La Policía Local de Sevilla ha dado un nuevo golpe al vandalismo urbano al denunciar a cuatro jóvenes sorprendidos pintando grafitis en diferentes inmuebles de la ciudad, entre ellos edificios históricos como la Iglesia de San Martín y la Iglesia de San Lorenzo.
Los hechos ocurrieron en la Alameda de Hércules cuando un ciudadano alertó a los agentes sobre la presencia de varias personas realizando pintadas en las fachadas de la calle Cervantes. Rápidamente, los efectivos policiales localizaron a los jóvenes, que portaban una mochila con más de 15 botes de pintura en spray y rotuladores. Tras ser identificados y confesar los hechos, fueron denunciados por un delito contra el patrimonio histórico.
Ante el creciente problema del vandalismo, el Ayuntamiento de Sevilla ha tomado medidas contundentes. La ordenanza de limpieza aprobada recientemente ha elevado la consideración de las pintadas vandálicas de falta leve a grave, lo que implica un aumento significativo de las multas, que pueden alcanzar los 1.500 euros. Además, si los grafitis afectan a bienes de interés cultural, la sanción puede llegar hasta los 3.000 euros.
Asimismo, se ha creado una ‘brigada antigrafiti’ encargada de eliminar las pintadas vandálicas y restaurar los espacios dañados. Desde su puesta en marcha, esta unidad ha limpiado más de 2.000 pintadas en la ciudad.
¿Por que se persigue a los grafiteros en la ciudad?
La persecución de los grafiteros en las ciudades es un tema complejo que suscita diversas opiniones. A continuación, te presento algunos de los principales motivos por los que se persigue esta práctica:
-Daño al patrimonio pues los grafitis realizados en edificios históricos, monumentos o cualquier otro tipo de patrimonio cultural se consideran un acto de vandalismo que deteriora el valor histórico y artístico de estos bienes.
-Deterioro del paisaje urbano ya que las pintadas en fachadas, mobiliario urbano y otros elementos de la ciudad contribuyen a un deterioro visual del entorno y generan una sensación de abandono y descuido.
-Costes económicos debido a que la limpieza y restauración de las superficies dañadas por los grafitis supone un gasto económico considerable para las administraciones públicas y los propietarios privados.
-La presencia de grafitis en determinadas zonas puede asociarse a otros problemas urbanos como el vandalismo, la delincuencia y la inseguridad ciudadana.
Falta de autorización: La realización de grafitis en espacios públicos sin la autorización correspondiente se considera una infracción de las normas municipales y puede acarrear sanciones económicas.
Sin embargo, también es importante tener en cuenta otros puntos de vista sobre las pintadas (que algunas de ellas son verdadero arte) pues se consideran -en una minoría de las que se realizan- una muestras de expresión artística pues para muchos, el graffiti es una forma de expresión artística y una manera de transformar el espacio urbano. El graffiti puede ser una forma de protesta y de cuestionamiento del orden establecido. Para algunos jóvenes, el graffiti es una forma de crear una identidad y de sentirse parte de un grupo.
En muchos lugares se está buscando un equilibrio entre la represión del vandalismo y la promoción del arte urbano. Algunas ciudades han creado espacios legales para que los grafiteros puedan expresar su arte, mientras que otras han desarrollado programas de intervención social para prevenir el vandalismo y ofrecer alternativas a los jóvenes.
La persecución de los grafiteros se justifica por los daños que causan al patrimonio y al entorno urbano, así como por la falta de autorización para realizar estas pintadas. Sin embargo, es importante reconocer el valor artístico y social del graffiti y buscar soluciones que permitan conciliar la libertad de expresión con el respeto por el espacio público y realizar graffiti que sean realmente artísticos.