Postes y toldos sobre el asfalto de la Avenida de la Constitución.
Toldos de la Avenida de la Constitución de Sevilla.

Los toldos de Sevilla que costaron casi 300.000 € y no convencen ni al alcalde

El plan contempla cubrir toda la zona de la vía hasta la Plaza Nueva, pero el proceso avanza con lentitud

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La instalación de los toldos en la avenida de la Constitución de Sevilla sigue generando debate y problemas. Este lunes comenzó el montaje de un nuevo tramo entre la calle Alemanes y el Banco de España, aunque la avenida continúa sin estar cubierta en su totalidad.

A pesar de que el proyecto cuenta con el visto bueno de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, el Ayuntamiento de Sevilla aún enfrenta trabas burocráticas para completar la obra.

La empresa Heliopol, encargada de los trabajos, ha retomado la colocación de las lonas más de un mes y medio después de la instalación de los primeros anclajes. El plan contempla cubrir toda la zona de la vía hasta la Plaza Nueva, pero el proceso avanza con lentitud.

El tranvía, mientras tanto, ha tenido que modificar su recorrido y finaliza en la parada de Archivo de Indias, todo ello sin acceder a Plaza Nueva.

El alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha reconocido públicamente su descontento con el resultado del proyecto, al respecto dijo: “No me gustan ni los pivotes ni las sombras que dan los toldos de la avenida de la Constitución”, declaró en una entrevista concedida a Radio Sevilla (de la Cadena Ser).

La instalación ha supuesto un gasto de 291.974,77 euros, una cifra que ha promovido las críticas ciudadanas y políticas.

No son del gusto del alcalde de Sevilla

En declaraciones posteriores a Canal Sur Radio, Sanz insistió en que los postes instalados “no se han puesto por gusto”. Cada estructura pesa 3.000 kilos y fue necesaria para garantizar la seguridad frente a posibles rachas de viento.

“Patrimonio no dejaba abrir agujeros y por eso se han puesto esos postes”, detalló. Según el regidor, los técnicos analizaron con detalle la incidencia del sol y la proyección de sombra para que el diseño no afectara a la perspectiva de la Catedral.

Uno de los puntos más controvertidos es la orientación de los toldos, que en algunos tramos benefician más al trazado del tranvía que a la acera por la que circulan los peatones. Sanz se defendió afirmando que “el tranvía ya estaba ahí, no lo he puesto yo”. Además, recordó que elevar aún más las lonas habría supuesto alterar la imagen monumental del entorno.

La instalación, que comenzó a finales de julio, ha tenido que superar muchos obstáculos administrativos y técnicos. El propio alcalde lo calificó como un proceso “complicado y complejo, con muchas complicaciones y pegas que se han ido solventando por parte de la Comisión de Patrimonio”.

Durante sus intervenciones, Sanz también expresó su preferencia por recuperar la arboleda que en su día ofrecía daba buena sombre natural a esta arteria principal de la ciudad.

“A mí también me gustaba la arboleda de antes. Ya hemos encargado a la delegada que busque un arquitecto en paisajismo para incrementar la arboleda, teniendo en cuenta que es parte de la carrera oficial”, indicó.

El alcalde reconoció que la solución adoptada con los toldos no es la ideal y que el futuro de la avenida podría pasar por un rediseño con más vegetación. Esta declaración abre la puerta a replantear lo que supone la estrategia urbanística para conjugar la necesidad de sombra con la conservación del patrimonio histórico.

El despliegue de toldos en la avenida de la Constitución se suma a otras polémicas recientes relacionadas con el urbanismo en Sevilla. Aunque la intención del Ayuntamiento era mitigar el calor en una de las zonas más transitadas de la capital, el resultado no convence ni al propio alcalde ni a buena parte de los ciudadanos.

La ejecución parcial, los problemas de permisos, el coste económico y las críticas al diseño han convertido la iniciativa en un tema recurrente en el debate local. Entre tanto, los sevillanos esperan que el proyecto se complete o se replantee con soluciones más acordes al entorno y a las necesidades reales de los peatones.