La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) alertó el viernes 25 de octubre de fuertes lluvias y tormentas para la jornada del martes 29. La Generalitat Valenciana activó sus sistemas de alerta, enviando comunicados a los municipios y organismos comarcales. En previsión, varios ayuntamientos y universidades decidieron suspender las clases, y algunos municipios cerraron parques y suspendieron actividades deportivas. La Universitat de València también se unió a esta medida de prevención.
Martes, 29 de octubre: El desastre golpea con fuerza
La situación empeoró drásticamente la mañana del martes. A las 11:30 h., Aemet emitió una alerta roja para el interior norte de Valencia, la cual luego se extendió hasta las 18:00. El presidente de la Generalitat intentó tranquilizar a la ciudadanía, pero la alerta fue prorrogada, mientras las lluvias continuaban con fuerza. A las 12:09 h., un flujo de agua de 264 m³/s fue detectado en el barranco del Poyo, lo que llevó a Protección Civil a activar la alerta hidrológica en los municipios ribereños. A las 12:20 h. el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat activó la alerta hidrológica en los municipios ribereños de la rambla.
A medida que el nivel del agua aumentaba, las autoridades emitieron avisos para que los ciudadanos evitaran las riberas de los ríos. La Universidad Politécnica suspendió sus actividades académicas, aunque dejó el campus abierto para los estudiantes y empleados que no podían regresar a sus hogares. A las 15:00 h., la Generalitat solicitó la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en la comarca de Utiel-Requena, marcando el inicio de una movilización militar más amplia.
La tarde avanzó entre informes alarmantes: las autoridades declararon escenario de emergencia para la presa de Forata, y las imágenes de la televisión mostraban ya desbordamientos de barrancos y ríos. A las 18:09 h., la televisión pública -À Punt- transmitía en vivo las impresionantes imágenes de la crecida del agua en Chiva, con un registro que superaba los 300 litros por metro cuadrado en varias localidades. Poco después, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) declaraba alerta hidrológica en todos los municipios cercanos al barranco del Poyo.
Con caudales superiores a los 1600 m³/s, se registraron desbordamientos en localidades como Paiporta y Picanya, donde los ayuntamientos pidieron a los vecinos que no salieran de sus hogares. La destrucción de la estación de aforos a las 18:55 h. subrayó la gravedad de la situación. Finalmente, a las 20:12 h., todos los dispositivos móviles de la provincia emitieron una alerta urgente, y poco antes de medianoche, el presidente Carlos Mazón anunciaba que había víctimas mortales.
Miércoles, 30 de octubre: El hallazgo de las primeras víctimas mortales
Al amanecer del miércoles, la UME ya había desplegado más de 1000 efectivos en la provincia de Valencia para trabajar en las zonas más afectadas. Con el primer rayo de luz llegaron también las noticias trágicas: los primeros cadáveres fueron trasladados a la Ciudad de la Justicia, que adaptó sus instalaciones para el ingreso de cuerpos. La Generalitat organizó oficinas de atención a familiares y, ante el elevado número de víctimas, habilitó un pabellón de Fira València como morgue temporal.
Jueves, 31 de octubre: Comienzan los trabajos de rescate y ayuda
A medida que se facilitaba el acceso a las zonas más afectadas, cientos de voluntarios se unieron a los equipos de rescate y limpieza. Algunos cruzaron incluso los puentes inundados para ayudar. Las cifras de víctimas continuaban aumentando, y la sensación de abandono se hacía presente en varios municipios. Esa tarde, el presidente Mazón anunció un plan de ayuda urgente de 250 millones de euros para los afectados.
Viernes, 1 de noviembre: La movilización de voluntarios y las dificultades logísticas
Las comunicaciones interrumpidas complicaban la coordinación entre los equipos de rescate y los voluntarios que llegaban a la zona. El Cecopi intentó limitar la afluencia de voluntarios para optimizar los recursos oficiales en las tareas de limpieza y despeje de escombros. La tensión entre las autoridades locales y el Gobierno central aumentó, con el ministro del Interior uniéndose al Cecopi para supervisar la situación.
Sábado, 2 de noviembre: Refuerzos militares y el apoyo del Gobierno central
La catástrofe en la Comunidad Valenciana adquirió proporciones nacionales, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ordenó el despliegue de otros 5000 militares en la región para apoyar en las labores de rescate y reconstrucción. En medio del caos, el presidente Mazón solicitó la creación de grupos de trabajo conjuntos entre el Gobierno y la Generalitat para organizar la respuesta.
Domingo, 3 de noviembre: La visita de los Reyes y el creciente descontento
Los Reyes de España llegaron a Paiporta para mostrar su apoyo a las víctimas y se encontraron con una situación tensa. Algunos ciudadanos manifestaron su enojo, y se reportaron intentos de agresión verbal hacia el presidente del Gobierno. En un ambiente caldeado, los Reyes se quedaron un tiempo escuchando a los afectados, aunque la visita a otras localidades, como Chiva, fue cancelada.
Lunes, 4 de noviembre: Movimientos y reacciones políticas
La crisis derivada de la inundación se convirtió en tema de disputa política. Mazón criticó públicamente al Gobierno por la gestión de la catástrofe, mientras que, en paralelo, el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ofrecía su colaboración al presidente Sánchez. Por la tarde, finalmente se formaron grupos de trabajo entre el Gobierno y la Generalitat. En una sesión extraordinaria, Mazón exigió al Estado una ayuda de 31000 millones de euros para la recuperación de la comunidad.
Martes, 5 de noviembre: El Gobierno responde con un paquete de ayudas
El Consejo de Ministros aprobó un plan de ayudas por 10600 millones de euros, dirigido a familias, empresas, autónomos y ayuntamientos afectados por el desastre. Mientras tanto, crecían las tensiones entre Mazón y Feijóo dentro del Partido Popular, con evidentes diferencias en sus posturas frente a la respuesta del Gobierno central.
Hasta el momento se contabilizan 222 fallecidos y 78 desaparecidos (cifras actualizadas, datos oficiales).
Así concluyó una semana de tragedia y desolación en la Comunidad Valenciana, aunque prosigue la pesadilla que viven los vecinos de muchos municipios valencianos. La solidaridad y la acción colectiva han demostrado ser fundamentales para enfrentar la catástrofe ante la pasividad gubernamental, mientras que las secuelas políticas y sociales aún se perciben en el aire de una región que sigue luchando por salir adelante.