Los cárteles de la droga toman el Guadalquivir y Sevilla como nueva ruta del narcotráfico

La capacidad de reacción es limitada, pues la provincia de Sevilla no cuenta con un servicio marítimo propio y las patrullas deben desplazarse desde Cádiz

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Guardia Civil observando una narcolancha.
Gomas cargando fardos de droga en el Guadalquivir.

Las organizaciones criminales han encontrado en el río Guadalquivir una nueva vía de entrada de cocaína en España, un fenómeno que hasta ahora se asociaba más al tráfico de hachís. En menos de un mes, se han decomisado cerca de 10 toneladas de esta droga en Sevilla y su entorno, una cifra que multiplica por siete la cantidad intervenida en los dos años anteriores.

El 27 de diciembre, la Guardia Civil realizó una de las mayores operaciones contra el narcotráfico en la historia reciente de la provincia. En una finca de Coria del Río, los agentes hallaron siete toneladas de cocaína enterradas en contenedores marítimos. La droga llegó a bordo de narcolanchas que remontaron el Guadalquivir sorteando la vigilancia. Durante la intervención, se detuvo a tres personas fuertemente armadas, y se incautaron varias armas de guerra, entre ellas un fusil AK-47, además de dos vehículos robados.

Semanas después, en enero, la Policía Nacional interceptó otro cargamento de casi tres toneladas en La Puebla del Río, almacenado en naves cercanas a un restaurante. Cuatro personas fueron detenidas, tres de ellas colombianas con formación paramilitar, a quienes se les confiscaron tres fusiles de asalto.

Incautaciones y más movilidad

El fenómeno ha tomado dimensiones internacionales. El 10 de enero, la Armada francesa abordó en el Caribe un barco mercante con nueve toneladas de cocaína. Su destino final era España, con Sevilla como punto de entrada a través del Guadalquivir. En esta operación, fueron arrestados tres colombianos y un sevillano.

Estas incautaciones reflejan un cambio en la operativa de los cárteles sudamericanos, que han optado por el río andaluz en detrimento de otros puertos más vigilados, como Algeciras. La orografía del Guadalquivir, con su extensa red de canales y marismas, dificulta la vigilancia y facilita el desembarco de grandes alijos sin ser detectados.

Fuentes de la Guardia Civil han advertido que en algunas noches se han llegado a registrar hasta 15 narcolanchas remontando el río. La capacidad de reacción es limitada, pues la provincia de Sevilla no cuenta con un servicio marítimo propio y las patrullas deben desplazarse desde Cádiz. Este vacío operativo se suma a la sensación de impunidad con la que actúan las mafias, que han sofisticado sus métodos de almacenamiento, recurriendo a contenedores subterráneos y protección armada.

El impacto de esta nueva ruta se refleja en el mercado de la droga. La sobreoferta ha provocado una caída en el precio de la cocaína, que ha pasado de 33.000 euros por kilo hace unos años a unos 18.000 euros en la actualidad. Paralelamente, el consumo ha aumentado, según informes de organizaciones como Proyecto Hombre, que ha registrado un incremento de personas con adicción a esta sustancia.

El auge del narcotráfico ha traído consigo un repunte de la violencia en Sevilla y sus alrededores. En los últimos meses, se han producido tiroteos entre clanes, asesinatos vinculados al tráfico de drogas y un aumento en la incautación de armamento de guerra, muchas veces procedente de los conflictos en los Balcanes o la antigua Unión Soviética.

Ante esta situación, el Gobierno anunció hace meses un plan para frenar el tráfico de drogas en el Guadalquivir, con la instalación de barreras que impidan el paso de las embarcaciones. Sin embargo, estas medidas aún no se han materializado, mientras el río sigue consolidándose como una de las principales vías de entrada de cocaína en Europa.