La madrugada sevillana se vio sacudida por una serie de explosiones que sembraron el pánico en varios puntos de la ciudad. Alrededor de las 5:30 de la mañana, petardos de gran potencia estallaron en lugares emblemáticos como la Plaza de San Román, la Plaza de San Gil y la Plaza del Zurraque, alertando a los vecinos y obligando a la intervención de los servicios de emergencia.
Según fuentes policiales, estos actos vandálicos estarían vinculados a grupos propalestinos que buscan visibilizar su causa y protestar contra lo que consideran un «genocidio israelí». Junto a los restos de los explosivos, se encontraron panfletos con mensajes claros de apoyo a Palestina y condenas al conflicto bélico en la región.
La elección de lugares emblemáticos y la coordinación de las explosiones sugieren una planificación previa y una intención clara de causar impacto mediático. Los grupos propalestinos han utilizado con frecuencia este tipo de acciones para visibilizar su causa y generar debate en torno al conflicto israelí-palestino.
Reacciones y consecuencias
Las autoridades han abierto una investigación para identificar a los responsables y determinar las posibles consecuencias legales. Si bien la libertad de expresión y el derecho a la protesta son fundamentales en una democracia, es necesario establecer límites claros para evitar que estas acciones degeneren en violencia y causen daños a personas o bienes.
Jesús Presa ha asumido su participación en las recientes protestas que sacudieron la ciudad. El activista ha reconocido que las manifestaciones, que incluyeron una marcha por el centro y actos vandálicos, fueron organizadas por un amplio espectro de personas que se sienten identificadas con la causa palestina. El activista propalestino conocido por su participación en la acampada del Rectorado de la Universidad de Sevilla y otros actos de protesta, negó cualquier implicación directa en estos hechos. Sin embargo, afirmó que los responsables serían «estudiantes y particulares» pertenecientes a la plataforma «Sevilla con Palestina».
Presa ha aclarado que, si bien no aprueba el ataque de Hamás que desencadenó la última escalada de violencia en Oriente Próximo, defiende a este grupo como una organización de resistencia frente a lo que considera un régimen de apartheid israelí.
El activista sevillano también ha confirmado su participación en otros actos de protesta, como el vandalismo de varias sucursales bancarias y la pintada de un monumento en Triana. Según sus propias declaraciones, estas acciones buscan visibilizar la causa palestina y denunciar lo que considera una injusticia histórica.
La Policía Nacional ha abierto una investigación para esclarecer los hechos y ha citado a declarar a Presa en relación con los actos vandálicos en las entidades bancarias. El activista, por su parte, ha criticado la actuación policial y ha exigido la devolución de las pertenencias incautadas durante la ocupación del Rectorado.
Si bien es comprensible la solidaridad con el pueblo palestino, es necesario reflexionar sobre los límites de la protesta y las consecuencias de actos vandálicos que pueden generar alarma social y perjudicar la imagen de un movimiento.