
Quince años de denuncias y ninguna solución en la Plaza del Cristo de Burgos, tomada por los indigentes
La dejadez de la Plaza del Cristo de Burgos es un problema que Sevilla arrastra desde hace años

La Plaza del Cristo de Burgos, en pleno centro de Sevilla, se ha convertido en una referencia de la degradación urbana que se prolonga en el tiempo sin que se encuentre una solución definitiva.
Lo que debería ser un espacio de encuentro y descanso, rodeado de comercios y con un parque infantil en su interior, hoy es escenario de una gran cantidad de suciedad acumulada, presencia constante de personas sin hogar y un deterioro que ha ahuyentado a familias y turistas.
La confluencia de las calles Imagen y Almirante Apodaca, con la parroquia de San Pedro frente a la plaza, ofrece un paisaje que dista mucho del atractivo que tendría que tener. Bancos ocupados de forma permanente por personas sin techo, restos de comida, latas vacías y papel higiénico utilizado forman parte del panorama que se vive allí a diario.
Los setos y los grandes ficus de la plaza, que antaño eran espacios de sombra para vecinos y visitantes, se han transformado en improvisados almacenes de pertenencias y, en algunos casos, en lugar donde los indigentes realizan, inevitablemente, sus necesidades.
Comerciantes y vecinos alzan la voz en Sevilla
Los negocios de la zona, especialmente bares, restaurantes y quioscos, llevan tiempo reclamando mayor atención al Ayuntamiento de Sevilla. Consideran que la imagen que proyecta la plaza perjudica no solo a la convivencia, sino también a la actividad económica en un punto que conecta lugares clave del centro de Sevilla.
Hay muchos vecinos que aseguran haber dejado de usar la plaza como lugar de descanso por la incomodidad que genera.
La degradación de la plaza del Cristo de Burgos no es un problema reciente. Desde hace más de una década, distintos medios de comunicación y usuarios de redes sociales han denunciado periódicamente la situación.
Durante años, distintos equipos de gobierno han pasado por el Ayuntamiento de Sevilla sin que la problemática haya sido resuelta. La plaza, que debería ser un enclave de valor patrimonial y social, permanece sumida en un estado de abandono que se ha enquistado.
La postura del Ayuntamiento de Sevilla
Fuentes municipales reconocen que la plaza presenta un problema de difícil solución, pero aseguran que existe un seguimiento constante a las personas que la tienen ocupada.
El Consistorio recuerda que Sevilla dispone de albergues y recursos de reinserción, aunque insiste en que muchos indigentes rechazan estas opciones y prefieren permanecer en la calle. Además, cuentan con apoyos externos que les facilitan comida y asistencia, lo que complica aún más el control de la situación.
No obstante, vecinos y comerciantes vienen a coincidir en que el problema de fondo no es únicamente social, sino también de limpieza y mantenimiento. La falta de un servicio regular de recogida y adecentamiento ha convertido el lugar en un foco de insalubridad, deteriorando tanto la imagen de la ciudad como la convivencia diaria.
El Cristo de Burgos, con sus ficus centenarios y su posición estratégica en el centro histórico, debería ser un espacio con vida y atractivo. Sin embargo, la realidad es bien distinta pues las familias que evitan acercarse, turistas que se marchan con mala impresión y vecinos que sienten que el corazón de su barrio ha sido abandonado.
La queja es unánime u la referencia es que la plaza necesita una intervención urgente, tanto en lo social como en lo urbanístico. Mientras tanto, la dejadez sigue marcando el día a día de un lugar que, para muchos, se ha convertido en un símbolo de lo que ocurre cuando la administración mira hacia otro lado.