Velas junto al portal de la casa de Sandra Peña y un chico arrodillado, a la izquierda la foto de la joven.
Improvisado altar recordando a Sandra Peña.

La Fiscalía actúa contra la difusión de imágenes de las menores implicadas en el caso Sandra Peña

“El acoso no se combate con acoso”: la Fiscalía frena el linchamiento digital por el caso Sandra Peña

 

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La Fiscalía de Sevilla ha solicitado la retirada inmediata de las imágenes que circulan en redes sociales donde se identifica a tres menores como las presuntas acosadoras de Sandra Peña, la joven de 14 años que falleció la semana pasada en un caso que ha impactado a la opinión pública.

El Ministerio Público, a través de la especialidad de Criminalidad Informática, ha emitido un requerimiento formal a una de las principales plataformas digitales, aunque no descarta extender la petición a otras redes donde las fotografías y mensajes amenazantes se están propagando con rapidez.

En un comunicado difundido este martes, la Fiscalía subraya que la protección de la identidad de los menores es prioritaria y recuerda que “el acoso no se puede combatir con el acoso y amenazas”.

Esta afirmación llega tras la oleada de publicaciones que señalan directamente a las tres adolescentes como responsables del supuesto acoso sufrido por Sandra, acompañadas de comentarios violentos e incluso amenazas dirigidas a las jóvenes y a sus familias.

El Ministerio Público también ha abierto diligencias de investigación penal para determinar la responsabilidad de quienes están difundiendo estas imágenes y mensajes. La Fiscalía recuerda que divulgar datos o fotografías de menores sin consentimiento puede constituir un delito, especialmente si conlleva daños a su honor o integridad personal.

Las publicaciones se han extendido por plataformas como Instagram, TikTok y X (anteriormente Twitter), lo que ha generado un clima de creciente tensión en torno al colegio concertado Irlandesas de Loreto, donde estudiaban tanto Sandra como las presuntas acosadoras.

El centro educativo ha denunciado un auténtico linchamiento en redes sociales, además de pintadas ofensivas aparecidas en sus muros durante los últimos días.

Nuevas pintadas en el colegio

“El colegio ha vuelto a amanecer con pintadas a la hora de entrada del alumnado”, indicaba el comunicado emitido por la dirección del centro el pasado lunes en el que no hay más declaraciones ni dimisiones por su inacción en este caso.

La institución afirma haber alertado a la Policía la noche anterior ante la posibilidad de incidentes, e insta a las familias a mantener “un diálogo abierto y continuo con sus hijos” y a comunicar cualquier comportamiento inusual.

“Estamos continuamente atentos para prevenir cualquier altercado y que nuestros niños puedan vivir su vida escolar con normalidad”, añadía.

A este mensaje se sumó la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), que difundió un aviso a través de WhatsApp para advertir sobre “movimientos en redes sociales que alentaban altercados” en las inmediaciones del colegio.

La asociación pidió calma y responsabilidad, subrayando que “no se trata de aumentar la alarma, sino de ser conscientes de la situación”.

Mientras tanto, la investigación sobre el caso continúa su curso. La Policía Nacional ha logrado desbloquear el teléfono móvil de Sandra Peña, un paso clave para esclarecer si el presunto acoso se extendió también al ámbito digital. Los agentes analizan los mensajes y conversaciones almacenadas en el dispositivo, especialmente en aplicaciones como WhatsApp y redes sociales.

Fuentes policiales indican que este análisis permitirá determinar si la joven sufrió además ciberacoso, lo que agravaría la presión que padecía.

La consejera de Desarrollo Educativo y Formación Profesional de la Junta de Andalucía, María del Carmen Castillo, destacó recientemente que el acoso escolar ya no se limita al entorno físico del aula “en una sociedad digital, los menores pueden ser víctimas de agresiones las 24 horas del día”.

El caso de Sandra Peña ha abierto un profundo debate social sobre los límites del uso de las redes y la necesidad de educar en empatía y responsabilidad digital.

Mientras las autoridades insisten en no difundir imágenes ni mensajes que vulneren los derechos de los menores, el dolor por la muerte de la joven sigue generando una fuerte conmoción en Sevilla y en todo el país.