La violencia en los centros sanitarios de la provincia de Sevilla ha vuelto a marcar titulares. Este sábado, en el centro de salud de San Juan de Aznalfarache, se produjo un nuevo episodio que ha encendido las alarmas en el sector. Un paciente, frustrado por no obtener la receta de dos benzodiacepinas –lorazepam y clonazepam– se abalanzó contra un médico, lanzando insultos y amenazas de muerte, mientras los presentes, incluidos otros pacientes, eran testigos del violento altercado.
El incidente se suma a otro sucedido apenas 72 horas antes, en el consultorio de Real de la Jara, donde se registró un ataque similar motivado por la exigencia de dispensar un ansiolítico. Estas agresiones, que han venido a convertirse en un lamentable patrón, evidencian un clima de tensión y de creciente inseguridad en los centros de salud de la región.
Denuncia del Sindicato Médico de Sevilla
Según denunció este domingo el Sindicato Médico de Sevilla, en San Juan de Aznalfarache el agresor, ante la negativa del facultativo a acceder a su demanda, se lanzó contra él con la intención de agredirlo físicamente o, al menos, escupirle. Durante el violento episodio, se escucharon gritos y expresiones amenazantes, entre ellas, la impactante declaración: «Os voy a clavar una navaja hasta el mango». Estas palabras, junto a otros insultos de corte homofóbico, han quedado registradas como otro ejemplo del deterioro del respeto hacia el personal sanitario.
El médico agredido, actuando con la calma que exige su profesión, procedió a denunciar el hecho ante las autoridades. Desde el centro se baraja ahora la posibilidad de presentar una denuncia conjunta, en un intento por enfrentar la creciente ola de agresiones que afecta a los profesionales de la salud en la provincia. Este segundo suceso, en tan corto intervalo, pone de relieve la urgente necesidad de reforzar las medidas de seguridad en los centros sanitarios.
Preocupación entre los profesionales
El Sindicato Médico de Sevilla no oculta su preocupación por la reiterada exposición al peligro en estos espacios. Los responsables sindicales señalan que, además del maltrato directo, hay un vínculo preocupante entre estas agresiones y el tráfico ilegal de benzodiacepinas. Según el sindicato, muchos de estos incidentes estarían relacionados con la demanda de medicamentos utilizados para la fabricación del “Karkubi”, sustancia psicoactiva conocida popularmente como droga de los pobres o ampolla roja, cuyo ingrediente principal es el Rivotril. Quienes buscan estos fármacos en el mercado negro pretenden obtener los insumos para elaborar esta peligrosa sustancia, lo que, a su vez, genera un impacto negativo en la seguridad pública y en la estabilidad de los entornos médicos.
El reclamo del Sindicato Médico es claro: es urgente que las autoridades sanitarias adopten medidas de seguridad efectivas en todos los centros de salud de Sevilla. A pesar de las promesas de la Consejería de Salud, que hacía seis meses se comprometía a reforzar la vigilancia y a dotar de personal de seguridad a estos centros, las mejoras aún no se han materializado, dejando al descubierto una situación de indefensión que afecta tanto a médicos como a pacientes.
Protestas y respuestas
La respuesta del sector sanitario no se ha hecho esperar. En recientes protestas, numerosos profesionales han salido a las calles para denunciar la violencia y exigir respuestas concretas. Estos movimientos reflejan la profunda frustración que siente el personal médico, que día a día se enfrenta a situaciones que ponen en riesgo su integridad física y emocional. La importancia de denunciar cada agresión, ya sea verbal o física, se ha convertido en un lema necesario para intentar revertir esta tendencia alarmante.
El suceso vivido este sábado en San Juan de Aznalfarache es más que un incidente aislado: es el reflejo de un problema estructural en el que relaciona la inseguridad en los centros de salud, el tráfico ilegal de medicamentos y la ausencia de medidas preventivas adecuadas.