Sevilla es una ciudad que recibe buena parte de sus ingresos a través del turismo que llega a nuestra ciudad de todos los puntos del mundo. Sin embargo hay muchos tipo de turismo, desde aquel que lo hace de forma eficiente y respetuosa a otro que busca vías más económicas.
Diferentes tipos de turismo
El primero recurre a hoteles y deja buenos ingresos en los locales de hostelería y la restauración, el segundo es más de «buscarse la vida» y menos respetuoso.
En estos años hemos vivido como empresas y la propia política de la ciudad impulsaba el turismo en la ciudad, algo que es lógico. Pero también se ha originado una proliferación de apartamentos y viviendas turísticas hasta llegar a la saturación y a crear serios problemas de convivencia con otros vecinos.
Estos problemas de convivencia vienen derivados del trasiego de «inquilinos», ruidos, fiestas, borracheras y otros comportamientos incívicos que hayan agitado la paciencia de muchos sevillanos que han llegado a desarrollar lo que se llama turismofobia, es decir: odio a todo lo que sea turismo en la ciudad o relacionado con él.
Ante eso han comenzado acciones contra los apartamentos turísticos como el sella con pegamento extrafuerte las «cajetillas» depositarias de llaves, estropear dispositivos de este tipo o poner pegatinas con leyendas del tipo «Tourist go home» («Fuera turista»).
Turismofobia en otras ciudades
Este hecho no es exclusivo de Sevilla sino que se vive en otras ciudades como Barcelona, que fue la primera en poner la señal de alarma sobre estas circunstancias.
Obviamente nadie está en el derecho de estropear o causar un daño en la propiedad privada ajena pero también hay un derecho al descanso y al respeto de las normas de convivencia, algo que no se cumple en muchos casos.
Ante las molestias que pueda ocasionar un turista incómodo, de paso, lo mejor es proceder a la denuncia ante la Policía Local, ellos se encargarán de poner orden, aunque no siempre es con la rapidez que se desea y se recurre a ello cuando la paciencia está muy colmada y todo ya es una molestia.
Mal ejemplo: el Barrio de Santa Cruz
El nivel de los apartamentos turísticos en la ciudad es tal que ya no se limita sólo al casco histórico de Sevilla, donde en el Barrio de Santa Cruz ya no se conceden más licencias, sino que llega a barrios como las Tres Mil Viviendas o Los Pajaritos, algo que, cuando menos, resulta sorprendente. Se eligen zonas bien comunicadas por metro o líneas de transporte urbano, así como la economía y eso hace que se aun turismo barato.
En Málaga se han prohibido que haya elementos como cofres de llaves en la vía pública pues podían ser forzadas y ser víctimas de okupas, algo que puede suceder también en Sevilla.
La saturación en la ciudad es máxima y ya se han puesto freno a las mismas para que no aumente, también por la presión de los recintos hoteleros de la ciudad que son claramente perjudicados.
En el Barrio de Santa Cruz los apartamentos turísticos superan a las residenciales, algo que no es concebible.
Poco civismo
El sevillano es ciudadano tolerante pero lo cierto es que la paciencia tiene un límite, sobre todo cuando se organizan fiestas, se orina o defeca en el descansillo, hay vómitos y todo por este turismo que no es, precisamente, el más respetuoso y el que más dividendo deja.
No es vive una oleada de «turismofobia» pues esta es «ciudad hospitalaria pero no tonta» que nos indicaba un vecino a SevillaConfidencial y se debe actuar para evitar situaciones que ya están muy desbordadas.
En el barrio de Santa Cruz no se permite a los guías turísticos llevar un altavoz de volumen máximo de 5W, cuando hay fiestas que, en decibelios, superan en mucho ese límite. Se argumenta que son los «vecinos del barrio los que se han quejado» y, precisamente, en el barrio de Santa Cruz lo que menos quedan ya son vecinos nativos.
ToruiHay que diferencias bien lo que es un apartamento turístico de una vivienda turística, que es la que más ha proliferado con 30.000 plazas contra las 5.000 de los apartamentos turísticos y donde pueden servir de orientación para ubicar el origen del problema.