Los Pajaritos, un barrio al límite con drogas, abandono y violencia

La falta de oportunidades laborales, el fracaso escolar y la proliferación de economías sumergidas, como el narcotráfico, han convertido la zona en un polvorín social

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Edificio en blanco con partes en ladrillo visto por el deterioro en Los Pajaritos.
Fachadas de los edificios, en Los Pajaritos, muy deterioradas.

El barrio de Los Pajaritos, ubicado en el distrito Tres Barrios-Amate de Sevilla, vuelve a ser noticia por un nuevo episodio de violencia que ha dejado a un hombre en estado crítico tras ser apuñalado en el cuello con una botella de vidrio rota. El suceso, ocurrido el pasado domingo en la calle Galaxia, tuvo lugar cuando la víctima intentaba mediar en una pelea entre dos mujeres. Tras la agresión, varios amigos del herido respondieron golpeando brutalmente a la presunta atacante, que también tuvo que ser hospitalizada.

Este hecho, lejos de ser aislado, es visto por los vecinos como una consecuencia más de un entorno social cada vez más deteriorado. “Es un eslabón más de la cadena de acontecimientos de esta índole que, con demasiada frecuencia, salpican la natural convivencia del barrio”, asegura la plataforma cívica Tres Barrios-Amate en un comunicado remitido a este medio.

Según denuncian los residentes, Los Pajaritos vive bajo el peso de un “cóctel explosivo” compuesto por la falta de recursos económicos, el abandono institucional, la degradación del entorno urbano, graves deficiencias educativas y el tráfico de drogas, elementos que alimentan un círculo vicioso de marginación y violencia.

Conflictos y delincuencia en Los Pajaritos

Uno de los focos más conflictivos es la llamada macrobotellona que tiene lugar casi a diario en la calle Galaxia y la plaza Doctor Andreu Urra. Decenas de personas se reúnen cada noche con música estridente y un consumo descontrolado de alcohol y otras sustancias. A la mañana siguiente, la escena que queda es desoladora: basura, cristales rotos y un paisaje urbano aún más deteriorado.

Los vecinos explican que estas concentraciones comenzaron a raíz de la pandemia de COVID-19, y desde entonces han sido denunciadas de manera reiterada ante la Delegación de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla y la Subdelegación del Gobierno. “Lamentablemente, tenemos que decir que el delegado de Seguridad del Ayuntamiento ni siquiera se ha dignado a respondernos”, afirman desde la plataforma vecinal, que incluso ha recurrido al Defensor del Pueblo sin obtener respuesta efectiva.

La impotencia ciudadana se mezcla con la sensación de abandono. Los residentes de barrios como Madre de Dios, La Candelaria, Amate y Los Pajaritos insisten en que estos sucesos no representan a la mayoría del vecindario, gente trabajadora que sufre en primera persona las consecuencias de la inseguridad y el ruido nocturno. “Somos las primeras víctimas de esta situación, que torpedea la buena convivencia que tratamos de construir entre todos”, recalcan.

Desde la plataforma Tres Barrios-Amate se hace un llamamiento urgente a las autoridades para que actúen con firmeza. “No podemos salir por nosotros mismos de esta exclusión. Hace falta una intervención real, con recursos y voluntad política, no promesas vacías que se repiten en cada campaña electoral”, denuncian.

El deterioro de Los Pajaritos no es nuevo. Durante años, informes oficiales lo han señalado como uno de los barrios más pobres de España, con una de las tasas de desempleo más altas del país. La falta de oportunidades laborales, el fracaso escolar y la proliferación de economías sumergidas, como el narcotráfico, han convertido la zona en un polvorín social.

La violencia del domingo es solo el reflejo más visible de un problema en el barrio, hay muchos más. Mientras tanto, los vecinos viven con miedo, luchando día a día por una vida digna en un barrio que clama por atención, inversión y seguridad. Porque, como dicen ellos, “no queremos que la marginación siga escribiendo nuestro futuro”.