
La Iglesia estudia cambiar la fecha de la Semana Santa, Sevilla se prepara para el histórico giro
El Consejo de Cofradías de Sevilla acepta el reto y así sería la nueva Semana Santa si cambia el calendario

El Consejo de Cofradías de Sevilla, encabezado por Francisco Vélez, ha manifestado su total disposición a adaptarse a un eventual cambio de fecha en la celebración de la Semana Santa, en caso de que la Iglesia católica y las iglesias ortodoxas alcancen un acuerdo para unificar la conmemoración de la Pascua de la Resurrección.
“Aceptaremos lo que la Santa Sede decida”, aseveró Vélez, quien aseguró que la institución “siempre acatará” las decisiones eclesiásticas, sean cuales sean las implicaciones en el calendario.
El debate sobre una fecha común para la Pascua ha recobrado fuerza tras las declaraciones del obispo auxiliar de Sevilla, Ramón Valdivia, quien, en su condición de presidente de la Subcomisión Episcopal para las Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso, anunció que la Iglesia está “abierta” a una modificación del calendario litúrgico para lograr la unidad con los ortodoxos.
Se trata de un objetivo de carácter ecuménico que la Santa Sede estudia desde hace años y que cobra especial relevancia en 2025, coincidiendo con los 1.700 años del Concilio de Nicea.
Un reto logístico asumible para las cofradías sevillanas
La entidad que coordina a las hermandades sevillanas no prevé grandes complicaciones si finalmente se concreta el cambio. El Consejo de Cofradías tiene la responsabilidad de organizar horarios, itinerarios, la carrera oficial y la gestión económica de los abonos de sillas y palcos.
No obstante según su presidente, estos aspectos “no se verían afectados en lo esencial”, ya que “sería el mismo trabajo, con diferentes fechas”.
“Estamos acostumbrados a que la Semana Santa tenga fecha variable”, señaló Vélez, recordando que actualmente la festividad puede celebrarse desde mediados de marzo hasta finales de abril, según las fases de la luna.
Insistió Vélez en que “la institución está preparada para cualquier decisión de la Iglesia”, mostrando una postura de respeto y colaboración hacia la autoridad eclesiástica.
La raíz del cambio: del calendario lunar al calendario fijo
La Semana Santa se celebra desde el año 325 siguiendo las normas establecidas en el Concilio de Nicea, cuando se determinó que la Pascua Florida se conmemoraría el domingo posterior a la primera luna llena de primavera. Este sistema, basado en el ciclo lunar, explica la variabilidad anual de la fecha.
La diferencia entre las Iglesias católica y ortodoxa radica en el calendario que cada una utiliza. Los ortodoxos siguen el calendario juliano, vigente en la época del concilio, mientras que los católicos adoptaron el gregoriano en el siglo XVI, lo que genera el habitual desfase entre ambas celebraciones.
En 2025, sin embargo, ambas Pascuas coincidirán, un hecho poco común que ha revitalizado la posibilidad de alcanzar una fecha común definitiva.
En el año 2015, durante el pontificado del papa Francisco, se planteó por primera vez de forma oficial la opción de fijar la Semana Santa en un periodo estable. La propuesta más estudiada sugiere que el segundo domingo de abril sea el Domingo de Resurrección, y el anterior, el de Ramos.
Con ello, la Semana Santa quedaría encuadrada entre el 1 y el 14 de abril, eliminando la actual variabilidad de más de un mes.
Consecuencias sobre otras fiestas religiosas y populares
Un cambio de tal magnitud alteraría también el calendario de otras celebraciones vinculadas al ciclo pascual. La festividad de Pentecostés, con la tradicional Romería del Rocío, se fijaría siempre a finales de mayo, mientras que el Corpus Christi tendría lugar en la primera quincena de junio.
Este reajuste afectaría igualmente a la Feria de Abril de Sevilla, que recuperaría su ubicación original en dicho mes, evitando su desplazamiento a mayo, como ha ocurrido en los últimos años.
A pesar de la relevancia del tema, los responsables del Consejo de Cofradías subrayan que cualquier cambio sería progresivo y no afectaría a la actual junta directiva, cuyo mandato concluye en junio de este año. “Se trata de un proceso a largo plazo y de ámbito global. Sevilla sabrá adaptarse, como siempre ha hecho”, dijo Vélez.
El debate, más allá de su dimensión práctica, tiene un profundo trasfondo simbólico así como ecuménico como es lograr que todas las ramas del cristianismo celebren la Resurrección de Cristo el mismo día. Una meta que, de concretarse, marcaría un hito histórico y un nuevo punto de unión entre Oriente y Occidente cristiano.

