Cámara Kinect detectando una figura entre los libros de la biblioteca.
Investigación realizada en la biblioteca pública.

Luces que se apagan solas, libros que caen y una sombra sin rostro, el fenómeno que intriga a Sevilla

El caso paranormal que conmociona a Sevilla, luces que parpadean y objetos que desaparecen sin razón

Actualizado:

En la tranquila localidad de la provincia de Sevilla, un edificio aparentemente común se ha convertido en el eje de una serie de sucesos que han dejado sin palabras a quienes los han vivido.

La Biblioteca Pública, ubicada en una antigua casa rehabilitada a comienzos de los años noventa, guarda entre sus muros algo más que libros y silencio, son presencias inexplicables, movimientos de objetos y cambios bruscos de temperatura que desafían toda explicación racional.

Desde hace más de una década, los rumores sobre fenómenos extraños en la biblioteca se han mantenido entre susurros. Sin embargo, en los últimos meses, los incidentes parecen haberse intensificado, al punto de que varios empleados han solicitado cambios de turno o acompañamiento en las horas de cierre.

Luces que se encienden solas y libros que cambian de lugar

Todo comenzó, según los relatos recopilados, con hechos aparentemente inocentes con las luces que se encendían y apagaban solas, puertas que se cerraban sin corriente de aire visible o libros que aparecían fuera de su sitio. Los responsables de mantenimiento revisaron la instalación eléctrica y las cerraduras, pero no encontraron fallos.

“Una tarde, justo antes de cerrar, escuché cómo algo caía en la sección infantil. Cuando fui a mirar, encontré tres libros en el suelo, perfectamente alineados, como si alguien los hubiese colocado con cuidado”, comenta una empleada que prefiere mantener el anonimato. “Lo extraño es que había revisado esa zona diez minutos antes y no había nadie”.

Otros testigos afirman que han visto una silueta pequeña, con forma de niño, que corre o se asoma entre las estanterías. “Pensé que era un usuario despistado”, explica Luis, otra persona afectada. “Pero cuando me acerqué, no había nadie, y lo peor fue que sentí un escalofrío intenso, como si me hubieran soplado en la nuca”.

La figura del niño fantasma se ha convertido en el centro de las historias que circulan entre los que conocen estos fenómenos extraños. Según relatan, se trata de un pequeño de entre ocho y diez años, vestido con ropa antigua, quizá de principios del siglo XX. Su presencia parece concentrarse en el pasillo "norte", una zona de difícil acceso donde se almacenan volúmenes antiguos y documentos locales.

Algunos usuarios aseguran haberlo visto entre los reflejos del cristal o en los monitores de seguridad.

Una vecina que acude con frecuencia al club de lectura relata: “Una noche, durante una tertulia, sentimos un golpe seco. Al girarnos, un libro había caído abierto sobre el suelo, justo en la página donde se hablaba de un incendio ocurrido en 1921 en una casa cercana. Nos quedamos helados”.

Pero el niño no es la única presencia que inquieta al personal. También se habla de una sombra oscura, alta, con silueta de anciano, que se desplaza lentamente por los pasillos o se detiene frente a la puerta principal. No tiene rostro visible, solo una forma densa que parece absorber la luz.

“Esa sombra me paralizó”, confiesa uno de los vigilantes nocturnos. “No supe si correr o quedarme quieto. Sentí que me observaba. Cuando intenté alumbrarla con la linterna, desapareció de golpe”.

Oleadas de frío en pleno verano sevillano

Uno de los aspectos más desconcertantes de estos fenómenos son las bajadas repentinas de temperatura. Varios testigos coinciden en que, en cuestión de segundos, el aire se vuelve gélido, incluso en los días más calurosos del verano.

“Estábamos ordenando la hemeroteca, y de pronto el termómetro bajó casi diez grados. Era como si alguien hubiera abierto una puerta al invierno”, recuerda nuestra testigo. “Y, justo después, las luces parpadearon. Fue imposible continuar trabajando esa tarde”.

Los expertos en mantenimiento descartan fallos en el sistema de climatización. Las grabaciones de las cámaras, revisadas por curiosos y algunos periodistas locales, muestran pequeños destellos o sombras fugaces, pero ninguna evidencia concluyente.

Para comprender la magnitud de los rumores, hay que retroceder en el tiempo. Antes de ser biblioteca, el edificio fue una casa familiar construida en el siglo XIX. Archivos históricos consultados por investigadores locales indican que allí vivió una familia que pudo haber vivido un hecho trágico.

Esa parte de la estructura fue sellada durante la rehabilitación del inmueble, aunque algunos aseguran que el niño que se manifiesta podría ser el mismo que perdió la vida en un accidente.

“Siempre he sentido que hay algo triste en ese pasillo”, afirma una persona vinculada al edificio. “No creo que sea algo maligno, sino una presencia que no ha encontrado descanso”.

La supuesta sombra anciana, en cambio, podría tener otro origen. Algunos historiadores locales apuntan a un antiguo maestro que utilizaba parte del edificio como aula improvisada y que murió allí mismo durante una epidemia. Su figura encorvada y su bastón podrían haber quedado grabados en la memoria del lugar, transformándose en esa sombra que algunos afirman haber visto.

La fascinación por lo paranormal

El creciente interés por los sucesos ha atraído a grupos de investigación paranormal y curiosos de toda Andalucía. Hace unos meses, un equipo de investigadores solicitó permiso para realizar una sesión de grabación con sensores y cámaras térmicas. Según sus informes, detectaron variaciones anómalas de energía y sonidos que parecían murmullos infantiles.

Hoy, la Biblioteca Pública sigue abierta al público, y cada día decenas de personas cruzan sus puertas para estudiar, leer o participar en actividades culturales. Pero entre quienes conocen la historia, hay una sensación que no se disipa: la certeza de que algo invisible comparte el espacio con ellos.

“Ya no me asusto”, confiesa una trabajadora. “Cuando escucho un golpe o noto un cambio de temperatura, simplemente saludo en voz baja. Pienso que quizás ese niño solo quiere que lo recuerden”.

Los fenómenos continúan de forma esporádica con libros que caen sin motivo, luces que se apagan y se encienden, ecos que parecen responder desde pasillos vacíos.

Quizá sea sugestión, quizá una corriente de aire mal dirigida o un fallo eléctrico, o quizá, como creen muchos en la localidad, el alma de un niño y la sombra de un anciano sigan habitando el lugar donde la historia y el misterio se entrelazan.