Obras aceleradas en avenida Alcalde Luis Uruñuela para la Cumbre de la ONU en Sevilla, quedar bien como escaparate político

Casualmente, el frenético avance coincide con la inminente celebración en Sevilla de una cumbre internacional de la ONU sobre financiación sostenible

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Zona de carretera de FIBES, al fondo el edificio Congreso.
Avenida Alcalde Luis Uruñuela a FIBES.

En una ciudad acostumbrada al ritmo pausado de las obras públicas, lo que ha ocurrido esta semana en la avenida Alcalde Luis Uruñuela ha dejado a muchos con la ceja levantada. En apenas unos días, maquinaria, operarios y señales de tráfico han tomado por completo esta vía neurálgica del distrito Este-Alcosa-Torreblanca, con una velocidad de ejecución que nada tiene que ver con lo vivido en los últimos meses.

Los vecinos no se lo explican… o sí. Porque, casualmente, el frenético avance coincide con la inminente celebración en Sevilla de una cumbre internacional de la ONU sobre financiación sostenible. Un acontecimiento que atraerá a dirigentes, ministros, cuerpos diplomáticos y prensa internacional. Y justo en la puerta del Palacio de Congresos (FIBES), la ciudad decide apretar el acelerador.

¿Interés por el ciudadano o lavado de cara de cara a los gobernantes?

La transformación de Alcalde Luis Uruñuela forma parte del proyecto del Tranvibús, una plataforma rápida de transporte que pretende conectar Sevilla Este, Torreblanca y Alcosa con Santa Justa que sustituye, momentáneamente -y casi definitivamente- al metro. Un proyecto ambicioso que lleva meses generando incomodidades entre los residentes: desvíos constantes, carriles cerrados, ruido nocturno, falta de información clara y un largo etcétera de molestias.

Sin embargo, lo que ha sorprendido no es tanto el hecho de que se trabaje, sino el súbito interés por terminarlo a toda costa justo antes de la cumbre. En palabras de muchos vecinos, la intención no parece ser mejorar la movilidad de los barrios periféricos, sino maquillar la zona más visible para los visitantes internacionales. “Llevábamos semanas sin ver avances, y de repente, parece que corren una maratón”, comenta indignado un comerciante de Sevilla Este.

Una ciudad, Sevilla, al servicio del escaparate político

La percepción general es clara: Sevilla no corre por sus ciudadanos, corre para la foto. Desde hace años, los vecinos denuncian que grandes eventos sirven más para embellecer fachadas que para resolver problemas reales. Y el caso de las obras junto a FIBES no hace más que reforzar esa idea. El propio Gobierno de España ha editado una guía de 36 páginas llenas de tópico sobre Sevilla, arte, costumbres, folclore y que visitar, muy patético.

Durante días, se han multiplicado los operarios trabajando a contrarreloj, incluso en horarios poco habituales. Algunas partes del carril exclusivo del tranvibús, que llevaban semanas sin tocarse, han sido asfaltadas de urgencia. Todo parece indicar que el objetivo no es completar el servicio de transporte para los usuarios, sino presentar una postal limpia y moderna a quienes lleguen en coche oficial.

El Tranvibús de Sevilla… ¿cuándo y para quién?

El proyecto del tranvibús prometía una revolución para los barrios del este de Sevilla, históricamente desconectados del centro. Sin embargo, su implantación ha sido lenta, confusa y, a juicio de muchos, improvisada, además de llegar sólo a Santa Justa, una estación del AVE que atrae a turistas. ¿Es para el sevillano o para comodidad de los visitantes? Apuesten por lo segundo., los vecinos de Sevilla-Este, Torreblanca y Alcosa ya tienen autobuses que le llevan al centro, ¿tranvibús? A estas alturas, pocos creen que el sistema entre en funcionamiento real en verano, a pesar de los anuncios oficiales.

Lo que sí es seguro es que los tramos visibles desde FIBES estarán asfaltados y marcados, aunque sea solo superficialmente. Y eso ha sido suficiente para que algunos lo definan como un “proyecto de cartón piedra”: se muestra lo bonito, se oculta lo inacabado.

La Sevilla que importa… y la que no

La realidad es que los barrios de Sevilla Este y Torreblanca han sufrido cortes de tráfico, desvíos sin señalizar, obras mal planificadas y retrasos injustificados durante meses. Pero solo cuando ha surgido la necesidad de “quedar bien” ante líderes internacionales se ha reaccionado con eficacia. Para muchos, esta actitud retrata a un gobierno local más preocupado por la imagen exterior que por la vida cotidiana de sus vecinos.

“La ciudad que se enseña no es la que se vive”, lamenta una vecina. Y esa es quizá la frase que mejor resume la sensación generalizada: hay dos Sevillas, la del escaparate y la del día a día. Y en esta ocasión, la balanza parece haberse inclinado, una vez más, hacia la que vive de cara al exterior.