
Renfe refuerza la línea de Cercanías C2 para los partidos del Betis en La Cartuja con 6.000 plazas por evento
El acuerdo con el club verdiblanco busca mejorar la movilidad sostenible en los días de partido, aunque las dificultades de acceso al Estadio Olímpico siguen siendo un gran problema

Renfe y el Real Betis Balompié han alcanzado un convenio de colaboración a fin de facilitar el desplazamiento de los aficionados verdiblancos al Estadio Olímpico de La Cartuja durante los partidos que el club dispute esta temporada en ese recinto.
En virtud de este acuerdo, la operadora ferroviaria va a reforzar el servicio de la línea de Cercanías C2 (Santa Justa-San Jerónimo-Estadio Olímpico y Cartuja) con cuatro trenes adicionales por evento, que ofrecerán un total de 6.000 plazas.
La medida contempla la circulación de dos trenes especiales hacia el estadio antes del inicio de los encuentros —para llevar a 3.000 personas— y otros dos tras su finalización, con otras 3.000 plazas, duplicando así la capacidad habitual. El primer encuentro en el que se aplicará este refuerzo será el próximo día 22 de agosto a las 21:30 horas.
Este esfuerzo logístico, se enmarca dentro de una apuesta por la movilidad sostenible y el uso de transporte colectivo con baja huella de carbono, forma parte del compromiso de Renfe por adaptar su oferta a la demanda de grandes eventos.
No obstante, los propios datos evidencian una brecha importante: los 6.000 asientos ferroviarios previstos por jornada representan poco más del 10% de la asistencia media a los partidos del Betis, que suele superar los 50.000 espectadores.
Una medida positiva, pero insuficiente para La Cartuja y el público
Si bien la iniciativa es un paso en la dirección correcta, desde algunos sectores de la afición y expertos en movilidad urbana se señala que el dispositivo ferroviario puede quedarse corto. Las limitaciones de infraestructura, la baja frecuencia habitual de este tipo de trenes a La Cartuja y la escasa conexión con otros medios de transporte hacen que el estadio siga siendo un recinto de difícil acceso masivo sin tener que recurrir al vehículo privado.
El problema del acceso al Estadio Olímpico de La Cartuja no es nuevo. Desde su inauguración en el año 1999, el recinto ha sido criticado por su escasa integración en el tejido urbano de Sevilla y la falta de opciones que hay de transporte público efectivas. A pesar de contar con una estación de Cercanías en las inmediaciones, su uso ha sido históricamente intermitente y muy limitado fuera de acontecimientos puntuales.
La falta de una red de transporte intermodal eficiente —que conecte los autobuses, la única línea de metro y bicicletas públicas— provoca cuellos de botella en los días que se organiza un evento en el lugar del que se tarda hasta dos horas en salir.
Además, la zona carece de suficientes aparcamientos disuasorios y presenta serias carencias para personas con movilidad reducida, como accesos peatonales mal iluminados, desniveles y señalización confusa.
A esto se suma el hecho de que, para muchos sevillanos, llegar a La Cartuja implica transbordos que son muy poco ágiles y trayectos largos, lo que desalienta el uso del transporte público.
El traslado del Real Betis a La Cartuja durante las próximas dos -a priori- temporadas, por motivos logísticos en el Villamarín, ha reabierto el debate sobre la idoneidad del estadio como sede regular de grandes eventos deportivos. A pesar de sus buenas instalaciones internas, el entorno del estadio y su accesibilidad siguen siendo obstáculos para su plena funcionalidad.
Renfe, por su parte, ha dado un paso relevante, pero se necesitaría una acción coordinada entre Ayuntamiento, Junta de Andalucía, TUSSAM, Consorcio de Transporte y el propio club para articular una estrategia ágil de movilidad que incluya refuerzos de autobuses, lanzaderas, carriles bici seguros y medidas de accesibilidad.