riesgo es real
Aunque en redes sociales algunos comentarios apuntaban con humor a la posibilidad de un «objeto volador no identificado» sobre Sevilla, la realidad es que la presencia de drones en espacios aéreos restringidos no tiene nada de misterioso, pero sí de peligroso. Un dron de tamaño considerable podría provocar daños graves si impacta contra un avión en maniobras de despegue o aterrizaje, donde cualquier incidente puede comprometer la seguridad de la aeronave y sus pasajeros.
Las autoridades insisten en la necesidad de concienciar a los operadores de drones sobre los riesgos que suponen estos dispositivos en zonas sensibles y en la importancia de respetar la normativa. Mientras tanto, la vigilancia en el aeropuerto de Sevilla se mantendrá activa para evitar nuevos incidentes y garantizar la seguridad del tráfico aéreo.