Antonio Burgos, el periodista y escritor sevillano que falleció este miércoles a los 80 años de edad, fue uno de los principales cronistas de la ciudad de Sevilla. Sus artículos, publicados en el diario ABC durante décadas, retrataron la Sevilla de ayer y de hoy con una mirada aguda y una prosa exquisita.
Burgos nació en Sevilla en 1943 y se licenció en Filosofía y Letras y en Filología Románica. Comenzó su carrera periodística en 1966, y desde entonces se convirtió en uno de los articulistas más reconocidos de España.
Sus artículos sobre Sevilla eran una mezcla de crónica, costumbrismo y reflexión. En ellos, Burgos abordaba temas tan variados como la Semana Santa, la Feria de Abril, el flamenco o la gastronomía andaluza.
Antonio Burgos, el costumbrista que inventó Sevilla
Burgos también fue autor de varios libros sobre Sevilla, entre los que destacan Sevilla tuvo que ser, Palabra en el vacío y Jazmines en el ojal.
Su obra ha sido traducida a varios idiomas y ha recibido numerosos premios, entre los que destacan el Mariano de Cavia, el Mariano José de Larra, el Joaquín Romero Murube, el Luca de Tena y el González Ruano.
El fallecimiento de Antonio Burgos ha dejado un vacío en la literatura y el periodismo españoles. Su obra permanecerá como un legado imprescindible para comprender la historia y la cultura de Sevilla.
Antonio Burgos, un maestro del articulismo
Antonio Burgos fue un maestro del articulismo. Su columna «El Recuadro», publicada en el diario ABC durante décadas, le convirtió en uno de los periodistas más célebres de España.
Los artículos de Burgos eran siempre agudos, críticos y bien escritos. En ellos, abordaba temas tan variados como la política, la sociedad, la cultura o la actualidad.
Burgos fue un periodista comprometido con su tiempo. Su obra refleja su preocupación por los temas sociales, políticos y culturales de su país.
Defensor de la cultura andaluza
Antonio Burgos fue un defensor de la cultura y el patrimonio andaluz. En ABC de Sevilla, creó la sección «Casco antiguo», en la que, bajo el seudónimo de Abel Infanzón, desarrolló una intensa defensa del patrimonio histórico de Sevilla.
Burgos también fue pregonero del Carnaval de Cádiz y de la Semana Santa de Sevilla.
Su obra es un legado imprescindible para comprender la historia y la cultura de Andalucía.
Murió a los 80 años y, como ocurriera cuando los musulmanes entregaron el cuerpo de San Isidoro de Sevilla a los cristianos, «hoy la ciudad vale un poco menos». Siempre se recordará la figura y personalidad de Antonio Burgos. Descansa en paz.