La Feria de 2025 concluye con un aparente éxito de afluencia pero deja abierta la polémica del modelo corto

Lo que nadie discute es que la Feria sigue siendo una fiesta profundamente viva, pero también profundamente dividida

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Vista de una calle de la Feria de Sevilla.
Casetas de la Feria de Sevilla.

Tras seis intensos días de farolillos, trajes de flamenca y rebujito, Sevilla despidió su Feria de Abril de 2025 con el sabor agridulce de un éxito de público, pero una economía de feria resentida y una ciudadanía aún dividida. La vuelta al modelo tradicional —del lunes de alumbrado al domingo de fuegos artificiales— ha devuelto a la ciudad imágenes reconocibles y muy queridas por parte del sector más purista de la fiesta, pero también ha dejado claro que el debate sobre su duración sigue vivo. Y con más fuerza que nunca.

El Ayuntamiento que encabeza José Luis Sanz ha defendido, apoyándose en cifras de transporte público, recogida de residuos y número de carruajes, que esta edición ha sido un nuevo éxito. Las noches más concurridas y la suavidad de las temperaturas —que apenas superaron los 25 grados— ayudaron a crear un ambiente propicio para el disfrute. Sin embargo, ese buen clima no bastó para que el recinto del real de Los Remedios mantuviera un flujo constante de visitantes durante toda la semana.

La Asociación Andaluza de Hostelería de Feria y la Asociación de Caseteros no han tardado en sacar la calculadora: un 20% menos de facturación respecto a 2024. ¿La causa? Dos días menos de actividad comercial que, aseguran, se notan especialmente en la caja registradora. «Con la Feria larga el público venía escalonado desde el domingo. Ahora todo se concentra el martes y miércoles, colapsando muchas casetas», señala José David Martín González, portavoz de los hosteleros.

También lo confirma la imagen del fin de semana: un recinto medio vacío el sábado y casi desierto el domingo. Todo ello pese a que muchas casetas abrieron ya desde el sábado previo al alumbrado oficial, en una pre-feria que sigue creciendo de forma oficiosa, pero que no genera ingresos para los caterings ni cuenta en el calendario oficial. Una contradicción que para algunos partidos, como el PSOE, justifica el regreso al modelo largo.

Una Feria más «auténtica», pero también más breve

Desde la Asociación de Titulares de Casetas (Ática), sin embargo, el balance es muy distinto. Aplauden la recuperación del llamado “lunes del pescaíto”, al que consideran más fiel a la tradición sevillana. Aseguran que esta edición ha sido “más auténtica, cómoda y cercana a su esencia”. Reconocen, no obstante, que es necesario reforzar infraestructuras de limpieza, sanitarios y controlar los niveles de ruido, ante una alarmante pérdida del repertorio musical clásico.

El propio formato de la consulta ciudadana que dio lugar a esta decisión también ha sido cuestionado. El portavoz socialista y exalcalde, Antonio Muñoz, ya ha anunciado que si su partido recupera la Alcaldía en 2027, restablecerá la Feria larga sin necesidad de nuevas votaciones, al considerar dudosa la legalidad del sondeo impulsado por Sanz. Además, critica el coste extra de mantener servicios públicos durante la pre-feria, que ocurre al margen del calendario oficial.

Muñoz ha cargado también contra las carencias en transporte público, especialmente en el distrito este de Sevilla, donde muchos vecinos han tardado hasta dos horas en llegar al real. “No sirven las cifras de pasajeros si los tiempos de espera son inasumibles”, lamenta.

El bolsillo: la gran barrera invisible

Más allá de las tensiones políticas y los datos de movilidad, lo que parece claro es que el gran obstáculo para una Feria más plena y diversa sigue siendo el coste económico. Acudir más de dos días al real, especialmente en familia, se está convirtiendo en un privilegio. El alza de precios —que sigue el ritmo inflacionista general— ha obligado a muchos a limitar su presencia o directamente a renunciar.

Ese ajuste económico se ha reflejado también en los detalles. La edición de 2025 ha sido, según muchos observadores, una de las más austeras en cuanto a estrenos de trajes de flamenca. Los modelos del fondo de armario han vuelto a salir a pasear. Sólo diseñadoras, profesionales del sector y algunas influencers han mantenido la tradición de estrenar volantes. Las celebridades brillaron por su ausencia, aunque hubo excepciones de nota, como Jeremy Irons o la Reina Máxima de Holanda.

El futuro

La Feria de 2025 ya es historia. La más bella mentira de la primavera sevillana se despide dejando tantas luces como sombras. Mientras unos celebran la recuperación del formato tradicional, otros lamentan las pérdidas económicas, la descongestión del fin de semana y una planificación que, a pesar del buen tiempo, no ha logrado llenar el real como antaño.

Lo que nadie discute es que la Feria sigue siendo una fiesta profundamente viva, pero también profundamente dividida. El modelo corto ha vuelto, sí. Pero su consolidación dista mucho de estar asegurada. La batalla de los farolillos está lejos de haber terminado.

¿Volverá la Feria larga en 2027? ¿O sabrá el modelo corto adaptarse a las exigencias de la ciudad moderna? Por ahora, toca desmontar. Y esperar.