Es posible que haya ido a la Feria y que haya disfrutado del ambiente que se respira en ella, sin embargo, es cierto, que todos los años se espera con ilusión y con deseos y que cuando se acerca el día puede surgir la apatía que le provoque el pronunciar algunas de las mentiras populares de la Feria.
Todo sevillano la ha dicho alguna vez, sobre todo si es de los que dicen que no va a ir ningún día y acaba yendo a diario.
Mentiras veniales
Repasemos algunas de esas mentiras populares de la Feria:
«Este año no voy a la Feria«: es la primera y suele ocurrir en los días previos evidenciando la aparente desgana a pisar el «Real», pero luego se amina y lo difícil es sacarlo de ella.
«Mañana no voy a la Feria«: que suele ser aquel que hay ido un par de días y plantea su cansancio, da igual, es de cara a la galería pues sabe, perfectamente, a tiene una cita puntual en la caseta. Aunque trate de auto convencerse la realidad es que sabe que se llenará los pies de albero de nuevo.
«Nos tomamos la última y nos vamos«: que suele ser la forma de decir que me voy a quedar tres o cuatro horas más, contadas en jarras de rebujito y animada conversación olvidando la hora. «Una jarrita más» suele ser el equivalente de este sinónimo de haber perdido la noción del tiempo en la Feria.
«Este año sólo iré un día a la Feria«: otra mentira popular del/la que tiene pensado ir a casi a diario a la Feria porque siempre hay una buena excusa para pisar el «Real» o amigos/as con los que quedar.
«Llámame y nos tomamos algo«: es para nada, normalmente ni está pendiente del teléfono, ni se entera o, simplemente no le apetece.
«Dame un toque y entras cuando llegues«: es una forma de quedar y acceder a una caseta privada pero ten en cuenta que en ese momento puede estar en otra caseta, tiene el móvil sin batería o apagado, formas de esquivar un compromiso».
Más mentiras populares
«A mí la Feria no me gusta, yo vengo por traer a los niños«: pero luego lo que menos hace es llevar a los niños a la Calle del Infierno a montarlo en los cacharritos y no deja de beber, bailar y cantar. Por cierto: los niños se aburren así en la Feria.
«Yo invito«: desconfía de quién te dice eso pues, lo normal, es que te toque pagar. El «bienquedismo» es típico así como las fantasmadas del más acá.
«Bailar sevillanas es muy fácil, déjate llevar«: otra mentira popular, para bailar sevillanas hay que conocer los pasos y tener una gracia natural que no te haga parecer un robot o tener la misma gracia que un chipirón sin salsa. Tenlo en cuenta.
«Esta tarde me voy a los toros«: salvo que lo vea por la televisión o en los sueños de la siesta comprobarás que llega la hora y no se va a los toros, siempre puede salir por aquello de: «estoy mejor con vosotros».
«Borracho no estoy, sólo tengo un puntito«: cuando te digan eso ve buscando un taxi por que está a una copa de cruzar el límite. Si hay algo que tiene el rebujito es que se «cuela» con facilidad y también se pierde el control antes de lo que se cree -aunque depende de lo aguada que esté la manzanilla-.
«Vaya cola que hay, cuando nos toque el turno han pasado dos horas, para eso nos vamos andando«: y que es una forma de ahorrarse el dinero hasta llegar a la parada del autobús y que, también, se baje un poco el efecto del rebujito.
«Mejor esperamos al otro autobús y nos vamos sentados«: otra mentira popular pues cuando llegar el «Tussam» se monta el/la primero/a.
«Los caballos no sufren«: en realidad si están bien cuidados y el tiempo justo en la Feria y se les mantiene hidratados no debería pasar nada pero hay mucho desaprensivo/a que si los hacen sufrir con extrema calor o no llevándolos a los abrevaderos.
«Uy, no me monto ahí ni harta de vino«: realmente sabe que se va a montar, otra cosa es como baje del cacharrito.
Son sólo algunas de las mentiras populares de la Feria, allá donde hay muchas más, muchas otras y que en el «inventario» sevillano surge en cada Feria.