
Las lluvias del 29 de octubre destapan el gran fallo del sistema antilluvias de Sevilla
El ex consejero de Emasesa que acusa a la ciudad de no estar preparada para otra DANA

La DANA del 29 de octubre dejó imágenes de calles anegadas en numerosos barrios de Sevilla, a pesar de las millonarias inversiones en tanques de tormenta y nuevas infraestructuras de saneamiento ejecutadas en los últimos años.
Lo que parecía un sistema preparado para afrontar episodios de lluvias torrenciales terminó mostrando sus carencias, según explica Indalecio de la Lastra, ingeniero de caminos, ex consejero de Emasesa y actual presidente de la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua.
De la Lastra subraya que las inundaciones en Sevilla no son consecuencia del desbordamiento de ríos, sino del colapso temporal de la red de colectores urbanos y del deficiente mantenimiento de los imbornales y estaciones de bombeo.
“El problema no fue estructural, sino de gestión”, sostiene el ingeniero, que detalla que el encharcamiento apenas alcanzó 30 o 40 centímetros en los puntos más críticos y duró alrededor de dos horas.
El experto pone el foco en un aspecto clave: el incumplimiento del Plan de Emergencia Climática de Sevilla, aprobado en 2019 por el Pleno municipal y de obligado cumplimiento para Emasesa. Dicho plan incluye 50 medidas prioritarias y establece protocolos específicos ante episodios de lluvias torrenciales, con independencia del nivel de alerta meteorológica.
“El Plan de Emergencia está guardado en un cajón. No se ha desarrollado, no se actualiza y nadie rinde cuentas sobre su seguimiento”, denuncia De la Lastra, quien advierte que la falta de revisión periódica de la red de drenaje ha sido determinante en los recientes incidentes.
Fallos en el mantenimiento y estaciones de bombeo en Sevilla
El ingeniero señala que el Plan de Emergencia Climática obliga a limpiar anualmente todas las alcantarillas y completar el ciclo de mantenimiento de la red de saneamiento cada tres años. “Si se hubiera cumplido esa pauta, el impacto habría sido menor”, asegura.
Entre los puntos más afectados, menciona los bombeos de pasos inferiores como los de Bueno Monreal, Cardenal Ilundain, Ronda del Tamarguillo o Arjona, que no funcionaron correctamente. “No puede ser que fallen tantas estaciones de bombeo cuando llevamos meses sin lluvias”, lamenta.
De la Lastra reconoce que los tanques de tormenta de la ciudad —seis en total entre Sevilla, Dos Hermanas y Tomares— funcionaron durante el episodio, pero no lograron evitar los encharcamientos en determinadas zonas.
Cita casos como la Alameda, el entorno de Kansas City y Emilio Lemos, donde el agua se acumuló hasta 30 centímetros. “Sin los tanques, los daños habrían sido mayores, pero es evidente que no bastan por sí solos”, añade.
Debate sobre nuevas infraestructuras
El ingeniero cuestiona la política actual de Emasesa y la reciente propuesta de construir un nuevo tanque de tormenta en Carretera Amarilla, con una inversión estimada de 75 millones de euros.
“Es una infraestructura del tamaño de un campo de fútbol que no resolverá los encharcamientos del corredor del arroyo Tamarguillo. Ya se demostró el día 29 que ese modelo no funciona”, critica.
A su juicio, la solución pasa por integrar el Anillo Verde y Azul en la planificación urbana, apostando por zonas permeables y llanuras de inundación que permitan absorber el exceso de agua, en lugar de seguir “enterrando millones en proyectos de baja rentabilidad ciudadana”.
De la Lastra también reclama que el Ayuntamiento de Sevilla y Emasesa informen públicamente de lo ocurrido, detallen los puntos concretos de encharcamiento y expliquen las causas. “Hace falta transparencia y debate público, no anuncios de megaproyectos. La ciudadanía merece conocer en qué se invierten los recursos y por qué siguen fallando los sistemas”, afirma.
Además, el ingeniero cuestiona los datos de precipitación difundidos por Emasesa, que cifró las lluvias en 115 litros por metro cuadrado, frente a los 99,2 litros registrados por la estación meteorológica del aeropuerto, la más completa de la provincia. “No se ha aclarado de dónde proceden las cifras que maneja la empresa”, indica.
En su valoración final, De la Lastra insiste en que el episodio de la DANA ha sido un aviso serio sobre la falta de mantenimiento, la gestión deficiente y la ausencia de planificación efectiva ante eventos meteorológicos extremos.
“El problema no está en la lluvia, sino en la falta de previsión. Sevilla necesita aplicar su propio Plan de Emergencia antes de pensar en gastar más dinero en obras faraónicas”, concluye.

