Exterior de la fábrica de loza de La Cartuja Pickman.
Fábrica de La Cartuja Pickman.

La histórica fábrica La Cartuja Pickman cierra tras 184 años, Hacienda embarga sus cuentas y entra en liquidación

La familia Zapata -que es la propietaria de la empresa a través de Ultralta- ha solicitado al Juzgado Mercantil número 3 de Sevilla la reapertura del concurso de acreedores

Actualizado:

La emblemática fábrica de loza La Cartuja Pickman, fundada en el año 1841 en Sevilla, atraviesa uno de los capítulos más difíciles de su historia.

La familia Zapata -que es la propietaria de la empresa a través de Ultralta- ha solicitado al Juzgado Mercantil número 3 de Sevilla la reapertura del concurso de acreedores y su paso a la fase de liquidación, tras no poder cumplir el convenio que se aprobó el pasado julio ni alcanzar acuerdos con Hacienda y la Seguridad Social, sus principales acreedores.

La situación financiera de la compañía se ha deteriorado hasta el límite. En septiembre, el Ministerio de Hacienda embargó las cuentas de Ultralta por una deuda de 744.167 euros, mientras que el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) reclama 520.376 euros y la Seguridad Social cerca de un millón de euros.

A pesar de los intentos de la dirección por negociar aplazamientos y ofrecer garantías hipotecarias, las exigencias de pago inmediato hicieron inviable la continuidad de la empresa, que lleva más de cinco años en concurso de acreedores.

Deuda heredada y desgaste judicial de La Cartuja Pickman

El origen de los problemas se remonta a 2019, cuando Ultralta entró en concurso de acreedores por una deuda de seis millones de euros derivada del anterior propietario. La empresa llevó el caso hasta el Tribunal Supremo, que finalmente le dio la razón en 2023, pero el desgaste económico y temporal fue irreversible.

Problemas como la pandemia, la crisis energética y la falta de financiación agravaron su fragilidad financiera, hasta desembocar en la situación actual.

Desde la compañía se estudia la posibilidad de exigir responsabilidades a la Seguridad Social, al considerar que su actuación administrativa fue decisivo en la insolvencia final. En los últimos meses, Ultralta intentó atraer a inversores interesados en mantener la actividad, pero las deudas públicas y los pasivos pendientes desalentaron cualquier oferta sólida.

Los 32 trabajadores de la fábrica, que se encontraban en una situación de ERTE mientras se reparaba la cubierta del edificio, afrontan ahora un ERE extintivo y el cierre total de la planta ubicada en Salteras.

Muchos de ellos acumulan más de tres décadas de antigüedad y denuncian impagos de la nómina de agosto y cinco años sin subidas salariales.

“Hemos tenido sueldos por debajo del convenio y sin actualizaciones”, explicó José Hurtado, secretario general de CCOO de Industria en Andalucía, quien ha convocado una asamblea frente a la fábrica para este jueves.

El convenio de acreedores aprobado en julio incluía una advertencia de la administración concursal: el futuro de la empresa dependía de la adhesión de Hacienda y la Seguridad Social, algo que nunca ocurrió.

La ejecución del embargo dejó a la compañía sin liquidez para pagar salarios y afrontar gastos básicos. No obstante, el juzgado ha declarado el concurso fortuito, descartando responsabilidades personales de los administradores.

La liquidación pone fin a un nuevo intento frustrado de rescatar a una de las marcas más icónicas del patrimonio industrial sevillano. Ultralta, que había adquirido la fábrica en el año 2014, consiguió una victoria judicial frente al Estado, pero no logró resistir el deterioro económico acumulado.

En la actualidad, los activos de la empresa se reducen a maquinaria y existencias valoradas en unos 100.000 euros, que se liquidarán mediante una venta outlet.

Las marcas históricas de La Cartuja fueron vendidas en el año 2022 por 800.000 euros a la firma madrileña Nox Industrial, con una opción de recompra en cinco años. Las naves industriales, por su parte, pertenecen a Internacional Crane and Equipment Company, también vinculada a la familia Zapata.

La solicitud de liquidación alcanza igualmente a La Cartuja Distribución 1841, sociedad comercializadora del grupo, propiedad de European Lifting Company, relacionada a los mismos accionistas.

Así, la histórica manufactura que sobrevivió a guerras, crisis y cambios de siglo, símbolo de la artesanía y la industria sevillana, se despide —por el momento— de su producción.